La amenaza del zika en EEUU se amplía tras impactante descubrimiento

La amenaza del virus zika, y de sus ominosos efectos potenciales, como la microcefalia en bebés nacidos de madres que contrajeron la enfermedad durante el embarazo, ha causado inquietud en amplias zonas de América Latina, y también en Estados Unidos.

Una larva del mosquito Aedes aegypti, transmisor del virus zika. (AP)

Pero un reciente hallazgo podría expandir sustancialmente los riesgos de una difusión del virus zika en Estados Unidos, más amplia que lo que se había previsto y por ende con más personas potencialmente expuestas a sus efectos. Continuar leyendo «La amenaza del zika en EEUU se amplía tras impactante descubrimiento»

Descubren una misteriosa bacteria asesina en EEUU

En los últimos meses, medio centenar de personas de Wisconsin han sido infectadas por Elizabethkingia anophelis, una bacteria que ha terminado ya con la vida de más de 20 personas, por lo que es muy importante localizar la fuente de la infección. La tasa de 30% de fallecidos es inquietante. Sin embargo, no está resultando nada fácil hallar el origen, pues la bacteria parece ser muy escurridiza.

La bacteria se introduce en el torrente sanguíneo del infectado, causándole problemas como fiebre, dificultad para respirar, escalofríos y problemas en la piel. Además, en pacientes ancianos, con afecciones anteriores o inmunodeprimidos puede llegar a provocar sepsis y, con ella, la muerte. La mayoría de pacientes que han muerto hasta el momento tenían más de 65 años y problemas previos de salud, pero no por eso deja de ser preocupante también para otras edades.

Todos los pacientes infectados proceden de 12 condados diferentes de Wisconsin. Algunos vivían en centros de mayores, otros se encontraban ingresados en el hospital y otros tantos vivían tranquilamente en su casa, sin haber recibido atención médica en los últimos días.

¿De dónde viene la bacteria?

Parece obvio pensar en el suministro de agua potable de Wisconsin, pero según declaró a Wired el director del Centro de Control de Enfermedades, ésta ya fue analizada y no parecía haber rastro del microbio. La situación invita a pensar en origen ambiental en algún elemento ampliamente compartido en la zona pero no se ha logrado identificar.

Así, la situación ha llevado a que un grupo de científicos se conviertan en verdaderos detectives e interroguen de uno en uno a todos los afectados, buscando algún hábito común entre todos: consumo de alimentos, uso de cosméticos, visitas a un mismo lugar, lo que sea. Por desgracia, de momento estos cuestionarios no han dado ningún resultado, por lo que se hace necesario tener en cuenta otras vías de transmisión.

Casi cien investigadores están trabajando juntos en busca del foco de la infección de la misteriosa bacteria asesina de Wisconsin.

Puede contagiarse el Alzheimer?

Hasta hace poco tiempo la respuesta que daría cualquier científico a ésta pregunta sería un rotundo NO. Sin embargo, ahora, y tras la publicación de dos estudios, la respuesta no es tan directa. Sería algo así como «no exactamente, pero»

Los casos que se explican en los artículos son complejos. En ambos, se realizaron autopsias a pacientes que presentaban síntomas de Alzheimer, a pesar de ser demasiado jóvenes para tener una enfermedad de este tipo. Lo que tenían en común es que todos ellos habían recibido un transplante de dura mater, la membrana que recubre el cerebro y la médula espinal.

Este tipo de intervenciones son comunes cuando hay que realizar cirugía cerebral. Lo que se hace es coger tejido de un cadáver, e implantarlo en la persona operada. Pues bien, el resultado es que los transplantados desarrollaban Alzheimer.

Y si no tenemos mucho cuidado a la hora de explicarnos, parecería que el Alzheimer es contagioso. Pero no es así. En todo caso, sería transmisible o inducible. Porque eso es lo que ocurre, que los cadáveres que se emplearon para el transplante mostraban placas de una proteína denominada proteína β-amiloide. Este tipo de placas son comunes en las personas con Alzheimer, y una de las razones de la demencia que esta enfermedad produce.

Lo que ocurre en el cerebro cuando aparecen estas placas, es que unas se facilitan a las otras. Crecen por agregación, por decirlo de una manera gráfica – e incorrecta por lo simplista, pero espero que se me acepte el símil – “se juntan formando pegotes”.

A este tipo de procesos se les conoce como “inducidos”. No es que una persona que tenga Alzheimer “se lo pegue” a otra. Si se realiza una intervención quirúrgica y se implanta tejido dañado, ese daño provoca aún mayores daños.

Otro factor que también resulta importante comentar es que todos los pacientes padecían la Enfermedad de Creutzfeldt–Jakob, un tipo de encefalopatía similar al mal de las vacas locas. Esto es, se trataba ya de personas enfermas, con daños en la estructura de su cerebro.

De acuerdo, así que no se transmite, pero sí se puede inducir. Entonces hay motivos para preocuparse, ¿no? En realidad no tantos como podría parecer. Hoy en día ya no se realizan transplantes de dura mater de donantes muertos, si no que se producen de manera artificial en el laboratorio. Ningún peligro por ese lado.

Pero sí hace falta confirmar esta vía – el número de casos, y la manera de realizar el estudio permite sospechar una inducción, pero no confirmarla. Porque la proteína β-amiloide no sólo se produce en cerebros enfermos, y tiene la curiosa característica – o manía, depende de cómo queramos verlo – de quedarse adherida al material quirúrgico. Y los métodos tradicionales de esterilización de bisturíes y demás instrumental no consiguen acabar con ellas.