Entre las historias de monstruos y críptidos conocidas que resultaron por ser un fraude, una d elas más curiosas es la de los Garadiábolos. Transcurrían los años setenta y un jóven profesor de educación física llamado Alfredo Garcia Garamendi, dijo haber encontrado en las profundidades de un un río de Puerto Rico, denominado las cabras, una especie desconocida con forma de pez y características similares a las de un humano. El extraño fenómeno tenía la capacidad para vivir en el agua y en la superficie, ya que su morfología le permitía adaptarse a cualquiera de éstos dos medios. Su constitución física era antropomórfico y algunos de sus rasgos eran realmente diabólicos, por lo que Garamendi lo había denominado «Garadiábolo».
La extructura osea de éste animal era similar a la de los humanos a excepcion de la cola y las alas. El rabo aunque muy parecido al de el mono, estaba dotado de varias aletas marinas. Las patas eran de estructura cartilaginosa cubiertas de mas a carnosa; partian de la pelvis y se alargaban hasta terminar en la punta, sin pies. El torax constaba de diadragma, esternon y una serie de costillas rudimentarias a ambos lados. La pelvis , aunque muy simple, cruzaba las caderas del extremo a otro de su cuerpo, formando una ligera curvatura en el centro, la columna vertebral nacia en la base del cuello y terminaba en la punta de la cola.
Garamendi, en su historia, relató como habían tenido que luchar contra éste animal ya que su naturaleza era agresiva hasta que finalmente lograron capturarlo aunque lamentablemente sin vida.
Como ocurre con la mayoría de las historias de éste tipo, Garamendi y su equipo de buceo tomaron fotos de la criatura y enviaro las imágenes a la Universidad de Puerto Rico con el propósito de descubrir su verdadero origen. Pero las fotografías no eran suficiente para establecer alguna hipótesis.
Solicitó no mencionar sobre este especimen a los medios y se reservó el hecho de enviar cualquier fragmento del especimen aportando algunos datos como las fotogafías y algunas radiografías obtenidas a los pocos días de la supuesta captura.
Efectivamente, su interés de no aportar pruebas encubría el hecho de que todo era simplemente un burdo fraude.
Al no poder aportar pruebas tangibles, Garamendi recurrió a otra mentira diciendo que e animal había sido confiscado por un grupo de personas que decían ser especialistas en biología marina, provenientes de Estados Unidos. Poco después alargaría el fraude e, incluso, llegaría a escribir un libro sobre estos extraños seres llamados «Garadiábolos».
A través de las fotografías, los científicos lograron descubrir que el Garadiábolo era una especie de peces mantarrayas cuya apariencia es distorsionada tras cortar las aletas y seccionar su cola en tres partes, dos en piernas y la central en una cola.
Un cráneo con cuernos similares a los de un sátiro de la mitología griega, fue descubierto descubierto en un túmulo funerario en Sayre, Condado de Bradford, Pensilvania. EEUU. aproximadamente en el año 1880.
Según la información que hemos podido recabar de distintas fuentes de internet en relación a ésta insólita imágen, el esqueleto era de proporciones gigantes y unas protuberancias de unos 7cm de longitud salían por la frente tal y como se puede apreciar en la fotografía adjunta. Se estima que su antiguedad es de más de 2000 años. El hallazgo fue realizado por un grupo de arqueólogos de renombre, entre ellos el historiador del estado de Pensilvania y dignatario de la Iglesia Presbiteriana (Dr. GP Donehoo) y dos profesores, AB Skinner, Investigadora del Museo de América, y WK Morehead, de la academia Phillips, en Andover, Massachusetts. Los huesos fueron enviados a un museo de Filadelfia, aunque más tarde se reportaron robados y nunca más se volvió a saber de ellos.
Un artículo sobre éste misterioso cráneo fue publicado por la revista Mysteries of the Unexplained, p. 39 – Julio de 1973.
Algunos casos más recientes
Para quienes creen que éstas historias son falsas, hemos realizado una búsqueda de casos más recientes, como el artículo del año 2007, del sitio yobserver.com quien publica la historia de Saleh Talib Saleh oriundo de Yemen, un hombre de 105 años (en la actualidad, y si es que todavía vive) al que le salió un cuerno en la cabeza a los 77 años de edad. Ver aqui el reportaje
Una recopilación de mitos urbanos pertenecientes a la tradición oral argentina. Algunos de ellos relatados de generación en generación y tan increibles como inciertos. Historias que confunden la realidad con la fantasía, pero que dejan siempre un extraño sinsabor a duda con la inevitable posibilidad de ser verídicas.
La Dama de la Vela
La ciudad argentina de Corrientes posee numerosas historias de misterio y terror, pero sin duda, la más intrigante es la que conocen la mayoría de sus habitantes. Ellos cuentan que en el edificio de la Escuela Normal «Juan Pujol», suele verse por las noches la bella y misteriosa figura de una mujer joven, vestida con un largo traje de encaje blanco y una capa de pana roja.
Esta misteriosa aparición recorre los pasillos de todos los pisos de dicho establecimiento, subiendo y bajando las escaleras del lugar, llevando en sus manos una vela, elemento al que le debe el nombre su historia : La Dama de la Vela. Este misterioso ente se desvanece cuando alumnbran los primeros destellos del alba.
