Triángulo de las Bermudas. “El Mito”

Diversos estudios científicos confirman que el Triángulo de las Bermudas no es más que un mito creado por el hombre. Esa es por lo menos la conclusión a la que llegaron prominentes académicos —incluido un equipo de investigadores de la National Geographic— que estudiaron las supuestas desapariciones de barcos y aviones en el Atlántico Norte, entre las islas Bermudas, Puerto Rico y Fort Lauderdale (Florida-Estados Unidos).

Inclusive el famoso explorador submarino, Jacques Cousteau, no vacilaba en calificar de “leyenda prefabricada” al Triángulo de las Bermudas. “El tan comentado Triángulo de las Bermudas no es tal punto de desapariciones misteriosas —decía—, sino un simple montaje publicitario que radica en el interés de ciertas empresas editoriales por vender libros”.

El estadounidense, Lawrence David Kusche, sostiene que la leyenda del Triángulo de las Bermudas es un misterio manufacturado. “Empezó a causa de una investigación descuidada y fue elaborada y perpetuada por escritores que, consciente o inconscientemente, se sirvieron de errores, razonamientos incorrectos o simple sensacionalismo. Y tantas veces se repitió el relato que éste empezó a ser envuelto por un aura de verdad”. Kusche, en su libro “El misterio del Triángulo de las Bermudas solucionado”, hace exhaustiva relación de casos citados usualmente como misteriosas desapariciones en la zona. Tras estudiar 33 incidentes registrados entre 1840 y 1973, llegó en 1975 a la conclusión de que la mayoría de los siniestros había sucedido en realidad fuera de la misteriosa zona. Para ello, el investigador analiza acudiendo a fuentes como los registros de Lloyd’s, los informes de la Guardia Costera o los servicios meteorológicos de los Estados Unidos, las reseñas en la prensa de la época y las investigaciones oficiales, entre otros.

Incluso, en un caso memorable, Kusche pudo acudir al testimonio directo de una de las “víctimas” del Triángulo: el aventurero Bill Verity, a quien algunas fuentes daban por desaparecido en 1969 y que se sorprendió mucho cuando el propio Kusche se puso en contacto con él por teléfono para contárselo.

Como comprobó el investigador, la gran mayoría de los naufragios o desapariciones atribuidas al Triángulo fueron reales, aunque casi nunca misteriosas. Para empezar, siendo consistentes con la leyenda descartó un buen número de estas catástrofes, sencillamente porque ocurrieron fuera del Triángulo. En algún caso, incluso, ni siquiera en el mismo mar: el Freya, supuestamente desaparecido en el Triángulo de las Bermudas en 1902, navegaba en realidad por el Océano Pacífico, y el Bella, del que se dice que se desvaneció en el Triángulo en 1854, naufragó antes de abandonar el Atlántico Sur. Con datos de Terra.es, Magona.com y el libro de David Kusche.

Escapes de gas submarinos.

Richard McIver comenzó a interesarse por el Triángulo de las Bermudas en 1963. Treinta años después, cree que la clave del misterio se encuentra en el fondo del mar, más concretamente, en el subsuelo oceánico.

Geoquímico vinculado a la industria petrolífera, conoce los problemas que ocasionaban los hidratos gaseosos —el gas congelado—. El origen del metano submarino está vinculado a la descomposición de animales y plantas. El gas se cristaliza, debido a la presión y a la baja temperatura, y queda atrapado entre los estratos. Hay depósitos de hidratos en todos los océanos del planeta, incluida la región del Triángulo de las Bermudas, y bajo ellos se encuentra metano en estado gaseoso. Los escapes de gas a alta presión han provocado numerosos accidentes. Experimentos llevados a cabo en el Instituto de Ciencias Oceanográficas de Gran Bretaña han revelado qué ocurre a una embarcación que navega en una mezcla de gas y agua. La piscina permanece tranquila hasta que se produce el escape gaseoso. Entonces, el agua se convierte en un auténtico infierno blanco, la turbulencia atrapa al navío y éste se hunde.

La opinión de otros expertos.

“Podemos afirmar categóricamente que las desapariciones (del Triángulo de las Bermudas) se deben normalmente a condiciones meteorológicas severas”, afirma Norman Hooke, de la compañía de seguros Lloyd’s, que añade que ´si se comprueba con detalle´ cada uno de los “misteriosos incidentes” que han conformado la leyenda, se verá que no han ocurrido como dicen algunos escritores.

La experiencia ya la hizo Lawrence Kusche, que llegó a la conclusión de que los estudiosos de lo paranormal no investigan los casos en las fuentes, aderezan los incidentes con imaginativos detalles, localizan las desapariciones donde les viene en gana y hasta ocultan información que podría explicar el accidente.

Respecto a las víctimas de la región, el comandante James Howe cree que “se trata de gente que se mete en problemas debido a las condiciones meteorológicas o por no estar preparados”.

