Estos lugares abandonados han sido tomados por las condiciones del medio ambiente. Desde plantas hasta arena, cuando la naturaleza avanza, todo se vuelve más hermoso. De a poco, estas obras del hombre se han ido convirtiendo de obras en obras creadas por nuestra tierra.
En 2005, Rory y Melita Koulmandas planeaban irse a vivir en Nueva York cuando su vida dio un giro inesperado: Rory recibió una oferta para ir a dirigir una agencia de publicidad en Camboya.
Los Koulmandas llegaron a un país destrozado tras una larga guerra civil, donde el 70 por ciento de la población era menor de 30 años. «No había luces de tráfico, ni caminos pavimentados, ni cajeros automáticos, y prácticamente no había autos en la carretera; bicicletas, tuk tuks y motos eran los medios dominantes de transporte», recuerda Melita en declaraciones a Yahoo.
El Salto del Tequendama es una importante atracción turística localizada a unos 30 kilómetros al suroeste de Bogotá, la capital de Colombia.
Decenas de miles de turistas visitan la zona para admirar una caída de agua de 157 metros de altura y la naturaleza circundante, aunque algunos intrépidos hacen una parada en un lugar cercano, el abandonado Hotel del Salto.
El lujoso Hotel del Salto abrió sus puertas en 1928 para hospedar a los viajeros ricos que visitaban la zona del Salto del Tequendama. Situado justo enfrente de la cascada y en el borde del acantilado, proporcionaba una vista impresionante a sus huéspedes.
Durante décadas siguientes, sin embargo, el río Bogotá fue contaminándose y los turistas fueron perdiendo su interés en el área. El hotel finalmente cerró en los años 90 y fue dejado abandonado desde entonces. El hecho de que muchas personas en el pasado eligieran ese lugar para cometer suicidio, ha hecho que otros crean que el hotel está encantado.