Desapariciones misteriosas; El caso del granjero David Lang.

El granjero norteamericano David Lang, poseía una granja en las cercanías de la ciudad tejana de Gallatin. Vivía felizmente con su esposa y sus dos hijos, y su vida transcurría con la normalidad de una familia media norteamericana. Cierto día, el 23 de septiembre de 1880, David Lang salió de la casa junto a su esposa mientras los niños jugaban en el jardín. El granjero, les dijo que iba a echarles un vistazo a los caballos y que luego irían todos a la ciudad. Estas fueron sus últimas palabras.

Y esto fue así, pues cuando el hombre comenzó a caminar tropezó con algo, y al caer ¡desapareció sin dejar rastro! La esposa, los hijos y el juez Peck, que pasaba por allí en ese momento en su carruaje, fueron testigos de esta misteriosa desaparición y tras hacer un examen del lugar, completamente atónitos, fueron incapaces de hallar una sola huella del granjero y padre de familia. A excepción de un amplio pastizal, allí no había árbol, arbusto u hoyo, en el que pudiera haberse caído. Sencillamente, se había evaporado.

La policía realizó una exhaustiva búsqueda e incluso se hicieron perforaciones para descubrir galerías subterráneas o simas en el que el granjero hubiese podido caer, pero no se encontraron rastros ni de éstas ni de la persona a la que se buscaba.

La señora Lang, nunca quiso creer que su marido había muerto por lo que jamás celebró funerales por el alma de David. No obstante, no pudo soportar vivir en lugar tan extraño y al poco tiempo vendió la granja.

Unos siete meses después de la tragedia, los dos hijos de David Lang, se encontraban jugando en el lugar donde su padre se había evaporado y he aquí que descubrieron que en el mismo sitio donde el granjero había caído, la hierba y las flores ya no crecían tan espesamente. Más tarde dijeron también, que habían oído a su padre pidiendo auxilio hasta que la voz se disolvió en la nada para siempre.

Nunca más se supo del pobre granjero David Lang, ni el lugar al cual pudo haberse ido. Para algunos, se evaporó en otra dimensión. Para otros, su cuerpo debió sumergirse en un agujero en el tiempo. Fuera lo que fuere, la desaparición de David Lang, fue todo un misterio y aún hoy no se ha podido dilucidar la causa de su extraña evaporación.

Vía: El hombre que se evaporó en el aire

Andrew Carlssin; La leyenda urbana de un viajero del tiempo.

En el año 2003, un hombre fue arrestado en Nueva York por haber ganado en muy poco tiempo (dos semanas aproximadamente), más de 300 millones de dólares, invirtiendo tan solo 800 dólares, en operaciones financieras de alto riesgo en Wall Street. El llamado “mago de las finanzas” fue detenido y sometido a un interrogatorio en el cual dijo llamarse Andrew Carlssin y provenir de un futuro 200 años posterior a nuestros días.
Supuestamente, éste hombre viajaría a través de los años con una máquina del tiempo.
Hay quienes sostienen que ésta leyenda es verdadera, e incluso dicen que en la actualidad, Andrew Carlssin estaría encerrado en la prisión de la isla de Rikers, la cárcel más grande del mundo.

Hadas Asesinas: Sucedió en Inglaterra en el siglo XVII

Un estudio rutinario en los archivos históricos de una parroquia inglesa ha permitido encontrar unos documentos que achacan la muerte de cuatro vecinos de la zona a la acción de unas hadas malignas que los asustaron hasta morir. «Nunca me había encontrado con nada similar», manifestó la archivera Anne Rowe después de encontrar estos documentos que hacen referencia a la causa de la muerte de las personas enterradas en el cementerio y están datados entre los años 1656 y 1663 en la parroquia Lamplugh, situada en la región de Cumbria (Reino Unido).

Además del registro de esas cuatro personas «asustadas hasta la muerte por las hadas» también hay referencias a otro individuo que fue conducido por una luz fantasmal hasta el estanque en el que se ahogó y a otros siete que murieron tras haber sido embrujados.

Rowe asegura que el documento es genuino, aunque no sabe si atribuir la citada lista a las «supersticiones» de sus antepasados o a su «sentido de humor».

La gran mayoría de las defunciones registradas en los documentos se debió a causas naturales, pero también hay constancia de las de tres ancianas que murieron ajusticiadas por practicar la brujería.

Los documentos muestran, en opinión de Rowe, «una Inglaterra del siglo XVII profundamente supersticiosa. Eran tiempos socialmente inseguros en los que la gente estaba asustada por las hadas y por otros seres sobrenaturales».

Autor: Miguel Seguí
Revista Más Allá, Febrero 2007