«Cuando vi los ojos llenos de sangre no lo podía creer. Justo había soñado con la virgen. Estaba seguro de que me quería decir algo. No le encontramos explicación». Dijo Leisa.
El hombre, que vive junto a su esposa y sus cinco hijos, aseguró además que la imágen fue adquirida hace 12 años en la provincia de Corrientes. Al llegar al pueblo en donde vive actualmente, le fabricó una caja hermética para protegerla de eventuales accidentes y que desde ese momento nunca más la abrió.
Aunque el obispo Olivera pidió prudencia, los peregrinos forman extensas filas para ver la pequeña imagen de la Virgen de Itatí que llora sangre.