La Misteriosa Anomalía de las sondas Pioneer

La anomalía de las Pioneer es uno de los grandes misterios científicos. También conocido como Efecto Pioneer consiste en la desviación observada en la trayectoria de las sondas espaciales que han sido lanzadas al exterior de nuestro Sistema Solar (Como Pioneer 10 y Pioneer 11). Los cosmólogos han estado estudiando y discutiendo durante años las razones de estas ‘ligeras derivas’ de las sondas.

Pioneer 10, fue lanzada en 1972; Y Pioneer 11 un año después. Ahora mismo, ambas deben estar en el espacio profundo, alejadas de la vista de cualquier ingenio humano, aunque sus trayectorias son demasiado fascinantes como para ignorarlas.

Y es que hay algo que ha estado «empujando» a las dos naves, provocando que aumenten su velocidad. La aceleración es pequeña, menos de un nanometro por segundo, pero es lo suficiente para hacer sacado a la Pioneer 400.000 kilómetros de su trayectoria inicial. La NASa perdió contacto con la Pioneer 11 en 1995, pero todo hace indicar que podría estar ‘sufriendo’ el mismo proceso que su hermana gemela, y estaría muy fuera de su rumbo en algún lugar del espacio. ¿Y qué causa este desvío? Por el momento, nadie lo sabe, aunque existen algunas teorías que exlicarían ésta anomalía.

Son muchas las teorías que los investigadores han lanzado desde entonces. Algunas achacaban las desviaciones a nubes de materia oscura, las cuales frenaban y variaban la trayectoria de las sondas. Otros volvían a poner en duda a Einstein y a la conveniencia de revisar su Teoría de la Relatividad General cuando se hablaba de distancias interplanetarias. En 2011, como nos recuerda Francis Villatoro en su blog «Francis (th) E mule Science’s News», la NASA ofrecía nuevos datos que decían apuntar a la respuesta definitiva sobre el misterio de las Pionner: «el origen de la anomalía en la aceleración de las sondas Pioneer 10 y 11 es que la emisión de calor del pequeño reactor nuclear que las hace funcionar es asimétrica (anisotrópica)» que, sin embargo, como apunta Villatoro: «quedaba un pequeño porcentaje de anomalía sin explicación, como un 20% del valor». Tras un año más de investigaciones, Turyshev y sus colegas parecen haber dado con la respuesta definitiva.

Según el equipo de investigadores, la anomalía de las Pioneer tiene un origen térmico provocado por los motores de la propia sonda, en consecuencia a la emisión anisótropa de radiación térmica.

Viajar a Marte equivaldría a 50.000 radiografías

Viajar a Marte y la estancia en este planeta inhóspito será igual a hacerse 50.000 radiografías.

El rover Curiosidad mide la cantidad de radiación que soportaría un astronauta durante una misión de 500 días al Planeta rojo, unos niveles que aumentan en un 5 % el riesgo de sufrir un cáncer mortal.

Los valientes seres humanos que viajen a Marte en el futuro tendrán que enfrentarse a múltiples impedimentos, pero uno de los más peligrosos será la radiación que recibirán durante el viaje y la estancia en el Planeta rojo, que podría aumentar seriamente sus posibilidades de padecer cáncer. La radiación en Marte es mucho más dura que en la Tierra porque no hay un campo magnético global y su atmósfera es mucho más delgada que la nuestra, lo que proporciona una escasa protección ante los rayos cósmicos y las partículas solares. El rover Curiosity de la NASA ha medido estos niveles de radiación en el cráter Gale, donde se encuentra desde su aterrizaje , desde agosto de 2012 hasta junio de 2013, y muestra una tasa de radiación diaria de 0,67 mil· lisievert ( mSv ) en ausencia de tormentas solares ni eyecciones de masa coronal. Si un astronauta pasara en esta zona y en las mismas condiciones 500 dias, recibiría una dosis de radiación equivalente a hacer- 15.000 radiografías ( una radiografía de tórax, la más suave , equival a 0,02 mSv ).

