La niña fantasma del museo de Nápoles

Los obreros de una empresa que llevaba a cabo tareas de mantenimiento en el Museo Arqueológico de Nápoles, abandonaron su trabajo por supuestos fenómenos paranormales que ocurren en el lugar.

Con motivo de éste suceso, el Ministerio italiano de Bienes Culturales se puso en contacto con expertos en fantasmas para investigar durante el mes de septiembre las presencias inexplicables y sucesos sobrenaturales que ocurren en aquel lugar.

«Aquí suceden cosas extrañas», dijeron los obreros entrevistados por un periódico local. Lo que al principio era una intuición de los obreros fué convirtiéndose poco a poco en real: Muchos objetos fueron cambiados de sitio y varios cubos se llenaron misteriosamente.

A raíz de estos hechos, Oreste Alberano, el arquitecto encargado de las obras en el museo que dice no creer en fantasmas, se presentó personalmente en el centro a petición de algunos de los trabajadores. Fue él quien protagonizó el siguiente episodio de la historia, al tomar una fotografía en el recinto en la que apareció la silueta de una niña, que, naturalmente no era hija de ningún trabajador.

La directora del Museo Arqueológico, Valeria Sampaolo, dijo que «más que fantasmas», lo que se espera en el centro expositivo son «turistas de carne y hueso». Sampaolo rechazó la fantasmagórica noticia aparecida en «Il Mattino»: «Es algo carente de cualquier fundamento, pura fantasía, haremos un comunicado oficial para desmentirlo, y nos gustaría que se hablase del museo por su actividad». «Debo añadir que esa famosa foto circula desde hace más de un año y me la han enseñado hace poco: para mí no tiene ningún significado», dijo. Y zanjó: «Por otra parte, con las tecnologías hoy se puede hacer de todo». El escepticismo de Sampaolo no ha podido frenar la avalancha que la noticia ha generado. «Periodistas y cámaras de televisión atestan el museo en busca de alguna imagen. Pero ningún turista nos ha preguntado aún por el fantasma», aseguró la directora del museo.

El Museo Arqueológico de Nápoles alberga una importante colección de obras de arte, entre ellas el catálogo de la colección Farnese y los tesoros de Pompeya y Herculano.

El misterio de los pies aparecidos en una playa de Canada

Desde el verano de 2007 acontece un suceso extraordinario en una de las playas de Vancouver, Canadá: La aparición de los restos de extremidades, cuyos cuerpos no se encuentran.


¿Un Asesino Serial o los restos de un antiguo naufragio?

Gente que paseaba por las costas de Vancouver, en Canadá, se llevaron tremenda sorpresa, y a la vez un gran susto, al toparse en su camino no con animales marinos y conchas, sino con los restos de un pie humano dentro de un zapato, que al parecer, la misma corriente llevó hasta tierra.

Este suceso trae en jaque a la policía de dicho país, ya que de 2007 a la fecha, se ha repetido dicho fenómeno en varias ocasiones, tal y como indica lapreciosa929.com.

Son 11 las extremidades en total, que han sido encontradas en las playas de la costa de la Columbia Británica, ocho en Vancouver y tres en la costera del estado de Washington, todos con la característica de llevar puesto calzado deportivo y sin saber cómo es que llegaron al agua, así lo dice larazon.com.pe. Los tétricos hallazgos han ocurrido de la siguiente manera: Continuar leyendo «El misterio de los pies aparecidos en una playa de Canada»

Enigmas : En busca de «El Dorado»

Muchos aventureros han luchado, asesinado y saqueado en el curso de la búsqueda de El Dorado. A menudo, también han ofrendado sus propias vidas persiguiendo algo que quizá no haya sido más que un sueño generado por la codicia.

Todo empezó cuando los españoles invadieron el imperio de los incas, en el Perú, en 1532 y descubrieron una fastuosa acumulación de oro que incluía muchas y bellisimas obras de arte. Los invasores ocuparon la ciudad de Cuzco y apenas podían dar crédito a sus ojos cuando vieron el botín que estaba a su disposición.

En Cuzco, las paredes del templo del emperador estaban enchapadas en oro, e incluso las cañerías que conducían el agua estaban hechas del precioso metal. Los españoles invadieron el imperio inca y capturaron al emperador, Atahualpa; Luego pidieron por él un rescate increíble: exigieron que se llenase de oro una enorme habitación de 7.0 X 5.0 metros hasta una altura de más de 2,50 metros. Los incas pagaron el enorme rescate, pero los invasores, dirigidos por Francisco Pizarro, pisotearon el acuerdo y asesinaron a su rehén a sangre fría.

No satisfechos con las formidables riquezas de que se habían apoderado, los conquistadores, en un alarde de rapacidad y de crueldad, desmantelaron el Imperio de los incas y lo despojaron de la mayor parte de sus riquezas. La codicia de los invasores no hizo sino crecer cuando oyeron relatos según los cuales existían tesoros aún más grandes en el norte, más allá de las fronteras del imperio inca, en un sitio que la gente llamaba El Dorado. Los mitos y las leyendas que rodeaban El Dorado eran muchas y variadas: algunos afirmaban que se trataba de una ciudad perdida; otros, que era un templo repleto de tesoros, escondido en lo profundo de la selva; hubo incluso quienes afirmaban que El Dorado era una montaña de oro macizo. Una de las teorías que actualmente gozan de mayor aceptación, sin embargo, sostiene que El Dorado era una persona: probablemente el jefe del pueblo chibcha (o muisca).

Los chibcha ocupaban el extremo norte de los Andes, y su jefe residía en la región donde hoy se levanta la capital de Colombia, Bogotá. El Dorado recibió ese nombre debido a la ceremonia chibcha que señalaba u ascenso al trono. El rito comenzaba cuando el pueblo se reunía a orillas del lago de Guatavita, de forma circular y rodeado de altas montañas; las celebraciones duraban varios días; en el momento culminante, el jefe que ascendía al oro, rodeado por sus sacerdotes, embarcaba en una balsa de juncos, que era conducida hasta el centro del lago. Se quemaba incienso y las flautas entonaban su misteriosa música, que se difundía sobre las aguas. Una vez la balsa estaba en el centro del lago, el nuevo jefe chibcha era desnudado y todo su cuerno se revestía con polvo de oro. Mientras el sol producía resplandores en su cuerno, el nuevo jefe cogía objetos de oro y los dejaba caer en el lago, como una ofrenda a los dioses de su pueblo. El ejemplo del jefe era seguido luego por el pueblo reunido en las orillas; cada uno aportaba su tributo, arrojando objetos de oro al agua. Así fue como el fondo del lago Guatavita llegó a contener una de las más ricas colecciones de objetos de oro del Nuevo Mundo. Curiosamente, el pueblo chibcha, el pueblo de El Dorado, no poseía yacimientos de oro propios. Continuar leyendo «Enigmas : En busca de «El Dorado»»