Recientemente ha trascendido la noticia de que a mediados de 2007, en una granja mexicana, los trabajadores descubrieron, por casualidad, una especie de bebé con vida atrapado en una trampa para animales. Por la forma de la criatura se supuso de inmediato que se trataba de un bebé extraterreste.
Aterrorizados, los lugareños ahogaron en el agua al citado bebé extraterreste al encontrarlo. La criatura hizo forcejeos, moviendo su cuerpo y gritando para pedir auxilio. Los campesinos hicieron 3 intentos y la pusieron en el agua durante varias horas. Finalmente, el bebé extraterrestre murió ahogado.
A finales del 2008, el dueño de la granja decidió acudir a la Universidad de la región para que se iniciara una investigación sobre el caso, y para que se logre establecer alguna hipótesis sobre el origen de ésta extraña criatura.
Los científicos recurrieron a la formación de imagen mediante resonancia magnética nuclear para realizar el trabajo de comparación y análisis de ADN del bebé extraterrestre.
Entre los resultados obtenidos por el grupo de científicos a cargo de la investigación se pueden citar por ejemplo, que el espécimen del supuesto extraterrestre no es artificial. La estructura de su cuerpo es muy similar a la de lagarto (por ejemplo, su dentadura no tiene raíz, y puede vivir bajo agua durante largo tiempo). Pero también muestra ciertos rasgos característicos del ser humano, por ejemplo la estructura articular de su cuerpo. Tiene un cerebro enorme, sobre todo la parte trasera; para el ser humano, el tejido cerebral a cargo del estudio y memoria es comparativamente desarrollado. Por esto los científicos llegaron a la conclusión de que este ser es muy inteligente.
En la zona donde se descubrió el bebé extraterrestre, se informan frecuentemente de apariciones de OVNIS y de misteriosos círculos en trigales. Por este motivo todas las miradas apuntan a afirmar que este bebé fue dejado por un ser extraterrestre sin querer o deliberadamente por quien sabe que misterioso fin en su visita a la Tierra.
Corria el año 1931 y en Estados Unidos seguían latentes los efectos de la crisis económica mundial. En el marco de las creencias, dos sectores sociales bien definidos debatían en el marco de una contienda ideológica: Creacionismo Vs Evolución.
Los evolucionistas, aceptaban el apogeo científico y los importantes avances realizados en virtud del conocimiento. Desde hacía ya varias décadas se había aceptado y transmitido la teoría de Darwin, según la cual todos los seres vivos evolucionamos en el pasado hacia formas superiores.
Por su parte, los creacionistas continuaban aferrados al viejo dogma de que la tierra fue creada hace 6000 años y todos los seres vivos, incluídos los hombres, fueron obra de Dios hacia el año 4004 A.C.
El giro inesperado del destino, quizo que en medio de la disputa, prácticamente resuelta a favor del evolucionismo, surgiera un enigma que hasta el día de hoy no a logrado ser respondido por una u otra teoría. El enigma del río Paluxi, en Texas.
Tal descubrimiento se había efectuado en el año 1908, y tardó más de dos décadas en popularizarse, tal vez porque éste era considerado el momento oportuno para que trascendiera semejante novedad. El descubrimiento consistía en la aparición de pisadas de dinosaurios en sedimentos de hacía 250 millones de años. Sin embargo, junto a esas mismas huellas había otras. Se trataba de huellas humanas. Aquello no tenía justificación, ambas se habían formado a la vez pero dinosaurios y hombres jamás convivieron.
Hasta el momento se creía que los dinosaurios habían desaparecido de la tierra hace unos 65 millones de años, y que el ser humano aparecía en las primeras formas homínidas, hace sólo algo más de 5 millones de años.
Los creacionistas, interpretaron aquel descubrimiento como una situación favorable a su tésis aludiendo a que los seres humanos y los dinosaurios habían convivido porque ambos aparecieron hace 6000 años sobre el planeta. Naturalmente ésta teoría no tuvo mayor apoyo.
El misterio del río Paluxi sigue tan vigente como entonces salvo que los fundamentalistas cedieron paso a la ciencia, quien hasta el día de hoy no ha logrado resolver semejante acontecimiento. La pregunta sigue entonces vigente:
¿Convivieron seres humanos y dinosaurios en algun momento de la historia?
La mayoría de los investigadores intuyen que es poco probable que éste suceso haya ocurrido, sin embargo no pueden resolver el misterio de las pisadas petrificadas al mismo tiempo.
En 1970 un científico, tras el estudio detallado de aquellas huellas, dijo que quizás las huellas que todo el mundo pensaba que pertenecían a seres humanos eran también de dinosaurios, aunque no lo afirmaba completamente.
En la década de los 90 el misterio ha vuelto a ser estudiado con una conclusión sorprendente: Las huellas presentan la curvatura típica y marcas propias de las pisadas humanas, aunque estén sedimentadas hace cientos de millones de años.
