El misterio de Lemuria

El mundo perdido de Mu

El arqueólogo James Churchward descubrió unas misteriosas tablillas en el Tibet que hablaban sobre un misterioso continente desaparecido en el océano pacífico; Lemuria. Desde ese momento dedicó su carrera a investigar el pacífico en búsca de pistas que lo condujeran hasta la verdad sobre la existencia del desaparecido continente. Entre sus descubrimientos, podemos destacar que muchas de las grandes civilizaciones conocidas como Egipto, Babilonia, Grecia e incluso los Mayas en América, tenían como origen la Fabulosa leyenda de Mu, Lemuria o Mukulia.

Churchward, logró descubrir el alfabeto de Lemuria, donde aparecía por ejemplo la esvástica. Lemuria vivió una época dorada de gran evolución tecnológica y social en el llamado imperio de Mukulia, con un sistema parecido a la Holocracia, gobernado por los más sabios, pero en general la Atlántida y Lemuria estuvieron expuestas a guerras continuas, que finalmente acabaron con su civilización tras una gerra atómica hace 12.000 años.

El geólogoinglés Philip Sclater, supuso la existencia de un continente desconocido, para explicar de manera racional que existieran lémures, o parientes cercanos, tanto en la India como en el sur de Africa. Esta hipótesis sostiene que por los albores de la aparición del hombre, había un continente en el cual aparecieron y se expandieron los lémures, y que después el continente desapareció en el fondo del Océano Indico.

El fin de la civilización de Mu

William Niven, encontró algunos años más tarde, unas tablillas con caracteres similares en México. También se hallarón inscripciones en los monolitos de Tizec y en las Tablas de piedra de Azcopotzalco, que reforzaban las teorías de Churchward. Más tarde, se encontrarían caracteres análogos en Glozel en Francia, donde aparecieron dibujos de hombres vestidos y dinosaurios, conviviendo en la prehistoria. Esta civilización habría existido desde hace más de 150.000 años, llegando a su apogeo hace unos 70.000 años. En lemuria estaba muy avanzada la ciencia del Tantra-Yoga, chakras, meditación y mantras.

Mohenjo Daro y Harappa eran colonias de Lemuria, descubiertas por Sir John Marshall en Pakistán enterradas bajo el lodo. Allí se encontraron yoguis meditando, bisontes desconocidos y ciudades tan modernas como las actuales, con sistemas de alcantarillados, por ejemplo. Un descubrimiento sorprendente fue el haber encontrado cadáveres exterminados súbitamente, presumiblemente por haber sido expuestos a a radiación atómica. La raza aria sería desciende de Mu, el cual tenía un clima subtropica y bosques exhuberantes.

Frederick Soddy , ganador de un premio nobel en 1921, escribió en 1909 en su libro Interpretación del radio, que en el pasado tuvo que haber existido una civilización que aprendió a producir radio, uranio y otras sustancias radioactivas, ya que estas no crecen en la tierra como si fueran árboles, hubo una raza de seres que desde luego poseían una energía que nosotros aún no hemos alcanzado. Soddy fue la mayor influencia en el libro de G.H. Wells – The World set free, en donde se anticipaba la energía atómica 40 años antes de ser descubierta.

Los orígenes de la raza humana

El continente tuvo varios cataclismos siendo los mayores hace 50.000, 26.000 y 12.000 años. Según las Tablillas de Lhasa , que descubrió Churward, podemos retrotaernos a aquella fantástica civilización que un día reinó sobre la Tierra, con ciudades geométricas con impresionantes pirámides, naves voladoras, teletransporte, guerras aliénigenas, ingeniera genética y sabiduría esotérica inimaginable:

«Cuando la Estrella de Bal (Probablemente un meteorito) cayó allí donde hoy no hay sino mar, las siete ciudades retemblaron con sus puertas de oro y su templos, elevóse una gran llamarada y las calles se llenaron de espeso humo. Los hombres temblaron de miedo , y un gran gentío se agolpó en los templos y en el palacio del Rey. El Rey dijo: – ¿No os había predicho todo eso? -. Y los hombres y las mujeres , vestidos con sus preciosas ropas, adornados con sus maravillosos collares de pedrerías, le rogaron y le imploraron: – ¡Sálvanos Ra-Mu! – Pero el Rey les profetizó que habían de morir todos con sus esclavos y sus hijos y que de sus cenizas nacería una nueva Raza humana…».

