Un refugio móvil para desastres naturales.

Un argentino presenta a la ONU su particular invento!

Abre los ojos. No puede creer lo que ve en la pantalla. La emoción lo invade. Un correo electrónico, el destinario: la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Le piden que exponga su proyecto ante la Asamblea General del organismo, el próximo 18 de septiembre. Pasaron doce años desde que desarrolló el habitáculo como proyecto final de la carrera de Diseño Industrial. Su sueño o, al menos uno de ellos, está ahora cada vez más cerca de cumplirse.

Las imágenes se repiten. Nicolás García Mayor tenía 21 años cuando supo que el trabajo final de su carrera debía tener un fundamento. «No quería recibirme y ya, sino que quería dejarle algo a la sociedad», cuenta a LA NACION. Así, surgió la idea de un refugio móvil.

– Quiero hacer como proyecto final un habitáculo de emergencia para resguardar y atender a víctimas de desastres naturales- le dijo García a sus profesores de la Universidad Nacional de La Plata

– Estás loco. No te vas a recibir más- le contestaron.

Tras un año de trabajo, el proyecto estaba listo, y ya tenía nombre: Cmax Systen, en honor a su hermano menor Carlos Maximiliano. Fue premiado en numerosas oportunidades, pero nadie se ofrecía a financiarlo para que pudiese concretarse efectivamente.

Con el título en mano, García viajó a España por motivos laborales, aunque ese destino ya lo tenía previsto incluso antes de terminar la carrera. Aguantó sólo un año, a pesar de que le fue muy bien: «extrañaba a mi familia y a mis amigos», se sincera. Continuar leyendo «Un refugio móvil para desastres naturales.»

Un “ectoplasma paranormal” sorprende al mundo

Un nuevo descubrimiento científico en China está dejando sin habla a los habitantes del país. Se trata de un enorme charco formado por una misteriosa espuma que apareció en las calles de la ciudad de Nanjing, similar al ectoplasma paranormal de la película «Los Cazafantasmas».

La sustancia apareció literalmente de debajo de la Tierra, y empezó a espacirse por las grietas del asfalto. Pudo extenderse unos 50 metros de largo, así como el hedor que desprendía.

Hallan una misteriosa joya en los pantanos de la Florida

Al igual que la mayoría de las personas que se inscribieron para la cacería oficial del pitón birmano de la Florida a fines del año pasado, Mark Rubinstein navegó un par de veces en el parque nacional de los Everglades sin ver una sola de las elusivas serpientes.

En la tierra que cubría un dique, ubicado unos 16 kilómetros (10 millas) en el interior del pantanal del extremo sur de la Florida, Rubinstein encontró un pendiente de oro con zafiros en forma de cruz dentro de un círculo de diamantes. Un extremo del medallón del tamaño de una moneda de un centavo estaba deformado.

Literalmente, pudo haber caído del cielo. Rubinstein cazaba en el área donde se precipitaron dos aviones: el Vuelo 401 de la aerolínea Eastern procedente de Nueva York que se aprestaba a aterrizar en Miami en 1972 y el 592 de la línea ValueJet con rumbo a Atlanta que se incendió poco después de despegar de Miami en 1996.

Rubinstein espera devolver la joya a sus propietarios.

«Tenemos que contactar a la familia de ser posible», dijo la semana pasada.

Los 104 pasajeros y cinco tripulantes del ValueJet murieron. El vuelo de Eastern llevaba 163 pasajeros y 13 tripulantes. Sobrevivieron 77 personas, gracias en parte a un residente de la ciudad de Homestead que cazaba ranas en su bote esa noche. Fue rescatando sobrevivientes y apuntó con su foco delantero hacia el cielo para que los helicópteros de rescate llegaran al lugar.

El pasajero Ron Infantino, del Vuelo 401, pasó cinco horas atascado entre escombros en el agua y la vegetación, aferrado al posabrazos del que fue su asiento en el avión. El impacto lo dejó desnudo, excepto por los elásticos de sus calcetines. El cadáver de la mujer a la que había desposado veinte días atrás, Lilly, apareció dos días después.

Cuando vio la foto del pendiente de Rubinstein pensó en su esposa, pero resultó que ella no había sido la propietaria.

Rubinstein llevó el pendiente a Robert Moorman, propietario de la joyería Carroll en Fort Lauderdale. Moorman determinó que es una pieza fabricada a mano de 18 ó 22 quilates, probablemente del siglo XIX o fines del XVIII.

Si nunca halla a su propietario, Rubinstein planea donarlo a un museo o a la arquidiócesis de Miami.