La China está completando muchos lugares vacíos de los estamentos de la Evolución. Hace lustros descubrieron marsupiales que se alimentaban de huevos y crías de dinosaurios y que acompañaron en otro sitio del mundo a los cocodrilos galopeadores (de Brasil) en la tarea de exterminio, ya que los dinosaurios vieron disminuir por estos motivos su descendencia hasta desaparecer. (Poco a poco se encontrarán también las especies que al mutar se encargaron de estas tareas de exterminio).
Los Chinos encontraron a esta pequeña musaraña que viene a completar otro capítulo en la historia que termina en nosotros.
Hoy, son de porte pequeño, terrestres y algunas subacuáticas, Son los mamíferos más activos que existen. Cazan su alimento tanto de día como de noche. Muchas de las especies, en especial las europeas comen su propio peso en insectos diariamente, pueden llegar a morir si pasan más de cuatro horas sin comer. Su alimento se basa en invertebrados aunque pueden llegar a cazar y comer pequeños vertebrados tales como ratones de campo lagartijas e incluso (siendo casos excepcionales) de ratas.
Se defienden de sus depredadores mediante unas glándulas odoríferas, que las convierten en un plato poco atractivo, aunque son depredadas por las aves que tienen un sentido del olfato débil, como las lechuzas o las aves rapaces. Algunas especies de musaraña tienen saliva venenosa.
Mientras seis miembros de la tripulación del Ocean Explorer dormían,los otros tres integrantes del equipo (con experiencia en búsqueda de tesoros y rescate en naufragios) fueron testigos del momento en que la pantalla del sonar captó y fotografió un enigmático objeto.
La embarcación había detectado bajo el mar, a 87 metros de profundidad, una estructura circular de unos 18 metros de diámetro. Sucedió durante la madrugada del 19 de junio mientras el buque cruzaba el Golfo de Botnia, en el Mar Báltico. Justo entre Suecia y Finlandia.
El grupo liderado por Peter Lindberg observó un par de detalles inquietantes. Por ejemplo, que el círculo parecía conectar con una suerte de «pista» de 300 metros de largo, como si el objeto, cualquier cosa que fuese, se hubiese deslizado hasta que se detuvo en el sitio donde fue descubierto. «Se ven un montón de cosas extrañas en este trabajo, pero en mis 18 años de profesión nunca había visto algo así», aseguró más tarde el comandante.
Una de las ideas principales que sustenta toda la teoría de Darwin, es que a lo largo de los años solo han sobrevivido las especies más fuertes. Sin embargo, una reciente publicación de la revista Nature, cuestiona éste principio.
Un grupo de investigadores ingleses de las Universidades de Exeter y Bath, en conjunto con especialistas de la San Diego de los Estados Unidos, demostraron en éste trabajo que la biodiversidad puede evolucionar donde previamente se creía imposible.
El trabajo representa un nuevo enfoque al estudio de la evolución que eventualmente puede conducir a una mejor comprensión de la diversidad de bacterias que causan enfermedades humanas.
Hasta el momento, se cree fielmente que en cualquier hábitat determinado debe surgir una especie más fuerte que con el tiempo dominará para excluir a todas los demás. Este es el conocido principio de la supervivencia del más fuerte. Los ecólogos se refieren a menudo a la idea del «principio de exclusión competitiva» que predice que los entornos complejos son necesarios para apoyar a las poblaciones complejas y diversas.
Robert Beardmore, quien ejerce la profesión de profesor e investigador en la Universidad de Exeter, dice: «Los microbiólogos han puesto a prueba este principio mediante la construcción de ambientes muy simples en laboratorio para ver qué pasa después de que cientos de generaciones de evolución bacteriana, cerca de 3.000 años en términos humanos. Se pensaba que sólo el genoma de las bacterias más aptas permanecería, pero ese no fue el resultado. Los experimentos generaron una gran cantidad de diversidad genética inesperada».
Esta biodiversidad en un tubo de ensayo fue objeto de controversia cuando se observó por primera vez y fue explicado con afirmaciones de que la falta de tiempo había impedido ver surgir a una bacteria claramente ganadora. La nueva investigación muestra, sin embargo, que en los experimentos no se encontraron anomalías.
El profesor Laurence Hurst, de la Universidad de Bath, dijo: «La clave para el nuevo entendimiento es la comprensión de que la cantidad de energía que los organismos obtienen de su alimento depende de la cantidad de alimentos que tienen. Dadles comida abundante y la usarán ineficientemente. Cuando combinamos esto con la idea de que los organismos con diferentes estrategias de utilización de los alimentos también se ven afectados de diferentes maneras por las mutaciones genéticas, entonces descubrimos un nuevo principio, una en el que tanto ser fuerte como no serlo coexisten de forma indefinida».
El doctor Ivan Gudelj, también de la Universidad de Exeter, dijo: «Los fuertes usan bien el alimento pero no son resistentes a las mutaciones, mientras que los menos eficientes, los consumidores no aptos o menos fuertes, son mantenidos por su resistencia a la mutación Si hay una baja tasa de mutación la regla de la supervivencia funciona, pero si no es así, mucha de la diversidad puede mantenerse»
En cuanto a los experimentos enigmáticos sobre las bacterias, los investigadores concluyen que su tasa de mutación parece ser lo suficientemente alta para que organismos fuertes y menos en forma puedan manternerse.