Soñarse ayudado por Dios insinúa que los asuntos y negocios que se están manejando no van bien y así seguirán por algún tiempo, mientras no tenga un buen comportamiento, pues el exceso de confianza en sí mismo le producirá serios trastornos, pérdidas, etc.
Asimismo, el soñar a Dios es frecuente en personas de ideas acentuadamente religiosas lo que no sucede con personas intelectualmente desarrolladas.
Soñar a Dios parece ser más que cualquier otra cosa un auto reproche por no estar actuando correctamente; no obstante, existen otras interpretaciones: Cuando un hombre se sueña mirando a Dios insinúa vanidad, orgullo infundado e incomprensión a sí mismo, o sea, que se siente exageradamente importante frente a problemas de todo tipo.
Un hombre casado con una mujer muy religiosa que sueñe a Dios, indica que trata de liberarse de las imposiciones de la mujer (esto es una especie de huida).
Soñar que Dios le habla es un aviso de que todo le saldrá mal, afectando incluso su salud, porque su conducta no es correcta.