Una serie de acontecimientos conducen al descubrimiento del Secreto de los templarios. Documentos secretos, un tesoro, reliquias momificadas, y el descubrimiento de Cristo en la aldea de Rennes-le-Château al sudoeste de Francia. Si todo ésto es cierto, será la revelación más importante de la historia de la Cristiandad.
La pasión y la muerte de Cristo constituyen el punto central de la fe cristiana desde los primeros tiempos de la Iglesia. Pero, ¿y si en vez de morir en la cruz se hubiera casado y tenido hijos? ¿Y si sus descendientes vivieran en la actualidad?
A la izquierda se puede observar la Obra de Giotto (1286-1337) : La crucifixión. Esta versión ha sido fuente de inspiración para incontables artistas. Pero, ¿murió Cristo realmente en la cruz?. Los autores de un libro repleto de argumentos convincentes, «The holy blood and the Holy Grail» (1982), creen que no, y presentan una interpretación totalmente nueva.
El descubrimiento de documentos secretos, de un tesoro o -como han sugerido algunos- de reliquias momificadas, de Cristo en la aldea de Rennes le Château, en el sudoeste de Francia, transformaron repentinamente en millonario a un pobre cura rural. Pero eso también puso en marcha una serie de acontecimientos que condujeron al descubrimiento de determinado secreto; si éste resulta ser cierto, será la revelación más importante de la historia de la Cristiandad.
Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln relatan la historia de las pistas que les llevaron a formular sus asombrosas conclusiones en su best-seller «The holy blood and the Holy Grail» (La santa sangre y el Santo Grial), publicado en 1982. El libro ha provocado reacciones tanto de entusiasmo como de rechazo entre los lectores. Los críticos convencionales -como era de prever- han descartado las afirmaciones de los autores considerándolas una fantasía absurda, basada en pruebas insustanciales. Pero esos comentarios son tan injustos como falsos. Nadie puede descartar por las buenas las numerosas pruebas reunidas, que por lo demás son presentadas con suma cautela. Más bien podría afirmarse que estos autores han subestimado la amplitud y las verdaderas implicaciones del material que han reunido, y que han pasado por alto muchas cosas. Tras los secretos revelados subyace un misterio aún mayor.
Richard Leigh, Henry Lincoln y Michael Baigent (de izquierda a derecha), los autores de «The holy blood and the Holy Grail» – La santa sangre el Santo Grial. En este libro, plantean la sorprendente teoría de que una sociedad secreta – el Priorato de Sión – preserva los intereses de los descendientes directos de Cristo.
En su Obra, presentan pruebas de la existencia de un antiguo misterio de alcance internacional y de una sociedad secreta con numerosos estratos y cuya influencia ha llegado hasta hoy. El punto de partida de su investigación fue un enorme y enigmático tesoro escondido; su conclusión final es la asombrosa afirmación de que Jesús se casó con María Magdalena y tuvo hijos. Los descendientes de esos hijos -creen ellos- emparentaron con otros reyes y gobernantes de la antigüedad, sobre todo con los merovingios, la primera dinastía de reyes francos en las Galias, y existen todavía descendientes directos que aguardan un llamado -o una oportunidad- para asumir un papel decisivo en la política europea y, posiblemente, en la mundial. Eso, por lo menos, es lo que los autores deducen de los hechos que han descubierto.
Los herederos de Cristo
La vinculación entre la santa sangre y el Santo Grial que aparece en el título del libro parte de un ingenioso juego de palabras. El Santo Grial es un concepto complejo y misterioso. Para algunos autores es una piedra; para otros un depósito de reliquias santas. Pero, con más frecuencia, se trata de la copa que utilizó Cristo en la Última Cena, copa en la que fue recogida su sangre cuando estaba en la cruz. En muchos de los primeros manuscritos sobre el Grial se lo llama Sangraal y aún en la versión posterior de Malory aparece como Sangreal. Baigent, Leigh y Lincoln afirman que alguna de estas formas -Sangraal o Sangreal- estaban más cerca de la original. Y dividiéndolas en dos palabras, como parece lógico hacer, llegan a la conclusión de que la palabra tal vez originariamente no fuera «San Graal» o «San Grial», sino «Sang Raal» o «Sang Réal». «O -como afirman triunfalmente- empleando la ortografía moderna, Sang Royal, es decir, sangre real.» O sea que la leyenda sobre el traslado del Santo Grial de Judea a Europa no se refiere a la leyenda del traslado de un objeto, sino a la verdadera historia de la llegada de los descendientes de Jesús y María Magdalena, portadores de la sangre real o «sang réal». Continuar leyendo «El Priorato De Sión»