El conde de Saint Germain fue un personaje enigmático, descripto como aventurero, inventor, alquimista, pianista, violinista y compositor aficionado, conocido por ser la figura recurrente de varias historias de temática ocultista.
Algunas fuentes citan que, en realidad, el famoso sobrenombre francés proviene del latín Sanctus Germanus, es decir, Santo Hermano y se cree que nació en un castillo de los montes Cárpatos, hijo del último príncipe de Transilvania, Francisco Rákóczi II, y su primera esposa Teleky.
A pesar de ello, su muerte está registrada el 27 de febrero de 1784 en Eckernförde (Schleswig). Su historia está escrita en La muy santa trinosofía más conocida cómo La santísima trinosofía. Ese es el único libro que escribió; por lo tanto, los demás libros que se le atribuyen son apócrifos.
Cuando todavía no existía Forex en Argentina, Saint Germán formó parte de la francmasonería. Aunque no fue contrario a la monarquía de Francia, los consejos que dio en esa corte para tratar de evitar la revolución, no fueron tenidos en cuenta. Su único libro, La Santísima Trinosofía, es un manuscrito que se halla en la Biblioteca de Troyes, en Francia, consta de noventa y cinco folios escritos por un solo lado, y contiene muchas páginas con imágenes y figuras repletas de simbolismos y claves secretas.
El título de este manuscrito nos habla de una Sabiduría Triple, es decir, de un conocimiento de la realidad, asentado sobre una o varias triplicidades. Las experiencias descritas en el texto se refieren a las pruebas que debe soportar y atravesar todo discípulo aspirante a la Iniciación, pruebas que fortalecen al hombre y lo capacitan para actuar en campos de actividad más elevados, amplios y sutiles.
Aunque mucho se ha escrito sobre los poderes sobrenaturales del Conde de Saint Germain, poco se sabe en verdad sobre su misteriosa vida. Se lo ubica cronológicamente en el siglo XVIII; sin embargo, se ignora cuál fué su origen y de qué manera había logrado adquirir los conocimientos necesarios para acceder al dominio de tres bienes sumamente valorados por sus contemporáneos: riqueza, saber y vida eterna.
Es que este hombre que, al decir del pensador Voltaire , “no muere nunca y sabe de todo”, no sólo era calificado como el hombre más rico aún en los máximos niveles sociales de entonces sino también como un estudioso de varios idiomas, eximio pianista y violinista, además de un experto conocedor de la alquimia. Aseguraba poseer, entre otros saberes, el secreto de la piedra filosofal, mediante la cuál era posible transmutar cualquier metal en oro. También dominaba una técnica desconocida mediante la cuál podía duplicar el tamaño de un diamante.
Se trataba, sin lugar a dudas, de un personaje sumamente extraño que despertaba sospechas, incredulidad y hostilidad, debido a que sus palabras superaban el nivel de comprensión propio de los hombres y mujeres de la época. Hablaba permanentemente de supuestos viajes en el tiempo, experiencias psíquicas mediante las cuáles afirmaba haber conocido otros mundos.
Su figura cobró una enorme popularidad en la corte de Luis XV, a quien maravilló con sus poderes, los cuáles decía haber adquirido en numerosas expediciones a la India y el Tíbet. Tras la muerte de su protector, dio también muestras de sus dotes de clarividente a Luis XVI y su esposa María Antonieta, al advertirles inútilmente sobre la inminencia de una “gigantesca conspiración” que cambiaría por completo el orden establecido.
Sin embargo, aunque las manifestaciones de la sabiduría del Conde de Saint Germain eran a todas luces sorprendentes, el eje central de su leyenda es la longevidad. Existen testimonios de que, por ejemplo, tenía alrededor de 50 años en 1710; no obstante en el diario de su amiga Madame D´Adhémar está registrado un encuentro con el conde ocurrido en 1820.
Si fueran veraces estos datos, estaríamos en condiciones de afirmar que el extraño personaje que nos ocupa vivió por lo menos 150 años.
Por otra parte, hay pruebas de que era ya un hombre maduro en 1723; pero se sabe también que participó notablemente en la Revolución Francesa en 1789, lo que hablaría de una vida activa/física – como mínimo – de 90 años.
Curiosamente, según afirman todos los testimonios de la época, su apariencia era siempre la de un hombre de 40 años.