Según Kusche, los expertos en lo paranormal ignoran las manifestaciones de la Lloyd’s y de la Guardia Costera de EEUU. “Todavía hay quien cree que puede navegar entre Miami y Bahamas con un mapa de carreteras”.

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Mary Celeste

Si bien el vuelo 19 sigue siendo el caso más famoso, no es un caso aislado, ya que la lista de víctimas del Triángulo de las Bermudas es larga. Por lo demás, es esta frecuencia anormalmente alta de desapariciones en comparación con las de otras zonas marítimas, junto a otras razones, lo que dio origen a la fama de este lugar. Así, entre 1945 y 1975, 37 aviones, más de 50 barcos e incluso un submarino atómico, con toda su tripulación, se evaporaron sin causa aparente y sin que se haya encontrado ningún cuerpo ni resto alguno. Notorio es el caso de Cyclop, un carbonero de la Marina norteamericana con 308 hombres a bordo, entre los cuales estaba el cónsul general Alfredo Gottschalk, que desapareció misteriosamente en 1918. 30 años más tarde un avión de transporte DC3 sufrió la misma suerte mientras se encontraba a unas 50 millas de Miami. El último mensaje del capitán informaba a la torre de control que todo estaba bien y que esperaba las instrucciones para aterrizar.

Como hecho curioso cabe señalar que, con excepción del vuelo 19, las víctimas no envían jamás la menor señal pidiendo auxilio sino a menudo incluso un poco antes del drama que su travesía se desenvuelve en forma completamente normal.

El Triángulo de las Bermudas

Historia del Triángulo de la Muerte

El triángulo de las Bermudas es conocido como «el triangulo del diablo» o «el limbo de los perdidos», es un area geografica de 3.900.000 kilómetros cuadrados entre las islas Bermudas, Puerto Rico y Melbourre (Florida) en las que se a producido inexplicables desapariciones de barcos y aviones.

El misterio se inicia a mediados del siglo XIX, y desde entonces un total de más de cincuenta barcos y veinte aviones han desaparecido en el triángulo. Uno de los casos más famosos es del vuelo 19. Cinco bombarderos estadounidenses tipo torpedo abandonaron Fort Lauderdale el 5 de diciembre de 1945, en un vuelo de entrenamiento rutinario y con buenas condiciones meteorológicas. Ninguno volvió. Incluso el hidroavión que se envió a buscarlos desapareció. Otras historias de la región hablan de barcos encontrados abandonados con comida aún caliente en las mesas y aviones que desaparecen sin siquiera haber lanzado una llamada de socorro.

Otro caso resonante fue sin duda la desaparición del Mary Celeste. El barco partió del puerto de Nueva York el 5 de noviembre de 1872 rumbo a Génova. Cargado con barriles de alcohol para el comercio. El 5 de diciembre, entre las Azores y la costa de Portugal, fue avistada por el bergantín Dei Gratia. Toda la tripulación había desaparecido. En el diario de a bordo la última anotación era de quince días antes y no había nada que permitiera vislumbrar la existencia de problemas. Todo estaba en orden, pero no había rastros de vida.

A decir verdad se hallaron algunos signos inquietantes: los flancos de la nave habían sido golpeados varias veces con objetos afilados, la amurada de estribor presentaba un profundo corte y en algunas partes del barco se descubrieron manchas oscuras identificadas posteriormente como huellas de sangre. La respuesta del misterio solo está en las aguas profundas, nunca nadie ha sabido nada más.

Las posibles explicaciones

Las explicaciones que han dado muchos investigadores para estas desapariciones van desde secuestros por parte de piratas modernos a un simple error humano. También existen especulaciones de que esa zona está situada por encima de un remolino o un agujero en el océano que se traga a los navíos o aviones lo suficientemente infortunados para pasar exactamente por encima.

Sin embargo, otra posibilidad consiste en que partes de la Atlántida se encuentran debajo del Triángulo de las Bermudas. Unas legendarias pirámides atlántideas, construídas como fuente de energía podrían funcionar de manera esporádica y perturbar la comunicación de barcos y aviones, así como los sistemas de control.

Además, naturalmente, existen los que creen que estamos siendo invadidos por unos malévolos o tortuosos extraterrestres, y que especulan respecto de que esos alienígenas pueden, de alguna manera, trabar el campo magnético del Triángulo de las Bermudas y capturar especímenes humanos y artefactos para sus propios propósitos de investigación.

Sin embargo, aunque se ha informado de numerosas desapariciones en esta zona, se ha hablado menos acerca de aparatos que han aparecido ahí. Por ejemplo, en julio de 1975, Jim Thorne, miembro de un grupo de investigaciones oceánicas, fotografió una deslumbrante tormenta eléctrica por encima del Triángulo. Al examinar la película revelada, quedó perplejo al ver una clara imagen de aparejos cuadrados, a unas 100 millas de su embarcación. Pero aquella noche sabía perfectamente que no había ningún tipo de nave en las proximidades.

