El cardiólogo Michael Sabom, autor del libro, «Luz y Muerte», incluye un análisis detallado, médico y científico, de una asombrosa experiencia cercana a la muerte de una de sus pacientes: Pam Reynolds.
La joven se sometió a una rara operación para quitarle un gigantesco aneurisma de una arteria basilar del cerebro que amenazaba su vida. El tamaño y la posición del aneurisma, sin embargo, impidieron una extracción sin riesgos usando la técnica neuro-quirúrgica estándar. Ella se remitió a un doctor que había promovido un procedimiento quirúrgico novedoso y audaz conocido como «paro cardíaco hipotérmico» (parada cardíaca a baja temperatura). Esto permitió que el aneurisma de Pam fuera removido con una posibilidad razonable de éxito. Esta operación, apodada «pausa» por los doctores que la realizan, requirió que la temperatura del cuerpo de Pam se redujese hasta los 15 ºC (60 grados farenheit), el latido del corazón y su respiración se parasen, su encefalograma fuese plano (sin actividad neuronal), y la sangre de su cabeza se drenara (temporalmente).
Pam participaba en un estudio sobre experiencias cercanas a la muerte de la Universidad de Atlanta (USA) realizado por el doctor Sabom en el momento de su operación de «pausa.» Cuando su operación estaba siendo realizada, ella experimentó una NDE (Near Death Experience) – O «experiencia cercana a la muerte». Sus observaciones notablemente detalladas desde fuera de su cuerpo, durante su cirugía, fueron más tarde verificadas como muy exactas. Continuar leyendo «Existe el espíritu?»
Esta es la eterna pregunta que siempre se a hecho el ser humano desde tiempos remotos y es en gran medida uno de los mayores miedos del hombre. La filosofía y la religión han sabido dar respuesta a ésta pregunta desde su más intrínseco razonamiento.
El final de la vida representa un viaje hacia el misterio, hacia algo que excede nuestra propia conciencia y nuestro saber mundano. La respuesta, aunque certera para nuestra idiosincrácia, estará impregnada de cierto grado de de inseguridad.
Aun así, trataremos de indagar un poco más sobre la muerte, dándole vida una serie de relatos e historias verdaderas que van dejando abierta una esperanza para aquellos que aún no tienen por seguro lo que les espera más allá de ésta vida.
La visión doble
Al morir, el hombre no inmediatamente se percata del hecho. Y sólo después de ver a su doble yaciendo inanimado allá abajo y cuando se convence que no puede comunicarse, se da cuenta que su alma salió del cuerpo. A veces, en caso de un accidente, cuando la separación con el cuerpo es instantánea e inesperada, el alma no reconoce su cuerpo y piensa que ve a otra persona, parecida. La visión del doble y la imposibilidad de comunicarse crean un fuerte golpe en el alma, ella no está segura de si es realidad o es sueño.
Conciencia ininterrumpida
Todos los que pasaron la muerte temporal atestiguan que conservaron plenamente su «yo» junto con las capacidades intelectuales, sensitivas y volitivas. Más todavía, notaron que la vista y el oído se agudizan, el pensamiento es más nítido y extraordinariamente enérgico, y la memoria se aclara. Personas que perdieron algunas de sus facultades, a causa de la enfermedad o de la edad, sienten que las recuperaron. El hombre comprende que puede ver, oír, pensar, etc., sin órganos corporales. Es notable que un ciego de nacimiento, al salir de su cuerpo, vio todo lo que hacían los médicos y las enfermeras con su cuerpo y luego contó con todo detalle lo que pasaba en el hospital. Al volver a su cuerpo volvió a ser ciego. A los médicos y psiquiatras que identifican las funciones del pensamiento y sentir con los procesos químico-eléctricos del cerebro, les sería útil tomar en cuenta estos datos actuales reunidos por los médicos-reanimadores, para entender correctamente la naturaleza del hombre.
Una sensación de alivio
Habitualmente la muerte está precedida por la enfermedad y los sufrimientos. Al salir del cuerpo, el alma se alegra de no sentir más el dolor, la presión, la asfixia, en cambio percibir que el pensamiento trabaja claramente y los sentidos están apaciguados. El hombre se identifica con su alma, su cuerpo le parece como algo secundario y ya innecesario, así como todo lo material. «Yo salgo y mi cuerpo es una funda vacía» explicaba un hombre que pasó la muerte temporal. Él miraba la operación de su corazón, en curso, como un «observador ajeno.» Los intentos de reanimar a su cuerpo no le interesaban en absoluto. Aparentemente él mentalmente se despidió de la vida terrenal y estaba listo para comenzar una nueva vida. Sin embargo le quedaba el amor a sus parientes y la preocupación por sus hijos.
