Aunque no existen cifras exactas, se estima que aproximadamente entre un 7 y un 14% de las personas que fantasean con prácticas sado-masoquistas las llevan a cabo. Pero, romper tabús, conocerlas y realizarlas puede tener beneficios tanto en lo sexual como en lo emocional.
Y es que de acuerdo con un estudio de la Tilburg University, las personas que participan en el sadomasoquismo o BDSM tienen mejor salud mental que quienes no lo practican.
Hacer del dolor un placer
Existen estudios sobre la fisiología del dolor y del placer, que aseguran que cuando se produce dolor, en mayor o menor medida los se producen endorfinas que contrarrestan parte del dolor, en algún caso las endorfinas anulan el dolor por completo y sólo se experimenta placer. De otro modo no podría existir el masoquismo.
Algunas de las prácticas usualmente empleadas en el BDSM son:
1. La Privación sensorial
No ver ni oír aumenta las sensaciones corporales. Solo debes colocarte una venda y/o audífonos con tu música favorita, mientras tu pareja acaricia todo tu cuerpo y guía el acto hasta llegar al orgasmo.
2. Inmovilización o restricción de movimientos.
No es necesario infringir dolor, cuando se está iniciando en éstos juegos sexuales, basta con generar la sensación de no poder liberarte. Con la herramienta de tu elección: cinturón, corbata, esposas, permite que tu pareja amarre manos y pies a la cama para hacer con tigo lo que el/ella quiera!
3. Azotes
Empieza solamente con la mano y en los glúteos. Tu pareja debe acariciar por algunos minutos la zona antes del primer azote, ya que el objetivo es que con cada golpe la sangre se concentre en el área y la excitación aumente. La cantidad de “manazos” depende de cada pareja.
Realizar la práctica del sadomasoquismo de manera “formal” implica reglas y técnicas que tienes que conocer. Para ello existen libros como “BDSM: introducción a las técnicas y su significado” de Jay Wiseman, que puede ser utilizado como una forma de introducción.