La semana que viene, más concretamente el miércoles 29 de agosto de 2018, la Tierra verá pasar muy cerca a un visitante temible que viaja a 32.000 km/h. La NASA tiene catalogado a este NEO (acrónimo para “near-Earth object” u “objeto cercano a la Tierra”) como 2016 NF23 y con su diámetro máximo de 160 metros (o como he leído de forma sensacionalista “más grande que la Gran Pirámide de Guiza”) es de los que hay que tener controlado.
La razón es obvia, tal y como ha declarado recientemente Detlef Koschny, director del equipo detector de NEOs de la ESA (Agencia Espacial Europea) : “si un asteroide de 100 metros de longitud impacta contra la Tierra provocaría un daño significativo en un área del tamaño de Alemania, e incluso afectaría a las regiones aledañas”.
¿Tan cerca va a pasar entonces 2016 NF23? Lo suficiente como para que los científicos de la NASA lo hayan colocado en la lista de “posibles asteroides de riesgo”. La agencia estadounidense estima que su tamaño oscila entre los 70 y 160 metros de diámetro y se espera que pase a 0,03377 unidades astronómicas de la Tierra.
¿Es como para temerse lo peor? En absoluto, una unidad astronómica (UA) es la distancia que separa al Sol de la Tierra, por tanto si empleamos una magnitud más manejable podemos decir que 2016 NF23 pasará a unos 4,8 millones de kilómetros. Por ponerlo en perspectiva, eso equivale a 13,4 veces la distancia que separa la Tierra de la luna. ¡Así pues nada de pánico!
De hecho, solo en este mes de agosto, la NASA ha estimado que 9 NEOs pasarán cerca del planeta. El citado 2016 NF23 no es ni siquiera el que más cerca pasará ya que el mismo día en que esperamos su visita por los alrededores de la Tierra, otra roca de entre 38 y 86 metros de diámetro llamada 1998 SD9 pasará a 4,23 distancias luna-Tierra.
No obstante, conviene mantenernos alerta y observar el cielo con precaución ya que según la NASA, existen unos 17.000 NEOs grandes que aún no hemos detectado.
Por la cuenta que nos trae (que se lo pregunten a los dinosaurios) la humanidad debería tener un plan de defensa contra asteroides peligrosos al que poder recurrir si algún día detectamos uno de esos NEOs en curso de colisión contra nuestro planeta. ¿Cómo podremos desviarlo o destruirlo entonces? Conviene tener una serie de ideas en marcha, bien sea con armas nucleares, cohetes que puedan remolcarlos, o incluso pintarlos de colores.