En la década del 20, un arquitecto de la Bauhaus alemana llamado Hermann Sörgel, ideó un plan que consistía en bajar el nivel del mar Mediterráneo nada menos que 200 metros, ampliando así la superficie europea y crear de éste modo una superficie equivalente a la legendaria Atlántida. Este nuevo Continente se denominaría «Atlantropa».
Las nuevas tierras, que pertenecerían políticamente a Europa, conectarían el viejo continente con África y de paso podría irrigarse el desierto del Sahara y crear lagos interiores artificiales en África, ampliando los lagos ya existentes.
La idea parecía realmente muy fácil de aplicar, consistía aprovechar la diferencia de nivel entre el Mediterráneo y el Atlántico para generar energía eléctrica, por medio de una presa gigantesca en medio del estrecho de Gibraltar, que permitiría interrumpir el flujo de agua del Atlántico hacia el Mediterráneo. Y con el agua sobrante, crear un sistema de bombeo hacia el Sáhara para hacerlo cultivable.
El proyecto también incluía la creación de un puente para unir Túnez e Italia y la construcción de otra presa para aprovechar las crecidas del río Congo que inundaría los bosques que ocupaban la mayor parte de ese país. Así se crearía un inmenso lago artificial que estaría conectado con el menguante lago Chad, más al norte, que pasaría a convertirse en un «mar» interior, y desde el que nacería un «segundo» Nilo, que irrigaría el desierto y acabaría desembocando en el Mediterráneo.
Gran parte del Mediterráneo debía secarse… hablamos de una superficie de 660.000 kilómetros cuadrados, (La extensión de Francia y Bélgica juntas).
Pero éste no era el pensamiento principal del proyecto. El plan de Sörgels era la creación de una fuente de energía enorme en forma de una central hidroeléctrica: 88.000 metros cúbicos por segundo obtendrían 50.000 megavatios, de los cuales Europa y África del norte se podrían proveer totalmente. Continuar leyendo «El proyecto frustrado de Atlantropa»