Un marinero portugués dio con el hallazgo de una misteriosa estructura piramidal, de unos 60 metros de altura y 8 mil metros cuadrados de base, sumergida en las profundidades oceánicas del archipiélago de Azores, en Portugal.
Diocleciano Silva, profesional veterinario y marinero experto, se encontraba realizando maniobras de rutina en el marco de la búsqueda de algunos navíos hundidos en la zona del Banco De João de Castro, cuando detectó una enorme formación piramidal en las lectura batimétricas -un procedimiento que muestra el relieve del fondo marino-, imposible de disimular por su tamaño, superior al de un estadio de fútbol. Para mayor sorpresa, Silva pudo constatar que se trataba de una pirámide perfecta, incluso alineada con los cuatro puntos cardinales, como la mismísima Gran Pirámide de Guiza, en Egipto. Continuar leyendo «Descubren una inmensa pirámide en la profundidades del océano Atlántico»
El Instituto Nacional de Antropología e Historia, de México, ha anunciado que un grupo de arqueólogos llevó a cabo un importante
descubrimiento en el sureste de Campeche: se trata de Chactún, una gran ciudad Maya que habría pertenecido al período clásico tardío, cuyo esplendor económico y cultural tuvo lugar entre los años 600 y 900 d.C.
El nombre Chactún puede ser traducido como Piedra Roja, o Piedra Grande. Esta ciudad recién descubierta habría abarcado una extensión de 22 hectáreas, por lo que sería una de las ciudades mayas más importantes de las tierras bajas centrales, en su época, comparable (tanto por sus dimensiones totales como por el tamaño de sus edificios) a las ciudades de Becán, Nadzcaan y El Palmar.
En Chactún se encontraron pirámides (la más alta tiene 23 metros de altura), edificios alargados, canchas de juego de pelota, plazas y monumentos. También se hallaron estelas y altares que conservan restos del original estuco Maya, en donde se combinan el estuco clásico pintado con inscripciones grabadas. En la estela 1, se menciona que allí “El gobernante K`inich B`ahlam clavó la Piedra Roja”, o piedra grande, según se prefiera traducir, en el año maya correspondiente a 751 de nuestra era. Se trata, sin lugar a dudas, de un nuevo gran descubrimiento que permitirá a la ciencia seguir profundizando el conocimiento acerca de la trascendente cultura Maya.
La anomalía de las Pioneer es uno de los grandes misterios científicos. También conocido como Efecto Pioneer consiste en la desviación observada en la trayectoria de las sondas espaciales que han sido lanzadas al exterior de nuestro Sistema Solar (Como Pioneer 10 y Pioneer 11). Los cosmólogos han estado estudiando y discutiendo durante años las razones de estas ‘ligeras derivas’ de las sondas.
Pioneer 10, fue lanzada en 1972; Y Pioneer 11 un año después. Ahora mismo, ambas deben estar en el espacio profundo, alejadas de la vista de cualquier ingenio humano, aunque sus trayectorias son demasiado fascinantes como para ignorarlas.
Y es que hay algo que ha estado «empujando» a las dos naves, provocando que aumenten su velocidad. La aceleración es pequeña, menos de un nanometro por segundo, pero es lo suficiente para hacer sacado a la Pioneer 400.000 kilómetros de su trayectoria inicial. La NASa perdió contacto con la Pioneer 11 en 1995, pero todo hace indicar que podría estar ‘sufriendo’ el mismo proceso que su hermana gemela, y estaría muy fuera de su rumbo en algún lugar del espacio. ¿Y qué causa este desvío? Por el momento, nadie lo sabe, aunque existen algunas teorías que exlicarían ésta anomalía.
Son muchas las teorías que los investigadores han lanzado desde entonces. Algunas achacaban las desviaciones a nubes de materia oscura, las cuales frenaban y variaban la trayectoria de las sondas. Otros volvían a poner en duda a Einstein y a la conveniencia de revisar su Teoría de la Relatividad General cuando se hablaba de distancias interplanetarias. En 2011, como nos recuerda Francis Villatoro en su blog «Francis (th) E mule Science’s News», la NASA ofrecía nuevos datos que decían apuntar a la respuesta definitiva sobre el misterio de las Pionner: «el origen de la anomalía en la aceleración de las sondas Pioneer 10 y 11 es que la emisión de calor del pequeño reactor nuclear que las hace funcionar es asimétrica (anisotrópica)» que, sin embargo, como apunta Villatoro: «quedaba un pequeño porcentaje de anomalía sin explicación, como un 20% del valor». Tras un año más de investigaciones, Turyshev y sus colegas parecen haber dado con la respuesta definitiva.
Según el equipo de investigadores, la anomalía de las Pioneer tiene un origen térmico provocado por los motores de la propia sonda, en consecuencia a la emisión anisótropa de radiación térmica.