Un anuncio demasiado realista está poniendo nerviosa a la gente en Hollywood

La marquesina de una parada de autobús en Boulevard Santa Monica, en Hollywood, está siendo protagonista de todas las conversaciones en el barrio. Y es que la gente que se sienta a esperar el autobús se está llevando unos sustos de muerte.

La imagen de una persona metida en una bolsa de plástico, que de lejos parece un simple anuncio, es espeluznantemente realista: al acercarte te das cuenta de que incluso respira y se mueve.

Estamos acostumbrados a ver todo tipo de cosas escalofriantes en la televisión, pero una cosa es eso y otra muy distinta toparte de bruces, mientras estás tranquilamente en la calle, con un hombre plastificado cubierto de gelatina y respirando por una máscara.

Se trata de un anuncio para publicitar Altered Carbon, una serie de ciencia-ficción que acaba de estrenar Netflix y que está basada en una exitosa novela de Richard K. Morgan. La trama está ambientada en un futuro en que la mente de las personas se almacena en unas pilas y los cuerpos son meras fundas que se cultivan y se pueden cambiar.

El anuncio representa uno de esos cuerpos-funda metido en su fluido de cultivo, pero el realismo es tan extremo que la gente se pone muy nerviosa al verlo y se acerca a tocarlo con sus propias manos. ¡Hay quien llega a creer que es un actor real al que han pagado un dineral para meterse ahí dentro!

No es la primera acción impactante que se ha llevado a cabo para promocionar esta serie, que promete ser uno de los éxitos de la temporada. Hace unas semanas montaron una exposición en una feria de tecnología e hicieron creer a mucha gente que ya estaba disponible la tecnología para poder implantar nuestra mente en otro cuerpo. Sintiéndolo mucho, la inmortalidad aún no ha llegado pero, entretanto, podemos disfrutar de esta ambiciosa historia que no está dejando a nadie indiferente.

El misterioso caso que 7000 personas no han conseguido resolver

En los últimos años se han puesto de moda las “escape rooms”, una forma de diversión interactiva en la que un equipo de jugadores debe buscar pistas y resolver enigmas para encontrar la salida de la habitación. La dificultad del juego varía de una sala a otra, pero siempre hay un grupo más espabilado que consigue llegar hasta el final.

No ha sido así con el enigma que ha propuesto una agencia francesa en París: hasta 7000 personas han explorado in situ y por Internet el escenario, y ninguna de ellas ha conseguido encajar todas las piezas para resolver un caso que, una vez conocida la solución, no parece tan complicado. ¿Por qué todo el mundo ha fracasado sistemáticamente?

El escenario es una recreación exacta del apartamento de una mujer llamada Laurence Cottet, tal y como estaba el 13 de mayo de 2009. Los detectives aficionados se encontraban con numerosos indicios de que algo extraño había sucedido: una gran mancha roja en la alfombra, espejos rotos, una botella de colonia medio vacía o una nota en la que ponía “esta noche no” son algunas de las pistas que había que encajar.

Las conclusiones a las que llegó la gente van desde que la mujer tenía un affaire hasta que era una espía e incluso que se estaba transformando en vampiro. Teorías de lo más variopintas, pero todas incorrectas. Finalmente será la propia Laurence quien, a través de un vídeo, revele la solución: era, sencillamente, alcohólica.

La gran mancha roja, que muchos identificaron con sangre, era en realidad una mancha de vino. La botella de colonia era una desesperada reserva por si se quedaba sin alcohol. En realidad, todo estaba lleno de indicios de que se trataba del apartamento de una persona alcohólica: los recibos devueltos, la comida estropeada en la nevera…

Detrás de la campaña está la organización Addict Aide, que con esta acción ha demostrado lo fácil que es pasar por alto las señales de alerta a pesar de tenerlas delante de nuestras narices. Y no es la primera vez que lo hacen: en 2016 sorprendieron al mundo con la cuenta de Instagram de Louise Delage, que llegó a conseguir 50.000 likes en dos meses sin que nadie cayera en la cuenta de que en todas y cada una de sus fotografías aparecía una bebida alcohólica.

Una casa plegable que se arma en 10 minutos.

Aunque creas que la escena fue extraída de los Transformers o de otra película de ciencia ficción, la casa plegable se han vuelto posibles gracias a la compañía británica Ten Fold Engineering.

Es increible ver cómo han crecido los proyectos que están enfocados en hacer más eficientes tanto el uso de las estructuras y los materiales de construcción, como así también la mano de obra involucrada en los procesos para levantar casas en cualquier lugar del mundo. Pero 10 minutos y con solo apretar un botón?.

Este es el nuevo hogar que se puede plegar y transportar a cualquier parte… y hasta viene con muebles.

¿Y si te mudas con casa y todo?

Ten Fold podría definirse como una estructura que se puede reubicar y que se despliega en sí misma. Cada estructura se puede apilar y desplegarse hasta tres veces su tamaño.

Puede ser utilizada como casa, restaurante, oficina, tienda, stand para exhibiciones y hasta como refugio en zonas de desastres. Hay inclusive 20 metros cuadrados de espacio para almacenar muebles u otro tipo de objetos.

¿Cómo funciona la casa plegable?

Montar esta estructura es muy simple, ya que no se necesita maquinaria especializada, mano de obra ni conocimientos en construcción o arquitectura. Lo único que hay que hacer es oprimir un botón en un mando remoto para que la casa se pliegue o se despliegue en menos de 10 minutos.

Se basa en una serie de articulaciones mecánicas prediseñadas para plegarse y desplegarse de forma automática, las cuales se alimentan de una batería interna que abastece solo el mecanismo de la estructura y se puede recargar en cualquier momento.

La firma tiene varios modelos de estructura disponibles, pero en todos los casos ésta se pliega en una especie de contenedor de 64 metros cuadrados listo para ser transportado.

Ten Fold está buscando socios comerciales para licenciar su tecnología, y la idea es a fin de año poder vender estas estructuras habitables de forma directa al público, a un precio que iniciaría en 129 mil dólares.