El telescopio de exploración infrarroja de la NASA nos regaló esta increíble imagen de la estrella Zeta Ophiuchi atravesando una nube de polvo radiante a una velocidad superior a los 86.000 kilómetros por hora, respecto a las otras estrellas en aparente inmovilidad.
Las estrellas nos parecen como algo estático, casi fijo en el firmamento, respecto a los planetas. Sabemos que ese no es el caso. Estos gigantescos cuerpos celestes a menudo cruzan la galaxia a velocidades increíbles, formando partes de galaxias con movimientos especiales o empujados por algún evento estelar cataclísmico.
En el caso de Zeta Ophiuchi, los científicos creen que una vez formó parte de un sistema estelar binario, pero cuando su compañera se convirtió en supernova, Zeta fue disparada hacia el cosmos como una gigantesca bala de cañon.
A ojo desnudo, Zeta Ophiuchi aparece como un gran punto azul rodeado de muchos otros puntos azules, pero gracias al telescopio explorador infrarrojo de campo amplio de la NASA, podemos ver como esta estrella que tiene un tamaño 20 veces superior al del Sol se desplaza por el universo. Esperemos que no ocurran más casos como estos en la proximidad de nuestro sistema solar ya que semejante estrella sería, en trayecto de colisión, el final de nuestro sistema planetario.
A mí, sin embargo se me presenta una duda: como este sistema binario originario, pudo dejar atrás una estrella blanco azulada, veinte veces más grande que el Sol.
Generalmente, sabemos que quedan restos poco masivos, pero nunca gigantes blanco azuladas.
Realmente, no lo creo posible.
Prometo que pensaré en otra teoría más real.
por Manlio E. Wydler