El siguiente video es una recopilación de extractos de películas de cine y series de televisión en donde aparecen la conocida pirámide de los Iluminati y el ojo de Orus, así como tambien la numerología relacionada con el suceso acontecido el 11 de Septiembre de 2001, en algunos casos posterior al siniestro y en otros, antes de que éste sucediera.
Puede ser que algunos de éstos símbolos aparezcan en producciones de Hollywood a propósito, como una forma de ironía humorística hacia los que sostienen que todo el misterio gira en torno a una gran conspiración. Sin embargo la frecuencia con la que éstas imágenes aparecen, incluso hasta desapercibidas para el ojo distraído, hace pensar si realmente están ahi por humor o porque de alguna manera están dando algún tipo de señales.
Las pirámides truncas de adobe del norte peruano siguen revelando sus misterios, gracias a la inauguración hoy del nuevo museo ubicado junto a la Huaca Rajada y dedicado a la rica cultura moche.
La Huaca Rajada (1000 km. al norte de Lima) es una de las muchas pirámides de adobe que se levantan en la zona desértica del norte de Perú, y ha demostrado ser una de las más fecundas en hallazgos arqueológicos desde que en 1987 se descubriera la tumba del Señor de Sipán, comparada por su estado y riqueza con la de Tutankamón.
Pero por razones políticas y de seguridad, el tesoro del Señor de Sipán fue trasladado a Lambayeque (a unos 40 kilómetros de distancia), y los poblados cercanos a la huaca vieron con envidia cómo el turismo pasaba de largo mientras los huaqueros, traficantes de antigüedades, parecían los únicos interesados en el lugar.
Sólo la constancia de arqueólogos como Walter Alva (descubridor del Señor de Sipán) y de Luis Chero, nombrado director del nuevo museo, hizo que continuaran las excavaciones y que fueran apareciendo nuevos restos que han permitido conocer mejor la riquísima cultura moche.
Los moches, un pueblo guerrero que Chero llama «vencedores del desierto», dominaron entre el siglo II a.C. y el VII d.C. la franja costera de lo que hoy es el norte peruano, y demostraron ser hábiles constructores de pirámides, geniales hidráulicos (hicieron 900 kilómetros de canales) y conocedores de la metalurgia.
Por razones desconocidas, ligadas en parte a la brusca sucesión de épocas de lluvias torrenciales y de sequías, los moches (también llamados mochicas) desaparecieron y fueron eclipsados por civilizaciones posteriores, principalmente por el brillo de los incas.
Como ya quedó de manifiesto con el tesoro del Señor de Sipán, el nuevo Museo de la Huaca Rajada inaugurado hoy muestra una cultura compleja, con varias clases sociales y con importantes conocimientos técnicos en cerámica, textil y metalurgia.
El museo ha sido financiado por el Fondo Italo-Peruano, con una fórmula de canje de la deuda que Perú tiene contraída con Italia, y su ejecución ha corrido a cargo de Cáritas Perú, que de paso ha traído agua corriente, desagües y capacitación artesanal a la población de la zona.
La joya del museo es la tumba del llamado Sacerdote Guerrero, el encontrado en la Tumba 14, un dignatario moche muerto a sus cuarenta años (promedio habitual en su época) y enterrado junto a su esposa, probablemente envenenada con una poción para acompañarlo en la eternidad, y una llama, además de multitud de jarras, máscaras y adornos diversos.
El esqueleto del sacerdote, junto a todos los objetos, se exhiben en una sala iluminada solo con una luz tenue en la que también se pueden contemplar los complejos atavíos con los que iba vestido este personaje de la élite moche.
Walter Alva consideró este jueves que la abundancia y complejidad de restos encontrados en la Huaca Rajada, «que pueden dar trabajo todavía a ocho generaciones de arqueólogos», la sitúan «entre los grandes descubrimientos arqueológicos del siglo XX».
El presidente Alan García, en sus palabras de inauguración, destacó que este museo pone de manifiesto «la continuidad (histórica) del Perú».
«Nuestra historia es más rica y compleja de lo que nos enseñan en las escuelas», afirmó el gobernante.
Como todas las huacas, la Rajada es una pirámide (en realidad dos partidas por una «raja») construida desde su base por millones de ladrillos de adobe. Las impetuosas lluvias caídas durante siglos en los inviernos han labrado lenguas y surcos en las laderas hasta hacerla parecer una colina roída por la erosión.
Para muchos esto es quizá una novedad ya que a pesar de lo importante que resulta no tuvo la difusión acorde a los grandes acontecimientos científicos. Ya desde el 1.500 A.C., según algunos registros, se hablaba de Cámaras Secretas debajo de la Esfinge y en la Gran Pirámide. Los egiptólogos del siglo XIX habiendo estudiado varias tablas y libros nos hablaban de Cámaras Secretas y de la «Sala de los Archivos», remontándonos a una edad mucho más antigua de lo que se cree.
Corría el año 1991 y dos científicos luego de arduos estudios e investigaciones concluyeron que la edad de la Esfinge era superior a los 10.000 años. El Dr. Robert Schoch (Profesor de Geología de la Universidad de Boston, EE.UU.) y el egiptólogo John West concluyeron que las profundas fisuras que se pueden observar hoy mismo no son producto de la erosión de arena y viento, sino de agua de lluvia y remontan una edad de 10.500 A.C. para esta estructura.
Dos científicos derribarían por completo los principios de la cronología egipcia y los orígenes de la civilización. Gran revuelo se armó al difundir esta noticia, que la Esfinge era anterior a la era dinástica. Sin embargo, la profundidad de las grietas y fisuras producidas por el fluir del agua, nos remontan en base a evidencias climáticas y geológicas, aportadas por rigurosos estudios científicos, a esa fecha que más tarde se repetiría también para la Gran Pirámide.
Ese mismo año, el sismógrafo Dr. Thomas Dobecki descubre realizando pruebas acústicas alrededor de la Esfinge una gran anomalía de forma rectangular bajo la pata derecha de la Esfinge. Sus dimensiones bastante grandes, de 9 metros por 12 y de unos 5 metros de profundidad. Su forma rectangular, descartaba ser una cavidad natural sino «pareciera estar hecha por el hombre» en palabras del propio Dr. Dobecki, quien dejó en claro que estaba buscando allí evidencias de «una civilización perdida y una Cámara Secreta bajo las patas de la Esfinge».
Años más tarde, las investigaciones continuaban. Numerosos arqueólogos y científicos realizaban diversas investigaciones, algunos de ellos «a escondidas» para el público en general.
Entre 1995 y febrero de 1997, usando un sofisticado escáner se confirma la existencia de una «cámara» bajo la pata derecha de la Esfinge. Era el Dr. Thomas Dobecki junto al Dr. Schor quienes descubrían no sólo esta cámara sino también un túnel que iba directo hacia la segunda Pirámide.
¿La cámara secreta de las esfinge de Gizeh esfinge?.
Lamentablemente el gobierno egipcio no autorizó a excavar en estos lugares como en otros tantos sitios donde se confirmó la presencia de distintas cámaras y túneles.
Es así que en febrero de 1997 Boris Said utilizando el escáner del Dr. Dobecki descubre un nuevo túnel detrás de la Esfinge. La tapa tenía unos 45 centímetros de grosor y unos 2.5 metros por debajo de ella había un espacio de 2.5 metros de ancho con un techo abovedado, con una inclinación descendente de 25 grados en dirección a la Esfinge.
Nuevamente el gobierno egipcio negaría los permisos para excavar. [Extraído de : El Misterio de Gizeh]