La web nos proporciona cientos de enlaces a sitios en los que encontramos relatos de brujerías, de magia negra, magia blanca y todo tipo de macias relacionadas con el futuro, el vaticinio de situaciones que todavía no ocurrieron e incluso la facultad de los hechiceros y magas de adivinar o predecir el futuro o más extraordinario todavía, la posibilidad de incidir de forma tangible en el destino y en las acciones de otras personas.
Sobre éste último suceso sobrenatural existen dos variantes bien definidas y conocidas por la creencia popular; Una de ellas es la magia negra, la cual suele definirse como “mala” o “negativa” ya que su fin persigue, en teoría, provocar o producir daño, malestar o infortunio a la/s personas a las que se les aplica. Este tipo de magia es conocido por no tener límites morales ya que lo importante para quienes la practican sería el fin en sí mismo y no los procedimientos empleados para conseguirlo o los resultados intermedios. En contraposición a éste tipo de magia encontraríamos el antónimo de la magia negra que se denomina “La Magia Blanca”.
Hay quienes creen que la Magia Blanca no es en realidad magia sino más bien un subproducto de ésta. Para los eruditos en el tema la magia blanca se remonta a la edad media y ha sido empleada desde sus orígenes y hasta la actualidad como herramienta empleada para el beneficio de las personas. De ese modo, por ejemplo, los aborígenes antiguos acudían a los hechiceros de magia blanca para pedir que realizaran conjuros de magia blanca para hacer llover, en beneficio de las cosechas y por lo tanto del bien común de las familias y los pueblos.
Dicho esto, la magia blanca y la magia negra serían dos tipos de un misma cosa, pero contrapuestas. Ahora bien, aunque ambas parecieran perseguir diferentes propósitos, no podemos desconocer que ambas también están íntimamente ligadas en esencia por el mismo fin: modificar una realidad que no es aceptada por uno o más personas.
En dicho caso, podríamos asegurar que la magia viene siempre de la misma fuente. Y por más que le pongamos un color, la magia es magia y su origen ya sea sobrenatural o divino la convierte en esa herramienta extraordinaria para modificar y alterar el destino de las personas.
En la actualidad, muchas personas que acuden a brujos o chamanes creyendo que les ayudarán a mejorar sus condiciones de vida. Se cree que dichas «bendiciones» que se obtienen por éste medio se consiguen a través de rituales blancos que no dañan a nadie, pero en éste punto surge una pregunta que puede ser considerada más una racionalización de lo sobrenatural. ¿Si alguien obtiene un beneficio, eso implica que otro puede llegar a tener un perjuicio? – En efecto, si retomamos el ejemplo anterior de un pueblo aborigen que desea lluvia para sus cosechas. Supongamos que a pocos kilómetros del poblado existe otra población a orillas de un río que cuando llueve, crece de tal manera que ocasiona numerosos perjuicios a sus habitantes. En dicho caso la lluvia conjurada por el hechicero del pueblo anterior produciría el citado daño colateral.
Para pensar… Magia blanca o magia negra. “Ambas parecen ser la cara de una misma moneda.” – utilizadas para obtener resultados contrarios a los establecidos por las leyes naturales.