Evolucionistas y creacionistas se equivocaron en el análisis del enigma y ni unos ni otros han podido solucionar el misterio.
Al comenzar a escribir éste artículo, mi memoria recordó la célebre frase de Maquiavelo: «El fin justifica los medios». Lejos de intentar poner en tela de juicio dicha afirmación, se me ocurrió realizar un recorrido por alguno de los casos históricos de experimentos científicos realizados por el hombre.
Hombres de ciencia, sin duda alguna, que en su eterno afán de parecerce a Dios, parecen haber cruzado la delgada línea que separa el método científico y la razón, de la maravillosa y tan necesaria sensibilidad humana.
El deseo innato del ser humano por satisfacer su ansiedad de conocimiento y de intentar dominar las distintas dificultades que se le presentan en la vida, ha dado lugar a una inminente necesidad de experimentar, no sin que ésto represene un gran sacrificio y una gran dedicación, con el único objetivo de avanzar hacia la resolución de los grandes problemas de la humanidad.
En éste lugar, debemos comprender que el experimentar es el principal enunciado del método científico, sin el cual éste no tendría lugar y consiste en confirmar las hipótesis que el investigador ha postulado, en ideas abstractas, sobre un determinado suceso o fenómeno.
Pero cuando de la mente humana se trata, es improbable conocer cual es el alcance de abstracción de las ideas que el ser humano pudiera engendrar, considerando que el rango de la mismas se halla acotado entre dos extremos buien definidos: La ingenuidad más trivial y la Atrocidad comparable a los cuentos más aterradores de ciencia ficción.
A continuación se presentará un extracto de dos casos históricos que conmocionaron a la comunidad científica y que se recordarán por siempre dada la magnitud de su trascendencia.
El doctor Vladimir Demikhov
El doctor Vladimir Demikhov, (1915 – 1998), fue uno de los pioneros soviéticos de la cirugía moderna. Comenzó a experimentar con animales en década de 1940, (en 1946 Demikhov reemplazo los aparatos circulatorio y respiratorio de un perro sin usar máquina alguna como soporte vital), llegando a su clímax en 1952, al lograr exitosamente transplantarle un corazón a un perro, adelantándose varios años al transplante del doctor Barnard. Con este hecho, se confirmó que dicha operación fue el mayor éxito médico soviético de todos los tiempos y el hecho histórico que de alguna manera facilitó el camino hacia los transplantes cardíacos humanos actuales.
Sin embargo, y pese a su reconocido logro en éste caso, Demikhov se destacó por otro experimento realizado al año siguiente. El transplante de la cabeza, los hombros y patas delantesras de un perro cachorro sobre el cuerpo de un mastín adulto. Después de la operación, los médicos observaron como el perro anfitrión sufría incluso un rejuvenecimiento. También se llegó a observar que ambos perros salivaban y tenían sed al mismo tiempo, pero finalmente éste engendro murió varios días después del transplante. En el siguiente sitio se puede observar un extracto del video de la operación quirúrgica, y el perro con dos cabezas, bebiendo agua por ambas de ellas y paseando. Sinceramente no me daba el entusiasmo para dejarlo puesto aquí, ni siquiera las fotos. [Visitar el video del doctor Vladimir Demikhov]
Durante los siguientes 15 años, Demikhov realizó otras 24 intervenciones similares, creando todo un ejército de perros bicéfalos, pero ninguno de ellos vivió más de un mes. Todos murieron por problemas de rechazo de tejidos.
Sergei S. Bryukhonenko
Sergei S. Bryukhonenko (1890–1960) , fué un científico ruso que consiguió mantener la cabeza de un perro viva, sin estar conectada a un cuerpo. El experimento suena de por sí realmente aterrador. Ejerció su profeción durante la dictadura de Stalin y su labor y estudios fueron vitales para el desarrollo de las operaciones a corazón abierto en Rusia. Además fue uno de los líderes en el Instituto de Cirugía Experimental donde se realizó por primera vez una operación a corazón abierto en personas en 1957.
Sin embargo Bryukhonenko será siempre recordado por su «autoejector»; Una primitiva máquina que realizaba la función del corazón y pulmones, la cual fue utilizada en una serie de experimentos con perros a finales de los años 30 pudiéndose ver en este video como con dicho «aparato» se mantenía palpitando un corazón fuera del cuerpo y los pulmones bombeando.
Mantuvo con vida la cabeza de un perro.
Cual si se tratara de un capítulo de Futurama o de la última película de los expedientes X, Un perro es decapitado con la intención de mantener con vida su cabeza aisladamente y sin mediar su cuerpo, el animal parece estar despierto y reaccionar ante los estímulos sonoros, visuales y táctiles. Sin embargo el animal muere posteriormente. En la parte final del video puede observarse como un can tras morir y tener todas sus constantes vítales detenidas es devuelto a la vida por el equipo de Bryukhonenko quien fue condecorado por el Premio Lenin a título postumo.