La Dama Vestida de Negro
En la localidad de San Gregorio, a pocos kilómetros de la ciudad de Venado Tuerto, en la Provincia de Santa Fe, existe una historia no menos sorprendente. Sus pobladores relatan que una mañana de cerrada llovizna, un abastecedor del frigorífico Maru de Rufino encontró en la ruta 14 a una mujer vestida de negro que se encontraba haciendo «dedo» para que alguien la llevara. El hombre, la llevó hasta la ciudad y cuando la dama se bajó, tras agradecerle por haberla acercado hasta escasa media cuadra de su casa, le dijo su nombre: Nancy Núñez. Poco después, el hombre se enteró de que Nancy Núñez había fallecido un año y medio atrás en un extraño accidente, cuando la avioneta que piloteaba su marido había perdido una de sus ruedas impactando en el auto que ella conducía, lo que le había causado la muerte instantáneamente. El sorprendido abastecedor descubrió también que el lugar en donde había parado para levantar a la mujer, entre Cristophersen y San Gregorio, era exactamente el sitio donde había ocurrido la tragedia que poco antes había conmocionado a la localidad. Otros testimonios dan cuenta de la misma aparición, en la misma ruta, a la altura del lugar del accidente.
La Dama Vestida de Blanco
Tal vez no existe un sitio fijo para ésta layenda urbana que circula en distintas provincias argentinas y con algunas variantes entre quienes la relatan. Se trata de un joven que concurre a una fiesta, baile o lugar de diversión nocturno. En el lugar conoce a una bella muchacha de vestido blanco de la cual se enamora a primera vista y baila toda la noche. Al terminar la fiesta se ofrece a acompañarla hasta su casa y le presta su abrigo para protegerla del frío. Al día siguiente, el muchacho vuelve a la casa de la joven con intención de verla nuevamente y es atendido por los padres de ella, quienes con sorpresa y estupor le informan que la muchacha ha muerto uno o dos años antes. El enamorado no entra en razones, motivo por el cual los afligidos progenitores lo llevan hasta el cementerio con el propósito de que, al ver la tumba, el muchacho se convenza de la verdad de sus dichos. Al llegar a la tumba, la estupefacción estalla en los tres, al descubrir que sobre la lápida descansa el abrigo que el muchacho le había prestado a la joven la noche anterior.
La Dama del Cementerio
Una historia similar es el relato del hombre que se quedó encerrado en el cementerio al terminar el horario de visitas. Inquieto comenzó a dar vueltas por el lugar en busca del sereno para que le abriera la puerta. No lo encontró pero advirtió que frente a una tumba estaba una mujer de pie (según las variantes del relato, puede tratarse de una niña, una adolescente o una mujer adulta). El hombre se le acercó entonces y le contó su situación, alegrándose de ver a alguien más por allí. La mujer le respondió que a ella le había ocurrido lo mismo y que no se preocupara, ya que conocía un lugar desde donde podrían salir. Con la dama como guía, el sujeto la siguió entre las lápidas, hasta que ella se detuvo indicándole una de las paredes perimetrales del cementerio. Al comprobar que no había ninguna puerta, el hombre le preguntó cómo hacer para salir por ese lugar inaccesible. –Así– le respondió la mujer mientras atravesaba el muro.
Un Perro Extraño
Cuentan en el barrio de La Boca, donde se encuentran hostales y entre hoteles de Buenos Aires, que hace muchísimos años dos ancianos encontraron un perro abandonado. Sintieron lástima por el animalito que, pese a su aspecto extraño, los miraba con ojos de mucha ternura. Le dieron de comer y lo asearon, incorporándolo a la vida familiar. Cierta vez el perro presentó síntomas de decaimiento y lo llevaron al veterinario para que lo atendiese. El facultativo, tras revisarlo, no pudo encontrar las palabras adecuadas para decirles a los afligidos amos que lo que habían recogido no era un tierno ejemplar de raza canina sino una enorme rata.
Romeo y Julieta argentinos
Cuenta la tradición que la aristocrática familia Anchorena vivía en el actual Palacio San Martín con más de 150 sirvientes. Hacia 1920 sus miembros decidieron construir la iglesia del Santísimo Sacramento como futuro sepulcro familiar. Quiso el destino que uno de los Anchorena se enamorara perdidamente de Corina Kavanagh, una joven de familia adinerada, aunque no patricia. El romance no tuvo la aprobación de los padres del muchacho y finalmente los novios tuvieron que separarse.
Corina entonces pergeñó una particular venganza, no de sangre, pero sí estética. Ordenó levantar en San Martín y Florida un edificio cuyo único requisito fue que le impidiera a la familia Anchorena la vista a la iglesia mencionada desde su soberbio palacio. Aún hoy pesa la “maldición” arquitectónica, ya que el edificio Kavanagh sigue obstaculizando la visión del templo católico.
El Vampiro de Flores
Esta historia argentina tiene como protagonista a Belek, al cual ya le hemos dedicado un artículo hace tiempo en la páginas de éste blog, pero vale la pena recordarlo aqui. Se trata de un enano que llegó a Buenos Aires con el Circo de los Zares proveniente de la zona de los Cárpatos. Al igual que el conde Drácula, Belek fue expulsado luego de que Boris Loff, el dueño del circo, junto a dos testigos: la Mujer Barbuda y el Hombre Bala, lo encontraran prendido al cuello de una mona integrante de la troupe circense.
Pero el mito, apenas comienza aquí. El verdadero horror se desató cuando Belek se refugió en una casa abandonada del Bajo Flores y comenzaron a desaparecer misteriosamente todos los gatos del barrio. El relato cuenta que los vecinos protegieron sus casas con ristras de ajo mientras portaban crucifijos por las calles, por temor a ser atacados. Una noche de invierno, cerca de la estación Flores, los hombres del barrio lograron cazar al vampiro con una improvisada red, fabricada con la malla de un arco de fútbol, pero éste se les escapó furtivamente. Algunos aseguran que aún vive en el cementerio de Flores y sale de tanto en tanto a producir estragos entre los desprevenidos transeúntes.