En las cercanías de Roswell, en Corona, estado de Nuevo México, el 3 de julio de 1947 un objeto desconocido explotó produciendo extraños escombros en una finca rural propiedad de Mac Brazel, el área fue inspeccionada días después por militares de la Base Roswell y mas tarde bloqueada, el Coronel William Blanchard informaría a la prensa sobre el hallazgo de un platillo volador no identificado; pocas horas después cuando ya la noticia había trascendido internacionalmente, un desmentido oficial es emitido desde la comandancia de Fort Worth exhibiendo otros restos e identificándolos como pertenecientes a un globo metereológico. Décadas mas tarde el oficial de inteligencia Jesse Marcel, subordinado de Blanchard, revelaría la verdad de los hechos. Las noticias sobre el increible suceso fueron reproducidas por los principales diarios del mundo.
Entretanto nuevos hechos se sucedieron bajo secreto militar; horas mas tarde fueron descubiertos mas restos de la nave y su tripulación, un funcionario federal y varios civiles se conviertieron en incómodos testigos. Los nuevos escombros y los cadáveres fueron llevados finalmente al Hospital Militar de Roswell y luego trasladados por avión a la Base de Forth Worth y finalmente a Dayton, Ohio para ser sometidos a exámenes que eventualmente incluirían sus autopsias. En Roswell durante el depósito transitorio y reconocimiento de los cadáveres otros civiles entre ellos un proveedor de servicios fúnebres y una enfermera de la base fueron testigos involuntarios de los hechos y se verían comprometidos por la inteligencia militar; Sus testimonios, trascenderían publicamente en el año 1991.
Horas antes del fenómeno Roswell
El día 3 de julio , pocas horas antes de los sucesos de Roswell un avión C-54 del Ejercito de los EE.UU. que había partido en un vuelo nocturno desde las islas Bermudas con destino a Miami desapareció misteriosamente sobre el océano. La amplia búsqueda que iniciaron horas más tarde las unidades militares y los guardacostas no arrojarían resultados postivos y una semana mas tarde la nave y su tripulación serían dadas por perdidas. Un mes antes otro avión C-54 militar se había perdido misteriosamente en la zona de Mount Rainier y las autoridades, incluso, en éste hecho, habrían ofrecido una recompensa de 5,000 dólares a quienes pudieran aportar información relevante sobre la nave. Kenneth Arnold quien se dedicaba a esta búsqueda, no pudo resolver el enigma. Estos extraños sucesos abrieron las puertas a otro enigma aun mayor. Continuar leyendo «El caso Roswell»