Hay que hacer notar que no se producen cambios importantes en el carácter del individuo. El hombre queda como estaba. «El concepto de que dejando el cuerpo al alma, enseguida sabe y entiende todo, es erróneo. Yo llegué a este nuevo mundo, tal como salí del viejo» — relataba K. Ikskul. Continuar leyendo «¿Hay Vida Despues de la Muerte?»
Es bien sabido que las religiones de todos los credos y culturas, han tenido como principal objetivo la difícil tarea de explicar la «Muerte». La amplia gama de respuestas existentes, crea un espacio de dudas entre las personas que prefieren ver el mundo y sus misterios de forma racional. El cielo, la reencarnación o la trascendencia espiritual dejan de ser, para los hombres de ciencia, una respuesta posible para ésta circunstancia conocida y comienzan a ganar espacio otras alternativas. Este es el caso de la Criogenización.
Que es la Criogenización
Es un sistema de conservación de las estructuras biológicas mediante el frío. Las sustancias crioprotectoras se usan para conservar y transportar órganos para trasplantes. Muchas técnicas se basan en el congelamiento, como la criopreservación de embriones. Existen en la actualidad un gran número de niños nacidos de embriones criopreservados durante años. Se criopreservan células madre, embriones, óvulos. Para cada uno de ellos se aplican técnicas distintas. El procedimiento de Criogenización para conservación de cuerpos humanos consiste en un proceso de enfriamiento a 196 grados bajo cero.
Historia de la Criogenización
La idea de la criogenización surge en los años sesenta promulgada por la doctora Constance M. Ettinger, profesora de Física en el Highland Park College de Detroit (EE.UU.), quien gracias a innovadores estudios formuló una hipótesis un tanto controvertida. “La muerte, es una enfermedad hasta el momento, incurable”. Abriendo así el debate de la “inmortalidad” en el ámbito científico. Pero Ettinger, no solo creía que en el futuro iba a ser posible curar la muerte, sino que propuso un método específico que permitiera esperar cómodamente la llegada del anhelado remedio para éste mal. La Criogenización.
Explicando a tal efecto que «un cuerpo podría permanecer sumergido a la temperatura de ebullición del nitrógeno líquido a la espera de que la ciencia contara con los avances necesarios para evita la muerte». Esta idea despertó, naturalmente, la esperanza de miles de ciudadanos de todo el mundo, especialmente entre aquellos, quienes por razones de una enfermedad terminal incurable, veían amenazadas sus vidas.
Tal es así, que a partir de ese momento comenzaron a crearse organizaciones y sociedades a lo largo y ancho del planeta con el objetivo de que los respectivos gobiernos autorizaran ésta práctica innovadora, cuyos resultados y efectividad carecían de pruebas prácticas, dada la complejidad del asunto. En España, durante el año 1998, se constituyó la Sociedad Española de Criogenización (SEC).
Las dificultades legales
El fundador de SEC, el ingeniero Andrés Albarrán, y cientos de miembros de la asociación, creen que la criogenización es no solo la mejor, sino la única alternativa para burlar a la muerte. Sin embargo, la legislación española como la de la mayoría de los países del mundo se manifiestan en contra de ésta práctica. En Estados Unidos, pionero de éste fenómeno de conservación, existen tres sociedades criogénicas en las que es posible congelar y custodiar un cuerpo hasta el momento en el que se decida devolverlo a la vida. La más importante de ellas fue creada en el año 1972, se trata de la Fundación Alcor para la Extensión de la Vida. Se encuentra localizada en Arizona y se estima que posee unos cien cuerpos criopreservados y unos doscientos en lista de espera. Los datos no son precisos debido a la política de confidencialidad que mantiene la empresa con sus pacientes. Otras empresas similares son Cryonics, con sede en Michigan, y Transtime, en California.
Existen dos formas de criopreservar un cuerpo. Una de ellas consiste en congelar un cuerpo que ya esté muerto con la ilusión de que algún día esa circunstancia sea reversible, pero lo ideal es que la criogenización se efectúe antes de que ese hecho se produzca. Sin embargo, no es tan sencillo como parece, ya que las leyes de Estados Unidos, prohíben congelar un cuerpo vivo. La solución: Que un centro médico declare a la persona “clínicamente muerta”. Una vez realizado éste trámite, se traslada rápidamente el cuerpo al centro de criogenización antes de que se produzca la muerte biológica. Una vez allí, se reaniman las funciones de circulación y respiración para que los daños en el cerebro y en el organismo sean mínimos.