Todos sabemos que la ruleta es el juego de casino más equilibrado que existe. Esto significa, que la Banca y el Apostador tienen casi la misma probabilidad de ganar, salvo la ventaja del número «cero» en favor de la casa. Esta situación implica, por la Ley de los Grandes números, que cuando el número de jugadas es muy alto, es decir «cuando la cantidad de apuestas tiende a «infinito» ésta probabilidad aumenta considerablemente junto con las ganancias del Casino. Sin embargo, y pese a ésta certeza matemática, pueden existir elementos físicos que modifiquen éste resultado teórico y permita inclinar la probabilidad a favor del jugador.
En la historia de los Juegos de Azar, han existido excepciones a las reglas básicas de la probabilidad, generalmente vinculadas a desperfectos físicos de las máquinas o sesgos propios de su uso. Esto ha convertido en millonarios a algunos pocos valientes que han conseguido ganar millones en casinos de todo el mundo. Los métodos para hacerlo no son naturalmente matemáticos ya que matemáticamente, es imposible obtener una ventaja en juegos que tienen una probabilidad de éxito determinada. Aunque algunos de ellos si son estadísticos, como la historia que relatare a continuación:
La increible historia de Los Pelayos
Un buen día se presentó al casino de François Blanc, dueño del casino de Montercalo que hoy en día tiene un prestigio considerable, un español de apellido García. Parece ser que al señor García le gustaba ir a los bancos a probar su sistema, un sistema que inicialmente no levanta sospechas pero que a medida que pasan los días, puede llegar alarmar al casino.
Y así ocurrió en este caso con el casino del señor François Blanc. Al principio el señor García fue tratado como cualquier otro jugador, pero pasaban los días y García siempre ganaba.
Blanc se impacientó y fue colocando personal del casino cerca de la ruleta para observar las apuestas y movimientos del señor García y así, descubrir su sistema.
Era irremediable, las apuestas normalmente bajas se tornaban sin ninguna razón a sumas elevadas y así, un día tras otro García volvía al casino para seguir ganando.
El señor Blanc, ya desesperado, hizo traer a García a su despacho personal. Como anécdota, se cuenta que en la pared de detrás de la silla de Blanc había una frase de oro que decía asi: «Que salga rojo o negro, siempre gana Blanc».
Ya sentado y conversando, Blanc le ofreció a García una suma importante de dinero por el sistema que utilizaba y además con la condición de que le diese su palabra que no iba a utilizarlo más. Continuar leyendo «El hombre que ganó millones apostando a la ruleta»