Pues resulta que sí, que los unicornios existen, que se llaman Elasmotherium sibiricum y que se pasearon por la tierra hace miles de años. Pero no se parecían a esto.
Era más bien así:
Tenía menos de caballo con cuerno que de rinoceronte algo estilizado (sus piernas tienen más longitud que la de los rinos que nosotros conocemos). Hasta ahora los científicos creían que el Elasmotherium sibiricum se había extinguido hace 350.000 años. Pero resulta que hace apenas 29.000 años, en una zona de Kazajistán llamada Pavlodar, había algunos de estos ejemplares, que se supone podrían haber caminado al lado de los hombres. Lo sabemos ahora porque investigadores de la Universidad Estatal de Tomsk, en Rusia, han encontrado un cráneo de este animal, tal y como recoge un estudio publicado este mes en American Journal of Applied Sciences.
El análisis del cráneo indica que el ejemplar encontrado es un macho cuyas proporciones son las típicas del «unicornio siberiano», dos metros de largo y 4.5 de ancho, pero lo que sí les ha sorprendido es que ese animal anduviera por esa zona en una época en la que se supone que los demás ejemplares de su especie ya habían muerto hacía cientos de miles de años.
«Lo más probable es que el sur de Siberia Occidental fuese un refugio para ellos, donde este rinoceronte se ha conservado durante la mayor cantidad de tiempo en comparación con el resto de su categoría», dijo Andrei Shpansky, de Tomsk. Con su hallazgo, no sólo se han cargado definitivamente la imagen mental que tenemos de este símbolo mitológico, sino que los científicos se han encaminado a «entender mejor el pasado para hacer predicciones más exactas sobre los procesos naturales en el futuro cercano», esos que nos podrían afectarnos a todos. Hablamos, claro del cambio climático.