Las historias que cuenta la Bilbia se refieren a la Atlántida como sostiene William Commins. O los textos del Ramaiana y otros muchos se refieren a las Guerras de Lemuria. Según el arquéologo Colin Mandolino Rivas, la referencias de eva en la biblia se refieren a las lemuras. Colin Sostiene que hace unos 50.000 años llegaron los draco y montaron «el kiosko» en la Apalachia, America y allí comenzaron el monopolio de los híbridos. Los primeros híbridos fueron las las evas o moos (mus) , las lemuris de Apalachia , que luego se irían a Oceanía. Luego se crearon los adanes o hijos de los atlantes en Apalachia, que luego se dispersaron con los dracos. Finalmente se hicieron el cruce de reptiles y dracos en Sumeria, luego el cruce de reptiles y adanes o evas en Sumeria y Egipto, de los que desciende el hombre actual.

La Piedra Rosseta de Okinawa

La Piedra Rosseta de Okinawa, describe la historia de un legislador pacifista que vive en un Castillo, que finalmente se sumerge bajo el Mar. Esta piedra es distinta de la Piedra Rosseta encontrada por Champollion en el delta del Nilo. Su historia, induce a creer que se trataba de inscripciones realizadas en Lemuria

Ovnis y Ruinas bajo el mar de Lemuria

Un texto de los indios hopis de Arizona profesa lo siguiente: Debajo de las profundidades del mar yacen todas aquellas orgullosas ciudades, los patuwvotas (OVNIS), los tesoros y la gente corrompida por la maldad, que no tuvieron tiempo para cantar sus plegarias al Creador desde la cima de las montañas. Pero llegará el día, si conservan su memoria y el significado de su Surgimiento, en que ese sendero (las islas) que atravesaron para llegar hasta aquí vuelvan a emerger para así ustedes poder probar la veracidad de su historia. Los hopis hicieron numerosas referencias a los aliens o bakti, los descendientes del cielo.

Vestigios de una civilización perdida

Existen vestigios de Lemuria en todo el Pacífico. La Isla de Pascua, con sus monumentales e inexplicables megalítos, Ruinas de Nan Modol, Pilares de Latte en las Islas Marianas, Marae o Pirámides de Tahití, Cabeza y piedras de la Isla de Babeldaub en Palab-Micronesia, Monhejo Daro, Tiahuanaco en Bolivia, carreteras y plataformas de la Isla de Malden, ruinas de Yanoguini, ruinas y rocas talladas de Alice Spring en Australia, Piedra de Tongatapu, Piedras de Tauhala en Tonga, la fortaleza volcán del Monte Edén, la fauna de Madagascar igual que zonas de Australia que no tienen ninguna conexión. las plataformas encontradas por Len Beadell en Australia, la Formación de las Olgas en Australia o Ayers Rock, la pirámide escalonada de Gimpie en Australia y estatuas fenicias encontradas en el río Hawkesbury en Nueva Gales del Sur.

Las leyendas del Ebro

El río Ebro, el padre de toda la península a la que dió nombre, no podía sustraerse al antiguo influjo de la leyenda. Ya los romanos lo deificaron, personificándolo en un númen sobrenatural conocido como el Flumen Hiberus, según una lápida que se conserva en el Museo de Tarragona.
Es lo habitual: fuentes, lagos y ríos fueron en la antigüedad objeto de adoración y de prácticas rituales asociadas a la fertilidad. Para nuestros antepasados -y todavía para algún coetáneo que mantiene viva la memoria legendaria- los cursos de agua están poblados de seres de otros mundos y deidades protectoras: ninfas, náyades, lamias o lainas, fadas y donas d’aigua, xanas…

El periodista y estudioso del río Ebro José Ramón Marcuello, ha recopilado numerosas leyendas con un denominador común: la aparición de imágenes de vírgenes y santas flotando sobre las aguas del río Ebro. Así ocurre con la de Nuestra Señora de la Ola en Pinseque, Santa Madrona en Ribarroja, Santa Paulina en Ascó, Santa Susana en Amposta o Santa María de la Muela en Tudela. Y también imágenes de cristos y crucifijos: el de Gallur, la Santa Cruz de Tudela o el Cristo de Tolosa.

