La música y sus momentos

En mis tiempos de niñez, pasábamos alguna hora escuchando aventuras por radio, antes de ponernos a realizar los “deberes” escolares.

Recuerdo las aventuras de Tarzán y las de Sandokán, el tigre de Malasia. En las escenas de mayor lucha, se incluían partes de música clásica donde el “tutti” orquestal marcaba una intensidad culminante y producía en nosotros un estado mental de exaltación muy de acuerdo con el relato radial.

Esto era también muy usado en el cine, donde la música era ambientadora de efectos psicológicos a remarcar.

Por años traté de averiguar cual era el tema más usado para estos menesteres. Por casualidad logré ese dato: Eran movimientos de la Sinfonía “Manfredo” del extraordinario compositor ruso Piotr Ilia Tchaikovsky.

Esta fue escrita en la tonalidad de Si Menor, número 58 de opus; en el año 1885. Se inspiró en el poema Manfredo de Lord Byron. No fue numerada por el autor, pero por cronología estaría entre la cuarta y la quinta.

No es muy ejecutada, porque requiere una gran orquesta, una sala con importante órgano, de grandes profesores ya que su escritura y ejecución es en extremo dificultosa y es algo larga, razones por las cuales muchos directores han rehuido ejecutarla. Sin embargo me quedo con la opinión del gran director Arturo Toscanini que decía que no solo Manfredo era la mejor composición de Tchaikosky, sino que era una de las cumbres de la composición universal.

Ya desde chico valoré esta música, que tan bien acompañó las aventuras relatadas que llenaron una linda parte de mi niñez

El Precursor

El famoso Juan Sebastián Bach, no solo anticipó muchas innovaciones en la música, logrando cúspides de composición renacentistas y clásicas, sino que era un eximio intérprete de la flauta primero, luego del violín, de la espineta y por fin del rey de los instrumentos: el órgano.

Invito a los lectores que escuchen los Conciertos transcriptos para piano y orquesta (que incluso algunos se encuentran escritos para ser ejecutados con los instrumentos solistas del violín o de la flauta).

En ellos traspasa el contrapunto del barroco y se adentra en innovaciones clásicas. Estos conciertos constan-todos- de tres movimientos. Si no tomamos en cuenta a los movimientos lentos, comprobaremos algo muy interesante.

El Concierto en A mayor, B. W. V. 1055 (movimiento primero :Allegro moderato y el tercero: Allegro ma non tanto, el Concierto en F Minor, B. W. V.1056; el primero: Presto y el tercero: Allegro moderatto; el Concierto en F Mayor, B. W. V. 1057, el primero: Allegro y el tercero: Allegro assai y el Concierto en G Minor, B. W. V. 1058, Allegro assai y Allegro moderatto ( primero y tercero respectivamente), encontramos extensos compases con variaciones que los compositores de tango y milonga han desperdigado, luego de re -elaborarlas en muchísimas composiciones y que muestran el virtuosismo de ejecutantes de bandoneón o de piano, ….y a veces de grandes cantantes.

La cúspide de la influencia «bachniana» en las variaciones tangueras y en la composición, la encontramos en el célebre Ástor Piazzola, pero ya venía dándose en muchos compositores que no podría enumerar-debido a la emoción que me embarga-por temor a olvidarme de muchos.

Pero no podría dejar de mencionar a mi «profe» de música, Eugenio García,-tanguero de ley- que me hizo notar con sus enseñanzas las conclusiones que hoy menciono.

por Manlio E. Wydler