Durante la madrugada del jueves pasado, varios testigos manifestaron haber visto en el cielo argentino de la provincia de Salta, un OVNI de grandes dimensiones. Todos ellos dijeron haber observado durante un largo período de tiempo un gran objeto volador no identificado con forma de un habano luminoso.
Luego de que la extraña aparición se desvaneciera en el firmamento, la localidad de Joaquín V. González, quedó sumergida en la oscuridad, producto de un inesperado apagón que afecto una zona de más de 200 kilómetros.
Luego de haberse restablecido el servicio de luz, una multitud de vecinos de los barrios de San Nicolás, San Cayetano, Malvinas Argentinas y Centro, acudieron a los medios locales de comunicación para dar su propia versión de los hechos. Por su parte la compañía de servicios eléctricos no pudo dar una explicación sobre el acontesimiento.
Antonio Galvangno, un piloto comercial y miembro de la Fundación Argentina de Ovnilogía, explicó a los medios locales que «por el tenor de los testimonios se trató de una nave madre, tipo toscano, alargada, completamente iluminada por luces tipo flash que iban del blanco al rojo, algo extraño en este tipo de nave». El ovni se divisó en la zona norte de la localidad, para el lado de El Tunal. Lo más curioso del caso es que justamente ése es el sitio donde la compañía de electricidad detectó una turbina quemada, de acuerdo a la información que se difundió en los medios de comunicación locales.
La explosión de Tunguska, presumiblemente causada por un cometa, fue una de las mayores catástrofes de la humanidad, e incluso un siglo más tarde la explosión ocurrida en Siberia, todavía atrae a científicos que esperan revelar el misterio.
La Explosión de Tunguska
El 30 de junio de 1908, una poderosa explosión se produjo al este de Siberia haciendo temblar la tierra. La energía liberada fue de aproccimadamente 10 o 15 megatones de TNT. Esto equivale a unas 1.000 bombas atómicas como las arrojadas sobre Hiroshima en Japón por los Estados Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial.
En gran parte de Europa y Asia occidental la noche quedó extrañamente iluminada después de la caída de la bola. Informes procedentes de estos lugares hablan de noches cien veces más luminosas de lo normal, y de unas tonalidades carmesíes en el cielo, semejantes al resplandor de un incendio, hacia el norte. Estas extrañas luces no titilaban ni formaban arcos, como ocurre con las auroras boreales; eran semejantes a las que se produjeron tras la explosión del volcán Krakatoa, que inyectó inmensas nubes de polvo en la atmósfera.
Cuando los asombrados tunguses inspeccionaron cautelosamente el lugar de la explosión, encontraron escenas de terrible devastación. En un circulo de 30 kilómetros, los árboles habían sido derribados como cerillas de madera y el calor intenso producido por la explosión había fundido objetos metálicos.
Hipótesis sobre el suceso de Tunguska
Las explicaciones al respecto entran en el reino de lo extraño, incluida la notable hipótesis según la cual el fenómeno fue causado nada menos que por un aterrizaje de emergencia de una nave espacial movida por energía nuclear, tal vez de origen extraterrestre.
Los científicos plantearon la teoría, que se debía a la luz que pasa por alto las partículas de hielo en la altura, siendo la causa de un cuerpo entrando en la atmósfera desde el espació, la única respueta de semejante impacto y posterior explosión.
El científico soviético Leonid Kulik, que en 1927 dirigió una expedición a la zona y midió los 2.000 kilómetros cuadrados de devastación, con las imágenes grabadas de los árboles caídos, concluyendo que la explosión fue causada por un meteorito que impactó con la tierra.
Durante la década de los 90′ , un grupo de investigadores italianos creían haber descubierto una explicación. Se trataba de un lago Cheko de 50 metros de profundidad, y ubicado solo a 5 millas al noroeste del epicentro de la destrucción. Los estudios realizados y la extraña forma de cono del lago, parecían establecer intuitivamente que el culpable del fenómeno había sido un meteorito. Sin embargo, los instrumentos de medición y las pruebas, fueron insuficientes para que ésta teoría cobrara importancia.
Los científicos rusos desestimarían la teoría del meteorito, porque ni partículas típicas de estos objetos del espacio, ni un cráter, se han encontrado, por lo cual más de un siglo después de la explosión, el misterio del evento todavía está atrayendo las expediciones científicas de todo el mundo.
Una nave extraterrestre en Tunguska
En un giro inesperado, a más de 100 ños del terrible suceso, la agencia rusa Interfax informó ésta semana que un grupo de Científicos rusos aseguran haber descubierto los restos de una nave espacial extraterrestre caída en 1908 en Tunguska. [Fuente]
Los científicos habrían encontrado, además, una roca de 50 kilos que enviaron a la ciudad siberiana de Krasnoyarsk para ser analizada. ¿Habrá sido Tunguska devastada por el impacto de un OVNI?