Ahora bien, si hay un objeto milagroso por excelencia que adquirió virtudes sobrenaturales gracias a su aparición sobre las aguas del Ebro, ese es sin duda, la campana mágica de Velilla. Apareció navegando a contracorriente, fué sacada y colocada en el campanario de San Nicolás y, a partir de entonces, tañía sin que nadie la tocara, para anunciar grandes tragedias y sucesos.

Hay también un curioso denominador común en algunas leyendas relacionadas con el Ebro: las historias de los decapitados. Debió ser costumbre arrojar las cabezas de los ajusticiados al cauce del Ebro, a juzgar por la abundancia de este tipo de leyendas. La cabeza del mártir Frontonio fue arrojada al Ebro, pero navegó contracorriente hasta la desembocadura del río Jalón y fué a parar a la Villa de Épila, de la que es el patrón. San Lamberto cruzó él mismo el Ebro, pero lo hizo con su propia cabeza recién cortada sujeta bajo el brazo, y fue a enterrarse en la cripta de la iglesia de Santa Engracia. Por último, Emeterio y Celedonio fueron mártires decapitados en Calahorra, sus cabezas fueron tiradas al río Ebro, flotaron hasta el mar, dieron la vuelta a la península, y aparecieron en la playa del Sardinero, en Santander, de donde son patrones.

Y sobre gentes que van desde el río al mar, también se cuenta una leyenda de un hombre-pez que se lanzó al Ebro y apareció años más tarde en el mar Mediterráneo, historia muy parecida a la más famosa del hombre-pez de Liérganes, un cántabro aficionado a nadar que se lanzó al mar en San Sebastián y fue pescado mucho tiempo después en aguas andaluzas, con escamas en su piel y los dedos unidos por membranas.

Pero el Ebro también sabe guardar los secretos de sus profundidades, que, a juzgar por la creencia popular -no así por las investigaciones geológicas-, son insondables al menos en un punto del cauce, concretamente junto a la tercera arcada del medieval Puente de Piedra, a orillas de la Basílica del Pilar. Se trata del temido Pozo de San Lázaro, una sima sin fondo conocido que se traga para siempre a los desgraciados que caen ahí. Y no sólo a raíz de accidentes, también los suicidas lo eligen como fatídico punto final para sus vidas, como sucedió en el siglo pasado a una pareja de enamorados que se arrojaron al Pozo unidos sus cuellos por el mismo pañuelo a cuadros, el conocido cachirulo zaragozano. Sus cuerpos nunca fueron recuperados.

Existieron los Dragones?

El Dragón es un ser mitológico que todos conocemos muy bien y que forma parte del ideario colectivo desde siempre. Realizar una búsqueda por distintas fuentes de internet, bastará para demostrar que nadie sabe exactamente el verdadero origen de éstos increibles reptiles voladores. Aún siendo simplemente un mito, nadie puede explicar porqué dragones de similares características están presentes en la mayoría de las culturas de la humanidad, en tiempos bien discímiles y en geografías separadas por miles de kilómetros.

Luego, y aunque más de uno se enoje con quien escribe éste artículo, si nadie encuentra una explicación racional o convincente sobre el origen ficticio de los dragones, tendré que suponer que existen o que al menos existieron en un determinado momento histórico y un lugar geográfico específico.

El Origen de los Dragones

Historiadores y mitólogos, sostienen que el Dragón tiene su origen en la Mitología China. La Diosa Nü-kua, encargada de la reproducción de todos los seres vivos habría creado primero a los Dragones y posteriormente a los humanos chinos. En éste contexto, es de suponer que finalmente el ideario de Dragón persistiera hasta nuestros días gracias al legado de la cultura oriental y por el simple mecanismo de la reproducción oral, libros, cuentos y cualquier otro medio de transporte del conocimiento.

Por otra parte, de haber existido dragones en algún momento de la historia, los paleontólogos tendrían que haber encontrado restos fósiles que demostraran su existencia. Esto representa un obstáculo, hasta el momento determinante, para probar que los dragones pertenecen al plano de la relidad.

