El artículo sobre los períodos cálidos y las glaciaciones, tiene como antecedentes:
1) La carta que mandara en el 2004, al Sr. Secretario de la U. N. para el Cambio Climático, luego de asistir al C. O. P. N ° 10 en Buenos Aires, representando a mi Fundación
2) el artículo «Indicios de un cambio climático inverso» (2006), (Periódico Dómine y Agencia Comunas) y
3) «Objeciones al Cambio Climático» ( Wikisource), lo expreso porque recién en estos últimos tiempos, científicos de todo el mundo han comenzado ha interpretar el fenómeno climático en forma cabal.
( En «Objeciones al Cambio Climático», al final, está el estracto de la comunicación oficial del listado de organizaciones y autoridades que brindó las Naciones Unidas al respecto).
He perfeccionado dos artículos y condensado en uno en donde al final acoto una idea para paliar el frío de la próxima Glaciación:
La estructura interior de nuestro planeta encierra una temperatura siempre disponible para ser aprovechada para el que desarrolle las tecnologías que puedan aprovecharla.
Los continentes y sus placas flotan sobre el magma caliente del interior del Planeta. Gracias a este calor-en buena medida originado por la presión gravitacional de la masa planetaria y en parte la desintegración de átomos, de Uranio, especialmente y del frote de las masa semipastosas y fluídas-, el núcleo de hierro y níquel interior, funcionando como un dínamo que crea el magnetismo, que nos evita muchos de los rayos nocivos del sol y cósmicos y la degradación y pérdida atmosférica que causaría el viento solar. Sin este efecto sería como Marte, apenas más caliente.
También tiene el efecto, esta vez pernicioso, de crear los terremotos, por la deriva de las placas, que al chocar unas montan sobre otras y suceden estos hechos, muchas veces super violentos.
Es así que a principios del siglo veinte, surge el primer complejo industrial sobre el tema y que durante el resto del siglo, se fueron extendiendo en diversas partes del mundo, primero con afloramientos termales evidentes-zonas volcánicas con géiseres ante todo, y luego buscando las rocas permeables con acuíferos sobrecalentados confinados por capas de rocas impermeables.
La técnica consiste en realizar perforaciones de extracción de donde sale el agua caliente y/o vapor, a diferentes temperaturas, separar el agua y el vapor, que se manda a las turbinas o a intercambiadores de temperatura para vaporizar líquidos con menor punto de ebullición, se filtra de elementos azufrados y otros cáusticos-se emplean mucho el acero inoxidable y el duraluminio según los casos-. El agua utilizada de la surgencia, ya enfriada se vuelve a inyectar al acuífero subterráneo para mantener en lo posible la cantidad total de líquido confinado.
Los acuíferos si tienen más de 140 ° C., hasta 350 ° C., pueden generar grandes cantidades de vapor que mueven las turbinas directamente, entre 80 ° C. a 140 ° C., deberán transferir su calor a líquidos más volátiles y estos en sistemas cerrados generan el movimiento de las turbinas (sistema combinado) y los de menos de 80 ° C., se usan en los diferentes procesos, menos el de generar electricidad. (En Islandia se usan los de 300° C).
Las turbinas generarán electricidad. El agua ya con menos temperatura calienta circuitos de aguas corrientes para calefaccionar edificios –con una interesante técnica también puede refrigerar-, además sirve para los procesos industriales en cascada, por ejemplo: pasteurización de lácteos, procesos textiles, etc., por lo que seguimos ahorrando combustibles. También están los aprovechamientos turísticos de la Bañoterapia. Las aguas aún más frías se siguen utilizando para calentar viveros, campos cultivados y aun las carreteras para evitar la formación de hielo en los rigores de los inviernos boreales. Continuar leyendo «Energías alternativas»