Innovación y creatividad es el camino para “descarbonizar” el mundo, una de esas soluciones es buena, bonita y barata. Este diseño cuesta 400 veces menos por área colectada que los espejos convencionales, resisten vientos de 100 m.p.h y protegen la superficie de los espejos y el receptor de las lluvias, insectos y suciedad.
La tecnología de este globo solar cuenta con muchos beneficios, tanto en costos, como instalación y en generación de trato amigable con el medio ambiente.
La empresa Cool Earth ha desarrollado una tecnología que utiliza una hilera de globos que concentran y capturan la energía solar, sin utilizar infraestructura costosa o grandes cantidades de silicon.
Los captadores inflables captan luz y la concentran en celdas fotovoltaicas, incrementando muchas veces la energía que impacta sobre las celdas. Una serie de concentradores están suspendidos en un soporte y controlan los cables que se extienden entre los polos. Al estar suspendidos los concentradores, se pueden utilizar vastas áreas de tierra para la producción de energía solar, con un impacto ambiental limitado.
Cada globo, de dos metros de diámetro, puede generar 500 watts de electricidad y con estos bajos costos de mantenimiento y reemplazo, el sistema reducirá significativamente los costos de la energía solar a niveles en donde competiría directamente con las fuentes fósiles de energía. La tecnología ofrecerá nuevas oportunidades económicas para los granjeros, que serán capaces de “cosechar” electricidad además de realizar cultivos.
Durante la Segunda Guerra Mundial existieron muchos mitos e historias para no dormir sobre los nazis. De entre ellas, hoy vamos a hablar de los Foo Fighter, no la banda de rock, sino los misteriosos aviones, un fenómeno que trajo de cabeza a los aliados. El batallón ovni de Hitler que no acertaban a definir.
El nombre «foo fighter» deriva una mala pronunciación de «feu» (fuego en francés), unido a «fighter» (caza en ingles), queriendo significar el caza de fuego. Este termino fue utilizado por aviadores de la Segunda Guerra Mundial para referirse a ciertos fenómenos aéreos que avistaban regularmente durante sus misiones de combate. Estos eran descritos como esferas de apariencia metálica o bolas luminosas, que aparecían individualmente o en grupos. Aunque muchas veces perseguían o acompañaban a los aviones militares, no existe constancia de que algún foo fighter haya intentado algún tipo de ataque o interacción. Se caracterizaban por su alta velocidad y maniobrabilidad más allá de las posibilidades desarrolladas en la época; los relatos indican que podían acelerar o decelerar instantáneamente, o flotar estacionarios.
Los «foo fighters» fueron observados por pilotos militares británicos, norteamericanos, alemanes y japoneses. Los pilotos aliados inicialmente pensaron que podía tratarse de algún arma secreta de los Nazis, sin embargo los dirigentes nazis pensaban que era un arma secreta de los aliados. Se dice que ambos bandos investigaron el fenómeno, y abandonaron las investigaciones al comprobar que no eran una amenaza.
Los primeros informes surgieron en 1941, por parte de pilotos británicos; los norteamericanos, luego de varios avistamientos ocasionales, empezaron a reportarlos regularmente a partir de la entrada en servicio de los cazas nocturnos P-61 “Black Widow”. Se cree que los pilotos de estos aviones fueron quienes les dieron el apodo definitivo de “foo fighters”.
TEORIAS DE SU ORIGEN
Hay varias teorías que intentaron explicar los foo fighters; la más aceptada es que las luces eran descargas de rayos globulares, un fenómeno que la ciencia aún no ha explicado adecuadamente. Después de la Guerra, diversas observaciones de este tipo pasaron a describirse con términos más neutros como OVNI.
El fenómeno podría estar basado en la mala interpretación del procedimiento estándar de la Luftwaffe según el cual ciertas baterías antiaéreas cercanas a los aeródromos alemanes disparaban por las noches proyectiles luminosos a intervalos regulares, para facilitar la navegación visual.
Los defensores de la hipótesis extraterrestre han sugerido que los foo fighters son pruebas de extraterrestres que visitan la Tierra.
También se ha sugerido que el foo fighter era un avión secreto de la Luftwaffe en forma de disco, apodado el «feuerfighter» por los alemanes, pero como este nombre hipotético es una mezcla de alemán e inglés, y como no se ha encontrado evidencia de un avión semejante, esta explicación es probablemente una leyenda urbana.
De la misma manera, la sugerencia de que algunas observaciones nocturnas de foo fighters hayan sido en realidad observaciones del avión cohete alemán Messerschmitt Me 163 Komet no tiene sentido: el Me 163 era completamente inadecuado para operaciones nocturnas ya que sólo tenía combustible para pocos minutos (totalmente insuficiente para entrar en contacto con un enemigo de noche), no llevaba ningún radar de interceptación aerotransportado, y carecía de todo el equipo de vuelo nocturno que habría sido vital para hacer sus característicos aterrizajes nocturnos.
Se ha sugerido como explicación que pudiera tratarse de un tipo de descarga eléctrica de las alas de los aeroplanos (semejante al Fuego de San Telmo).
Objetos brillantes en el suelo pueden producir múltiples reflexiones internas en el plástico curvo de la carlinga de un avión, y percibirse por lo tanto como imágenes sobre el horizonte, un fenómeno que ha sido identificado como la explicación de ciertos avistamientos de ovnis desde los aviones.
Un piloto de un avión de guerra aliado estaba muy nervioso. Navegaba a 10.000 pies de altura en territorio enemigo. El sabía que en alguna parte oculto en el negro cielo se encontraba un avión de guerra alemán. Él, ansioso, escudriñaba la oscuridad en busca de su enemigo. Repentinamente vio que dos grandes bolas anaranjadas que brillaban intensamente se le acercaban. Su operador de radio las vio también. No parecían aviones de guerra enemigos, pero tampoco se parecían a nada que el haya visto.
Las bolas se nivelaron con el avión de guerra y comenzaron a seguirlo. El piloto, desesperado, decidió perder a las bolas con maniobras evasivas. Impulso su avión a una pronunciada picada. Los objetos lo siguieron inmediatamente. Intentó después un giro muy agudo.
Las bolas permanecían con él. Durante varios minutos más el piloto utilizó sus mejores trucos para perder sus perseguidores y falló. Su último intento era lanzar a su avión violentamente hacia arriba y dar un giro agudo, pero antes de que lo pudiera intentar las bolas se alejaron sorpresivamente, desapareciendo repentinamente en la noche. Durante todo el incidente no se disparó un solo tiro.
La narración anterior es un ejemplo típico de un encuentro con un «foo fighter.»
Desde la manera en la que interactuamos con los demás hasta nuestras posibilidades de viajar o nuestro trabajo, el rápido progreso la tecnología ha cambiado drásticamente nuestra manera de vivir en los últimos años.
Y los expertos prometen avances cada vez más sorprendentes. Un equipo formado por arquitectos de la compañía SmartThings -perteneciente al gigante tecnológico Samsung y especializada en el internet de las cosas- y académicos de la Universidad de Westminster, en Reino Unido, acaba de publicar un informe sobre la vida futura en las ciudades -«SmartThings Future Living Report»- analizando cómo viviremos dentro de un siglo.
Ciudades submarinas, rascaciones subterráneos y comida imprimible. ¿Será así la vida dentro de 100 años?