Nuevas investigaciones científicas sostienen que un compuesto poco conocido llamado pirofosfito (pyrophosphite) podría haber sido una fuente de energía que permitió que se formara la vida en la Tierra.
Desde la bacteria más diminuta hasta el complejo cuerpo humano, todos los seres vivos necesitan una molécula que transporta energía, llamada ATP, para sobrevivir. Frecuentemente comparada con una «pila recargable», la ATP almacena energía química en una forma que puede ser utilizada por la materia orgánica.
«Se necesitan enzimas para fabricar ATP y se necesita ATP para fabricar enzimas», explicó el investigador Terence Kee, de la Universidad de Leeds, en Inglaterra. «La pregunta es: ¿de dónde salía la energía antes de que alguna de estas cos cosas existiera? Pensamos que la respuesta podría encontrarse en moléculas simples, como el pirofosfato, que es químicamente muy parecido a la ATP, pero con el potencial de transferir energía sin enzimas». Continuar leyendo «Nueva teoría sobre el origen de la vida»