Existieron los Dragones?

Hasta aquí, parecería estar solucionado el asunto. Sin embargo,  cabe destacar que en la actualidad, la paleontología sigue descubriendo nuevos fósiles que desacreditan teorías contundentes y que la biología marina sigue descubriendo año tras año cientos de especies nuevas, no clasificadas por la ciencia y totalmente desconocidas por el hombre.

Es preciso mostrar algunas evidencias de que los dragones, con su forma y sus características representativas, existían en el ideario de de distintas culturas de la historia, en distintos momentos históricos y separadas entre si por miles de kilometros de distancia.

Los Dragones de la cultura Precolombina:

En la Mesoamérica precolombina existe una gran tradición de veneración a la serpiente «cóat», como animal sagrado. Pero ésta serpiente de la que los autores hablan al referirse a las culturas de la américa precolombina, tiene numerosas similitudes con los dragones de occidente, además de que etimológicamente dragón significa serpiente. [Leer más sobre los dragones en nuestro artículo : Todo sobre los Dragones] Un ejemplo de ésto es el Quetzalcóatl de los toltecas.

Quetzalcóatl – Serpiente preciosa. La traducción literal anteriormente usada de «serpiente emplumada» ha ido cambiando conforme a nuevos hallazgos e interpretaciones de las culturas nahuas. El término «quetzalli» en el caso de Quetzalcoatl significa precioso debido al plumaje reluciente del dragón, ya que las plumas eran utilizadas por los pueblos americanos en forma de joyas y las plumas del quetzal eran las más preciosas de todas, de ahí que el término haya pasado de «serpiente emplumada» a «serpiente preciosa» o «hermosa serpiente voladora» que es un término más conceptual y no una mera traducción literal. Así bien, la serpiente preciosa posee un plumaje de brillantes colores en donde predomina el verde turquesa, además de un gran tocado de plumas rodeando su cabeza a manera de melena. Y en una piramide esta representado que en el equinoccio baja una serpiente del cielo. Aparece representado en muchas culturas como ornamento en muchas partes, desde vasijas ornamentadas hasta templos y edificios. La serpiente preciosa es casi exclusivamente identificada con el dios tolteca Quetzalcóatl, el que fue reverenciado por múltiples culturas del Valle de México como los teotihuacanos, los propios toltecas y hasta los tenochcas, como podremos evidenciar en el arte de cualquiera de estos pueblos.

El dragon en Occidente

Los antiguos escandinavos – «Los vikingos», adornaban las proas de sus naves esculpiéndolas en forma de dragón. Usaban esta decoración en la creencia de que así asustarían a los espíritus que vigilaban las costas a las que llegaban.

La imágen de la izquierda es la fotografía de una pieza de madera perteneciente a la proa del barco de Gokstad expuesta en Museo de los Barcos Vikingos, en Oslo, Noruega.

Los cristianos heredaron la idea hebrea del dragón, que aparece en el Apocalipsis, del apóstol Juan, y en otras tradiciones posteriores. En el arte cristiano del Medievo simboliza el pecado y al aparecer bajo los pies de los santos y mártires representa el triunfo de la fe y los reinos cristianos sobre el diablo.

En las leyendas alemanas antiguas protegían tesoros y secretos. En el dragón se ven la serpiente y el ave, como la tierra y el aire, los cuernos representan virilidad y fuerza, tomando forma de cuernos de ciervo, cabra, antílope o toro. De la misma forma la cola es de cocodrilo o dinosaurio, de pez o anguila, y hasta de delfín o culebra, Siempre se resume en la combinación de Fuego y agua. Y algunos lo caracterizan como un rasgo de cada estación, una seca y otra húmeda.

Existen muchas coincidencias entre éstos dragones occidentales y los de América, sin mediar contacto alguno entre ambas civilizaciones. Se pueden leer más similitudes en algunos de éstos sitios:

Un video sobre dragones.

El siguiente video es un documental que habla específicamente de éste tema. Lo encontré aqui : existieron los dragones ?, buscando más información.

Dragones: La leyenda se hace realidad – Parte 1

Para ver todos los videos lee el resto de la entrada: Continuar leyendo «Existieron los Dragones?»