La condenan a recibir cien latigazos y a morir lapidada

El grupo feminista FEMEN ha expresado este jueves su preocupación tras la ‘fatua’ –pronunciamiento legal no vinculante en el Islam– emitida por el imam tunecino Adel Almi solicitando que la joven Amina Tyler sea latigada en cien ocasiones y lapidada hasta la muerte por publicar una foto en Facebook en la que aparece desnuda de cintura para arriba.

«Los islamistas radicales tunecinos, representados por Adel Almi, desean la muerte por lapidación de una joven tunecina que se tomó una foto desnuda y la subió a Facebook para respaldar al movimiento FEMEN», ha indicado el grupo a través de un comunicado en dicha red social.

En el mismo, especifica que Tyler, envió una foto a FEMEN el 26 de febrero para apoyar al grupo en la que aparece en ‘topless’ y con el lema ‘A la mierda la moral’ pintado en su cuerpo. Posteriormente, publicó una segunda foto en la que se puede leer ‘Mi cuerpo me pertenece y no representa el honor de nadie’.

En respuesta, Almi emitió su ‘fatua’ condenatoria y afirmó que Tyler «quería destacar y llamar la atención posando desnuda». «Esto significa que ya no tiene nada que perder y no puede ser consciente de la sacralidad de la mujer. Estas situaciones han de ser reprimidas para evitar eventuales catástrofes», agregó.

Si bien la ‘fatua’ es un edicto no vinculante a nivel legal y no implica una condena administrativa, sí podría provocar que toda persona que se adhiera a su texto la utilice como justificación para llevar a cabo el castigo impuesto por Almi.

El imam es una figura controvertida que encabeza la Asociación Centrista de la Sensibilización y la Reforma y que en los últimos meses ha provocado varias polémicas. En septiembre argumentó que la poligamia es un buen medio para luchar contra el cáncer de útero, ya que, según su argumentación, «serían necesarios 130 días de abstinencia sexual para purificarse».

FEMEN ha indicado que durante la jornada del jueves ha intentado contactar con Tayler «sin éxito» y ha mostrado su preocupación por la vida de la joven. Asimismo, ha denunciado «la islamización radical y la destrucción de los ideales de la Primavera Árabe». «¡Las mujeres y su valor no cederán ante estos monstruos barbudos!», ha remachado. Continuar leyendo «La condenan a recibir cien latigazos y a morir lapidada»

Serás lo que debas ser…

¿Qué son los mandatos? Órdenes explícitas o tácitas que nos condicionan. Y aunque no se manifiesten verbalmente, se van grabando en nuestro cerebro casi sin que lo percibamos.

Los mandatos son creencias familiares, religiosas, culturales, etc., que muy pocos se atreven a cuestionar. Porque además, a veces no son tan fáciles de reconocer… como para rebelarse a ellos.

Los padres son los primeros en transmitirnos esos mensajes inconscientes, pero no son los únicos. Los mandatos se irán registrando silenciosa pero firmemente a lo largo de toda nuestra vida y en diferentes áreas: carrera, trabajo, familia, comportamiento social, etcétera.

El proceso de socialización se realiza tradicionalmente desde las instituciones sociales en las que primero somos incluidos: la familia y la escuela a las que hoy se suman los medios de comunicación. Los tres contribuyen a la construcción y el mantenimiento de un sistema generalmente desigual entre mujeres y varones, dibujando roles estipulados y diferentes para cada quien. De allí la importancia de revisar los mandatos sociales que circulan en nuestra familia de origen, mediante las expectativas que definen lo que “deberíamos ser”.
Adriana Retamoso, licenciada en Psicología

Nuestros maestros, la televisión, la moda, los amigos y los códigos sociales en general nos irán «diciendo» cuáles son los patrones de conducta y las elecciones que corresponden para ser exitosos. Y hay diferentes tipos de mandatos, y distintas reacciones ante ellos. Tantos, como personas disímiles.

Que una mujer que se precie de tal debe enfocar su vida a la familia y la maternidad es uno de los más fuertes. Y que una buena mujer debe ser ante todo una buena madre, capaz de renunciar a sus propios deseos por el bien de sus hijos, es el que lo sigue de cerca.  Pero además, en los últimos tiempos han aparecido mandatos último modelo, que exigen a la mujer (además de cumplir a rajatabla con los dos anteriores) trabajar, ser una profesional exitosa y una buena amante, obvio… ¡siempre con el marido! Continuar leyendo «Serás lo que debas ser…»

La voz de la conciencia…

En su teoría de la Conciencia Esparcida, Riccardo Manzotti plantea que la conciencia es un proceso en constante flujo entre el mundo y la percepción del mundo, surge de esta relación y no del cerebro.

La conciencia no está en el cerebro, está en el mundo

Aunque la ciencia establecida acepta que la conciencia es un fenómeno que no ha logrado ser explicado cabalmente, generalmte se asume que ésta es el producto de procesos neurales, y como tal se fija en el cerebro. La filosofía oriental por otra parte usualmente considera que la conciencia no puede ubicarse en un sitio, sino que es aquello que soporta la existencia y está diseminada por el universo: la conciencia está en la mente, pero la mente está en todas partes.

Este añejo dilema, actualmente dominado por la visión del racionalismo que separa al mundo de la mente (y el espíritu del cuerpo), tiene un interesante avatar en la teoría de la Conciencia Esparcida (Spread Consciousness) del científico y filósofo italiano Riccardo Manzotti. Manzotti, quien antes se desempeñó en el campo de la robótica, propone algo radical: “Las personas dicen que un robot almacena imágenes del mundo a través de su cámara digital. No lo hace, almacena datos digitales. No tiene imágenes”. Lo mismo ocurre con nosotros: “Nuestra experiencia visual del mundo es un continuum entre el que ve y lo que es visto en un proceso compartido de visión”.

Para ilustrar esto, Manzotti utiliza el ejemplo de un arcoiris. Para que un arcoiris ocurra es necesaria la luz del sol, gotas de lluvia y un espectador. Al menos de que alguien esté presenciando, desde cierto ángulo, este arco de colores no puede aparecer. Uno de los elementos de los que está compuesto el arcoiris es la percepción: nuestros ojos, nuestro cerebro. No existe como algo independiente en el mundo o cómo una imagen separada de lo que es percibido: la conciencia está difundida entre la luz del sol, la lluvia, el neurocórtex… y genera la unidad transitoria de la experiencia del arcoiris. Es decir, el espectador no ve el mundo; es parte del proceso-mundo. Literalmente somos parte del paisaje. Continuar leyendo «La voz de la conciencia…»