En enero del año 2007, un pescador japonés comunicó a los trabajadores de un parque acuático en Shizuoka, al sur de Japón, la noticia de que había encontrado una criatura de aspecto primitivo, con forma de anguila y con una enorme dentadura.
Luego de acudir al lugar relatado por el pescador, los trabajadores lograron capturar al tiburón, que medía 1,6 metros y que identificaron como una hembra de la especie «frilled shark» (tiburón con volantes), que habita entre los 600 y 1000 metros de profundidad.
El animal parecía debilitado y murió a las pocas horas de ser capturado. Uno de los responsables del parque argumentó que el tiburón podría estar enfermo y por eso fue hallado a escasa profundidad.
El frilled shark es una de las especies de tiburones más antiguas del planeta. Los biólogos marinos lo considera un verdadero fósil viviente ya que su evolución a lo largo de millones de años ha sido prácticamente nula. En los últimos diez años han sido avistados dos ejemplares en la reserva marina central japonesa.