Pero esto no acaba aquí. Como es lógico, esta dosis habría que sumar la del viaje de ida de 180 días y otro de vuelta de 180 dias, trayectos en los que la exposición sería considerablemente peor, ya que supondría recibir como promedio 1,8 mSv al día provenientes de la radiación ambiental del espacio interplanetario con la única protección de la nave espacial. Y de nuevo teniendo en cuenta una actividad solar similar y con los sistemas de propulsión actuales . En los desplazamientos , Él SOFERT acumulación astronauta 0,66 Sievert ( Sv ) i en total de , teniendo en cuenta la misión completa , volvería a casa con 1 Sv en su cuerpo , como si se hubiera hecho unas 50.000 radiografías.

Riesgo de cáncer mortal

Estudios de población a largo plazo han demostrado que la exposición a la radiación aumenta el riesgo de cáncer en el curso de la vida de una persona . La exposición a una dosis de 1 Sv asocia a náuseas, pérdida de apetito, pérdida de médula·ósea, etc … Todo ello supone un aumento del 5% en el riesgo de sufrir un cáncer mortal . Aunque la NASA ha establecido el aumento del riesgo de cáncer mortal en un 3% como límite aceptable en la carrera de los astronautas que viajan a la órbita baja de la Tierra, como las estancias en la Estación Espacial Internacional ( ISS ), aún no ha establecido un límite para las misiones en el espacio profundo . Según explica NASA, está trabajando con médicos para determinar los límites adecuados para este tipo de viajes . Una misión a Marte se proyecta a partir de 2030 .

«Nuestras medidas proporcionan información crucial para las misiones humanas a Marte», afirma Don Hassler, investigador principal del’ instrumento del Curiosity que mide la radiación y autor principal de un estudio sobre este asunto publicado en la revista Science. Sus mediciones también son importantes para conocer si el Planeta rojo pudo haber sido alguna vez habitable, ya que las fuentes de radiación que son de interés para la salud humana también afectan la supervivencia microbiana, así como la preservación de los productos químicos orgánicos que podrían ser fundamentales para la vida .

Proponen explorar el núcleo del misterioso planeta muerto 16 Psyche

Tiene el sugestivo nombre de 16 Psyche, y es uno de los objetos más misteriosos que giran alrededor del sol en el cinturón de asteroides que nuestro Sistema tiene entre Marte y Júpiter. 16 Psyche es uno de los 10 objetos más grandes de esta región, y aunque está considerado como un asteroide tipo M, lo cierto es que se cree que este objeto de 200 kilómetros de diámetro no es un asteroide, sino el corazón muerto de un planeta.

16 Psyche se descubrió en 1852, pero no se sabe mucho sobre él. Lo poco que se conoce es que está compuesto casi en su totalidad por una aleación de hierro y níquel, la misma composición que la de el núcleo de la Tierra. También se sabe que esta gigantesca bola de metal estuvo fundida en algún momento, y que ejerce una influencia bastante fuerte sobre el resto de asteroides del cinturón, lo que sugiere que tiene cierta carga magnética. Linda Elkins-Tanton, del Instituto Carnegie, propuso recientemente a 16 Psyche como el candidato ideal para comenzar la exploración de asteroides cercanos a la Tierra. Los científicos que lo estudian lo definen como un planeta de metal, y es probable que una sonda o nave enviada a explorarlo deba estar protegida contra campos magnéticos fuertes. Se cree que 16 Psyche fue el núcleo de un planeta como el nuestro que nunca llegó a formarse, o el corazón de un planeta que fue completamente destruido, y cuyos restos orbitan también en el cinturón de Asteroides. Para Linda Elkins-Tanton es una oportunidad única de recabar datos sobre la composición y funcionamiento de nuestro propio núcleo terrestre.