Este misterio se remonta a mediados del siglo XIX, y desde entonces han desaparecido un total de 50 barcos y 20 aviones.
Volviendo a las posibles explicaciones, los análisis menos fantasiosos apuntan a que las fuertes corrientes y la profundidad de las aguas podrían explicar la ausencia de restos, subrayando que varias de las desapariciones atribuídas a esta zona, ocurrieron en verdad a más de 600 kilómetros. Además, naves civiles y militares atraviesan la región todos los días sin contratiempos.

En cuanto se perfeccionen las técnicas de inmersión en aguas profundas es probable que se recuperen la mayoría de los barcos perdidos, aunque también es probable que el misterio del Triángulo de las Bermudas permanezca durante mucho tiempo en nuestra imaginación.

Otros Triángulos de la muerte…

«Vamos hacia un gran sol!». Éste fue el último mensaje enviado por el radiotelegrafista del avión antisubmarino Grumman, desaparecido el primero de julio de 1969. Cuando, trascurrido el plazo fijado para el regreso, el aparato no volvió a su base ni contestó a las llamadas que desde ésta se le hacían, se organizó una gran operación de búsqueda con medios aeronavales, que rastrearon una amplia zona del mar, únicamente se logró hallar restos dispersos del aparato desaparecido, entre ellos dos asientos.

Poco tiempo antes, el 15 de mayo del mismo año, otro avión gemelo Grumman cayó en la misma zona. En ambos casos, entre muertos y desaparecidos, hubo catorce víctimas en total. La encuesta hecha por las autoridades declaró «inexplicable» el siniestro.

Pero de 1952 a 1970, cinco modernos submarinos habían desaparecido también de manera inexplicable, en la misma región marina. Pero no nos estamos refiriendo al famoso Triángulo de las Bermudas.

El «triángulo» a que nos estamos refiriendo se encuentra en el Mediterráneo occidental: sus vértices son el monte Canigó, en los Pirineos franceses (donde entre 1945 y 1969 se produjeron once catástrofes aéreas, con más de doscientas víctimas humanas), la localidad africana de Tinduf, cerca de la frontera conjunta de Mauritania, Marruecos y Argelia, y las Islas Canarias. En toda esta amplia zona son también muy frecuentes las observaciones de ovnis (especialmente en las Canarias y el sur de España). No sólo en tierra, sino en el mar y «bajo las aguas» del mar.

Fuerzas Misteriosas.

El avión Grumman que emitió el extraño mensaje era un avión militar español, cuyo comandante, el capitán Antonio González de Boado, curiosamente uno de los pocos militares españoles del Arma Aérea que se tomaba en serio la cuestión de los ovnis. El capitán Boado había publicado interesantes artículos sobre el tema en la Revista de Aeronáutica y Astronáutica del Ministerio del Aire, y había dado muchas conferencias sobre Ufología a sus compañeros de promoción, que le querían y le respetaban.
¿Actúan entonces en esta zona las mismas fuerzas misteriosas y maléficas que parecen actuar en el Triángulo por antonomasia, el de las Bermudas?

Este triángulo y once más fueron ya señalados por el malogrado investigador y biólogo Iván Sanderson y sus colaboradores de SITU (Society for the Investigation of the Unexplained), de Nueva Jersey. Este grupo estaba formado por científicos especializados en distintas disciplinas: geólogos, meteorólogos, físicos, astrónomos, etc. Según ellos, existen en el planeta doce zonas de grandes perturbaciones geomagnéticas. Dos de ellas son los Polos y las restantes son todas marítimas. Se encuentran repartidas muy regularmente: cinco de ellas alrededor del paralelo 30 grados de latitud norte, y otras cinco en el paralelo 30 grados sur. Están separadas por distancias de 72 grados en cuanto a longitud.

Varios hechos sorprendentes se hallan asociados con estas zonas (que, más que triangulares, son romboidales; configuran un rombo inclinado unos 45 grados sobre el Ecuador). Todas ellas son zonas «calientes», donde los avistamientos de ovnis son frecuentes; en todas ellas se registran extraños fenómenos de distorsión del espacio-tiempo; en todas ellas la brújula se desvía unos cinco grados del Norte magnético; casi todas ellas se hallan cruzadas por la famosa línea BAVIC, descubierta por Aimé Michel y, aunque se ha exagerado mucho, en todas ellas se registran hechos inexplicables y misteriosas desapariciones de barcos y aviones.

¿Pero por qué se menciona únicamente una de estas zonas, el Triángulo de las Bermudas? Es muy sencillo: esta zona, por su ubicación geográfica, es la que registra un mayor tráfico marítimo y aéreo. Sólo es comparable a ella el «Triángulo del Diablo», en el Mar del Japón o también llamado Mar del Este, que también se ha ganado una cierta fama de lugar maldito. Los restantes «triángulos» caen en zonas marítimas de escaso o nulo tráfico marítimo o aéreo (ya hemos dicho que dos de ellas corresponden a los Polos), y esto explica que raramente se las mencione.

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