Nikola Tesla predijo el celular hace cien años

Nikola Tesla, uno de los inventores más importantes de la historia moderna, con sus más de 1000 (muchos de ellos desconocidos), predijo en el año 1909 la existencia de teléfonos celulares. Cien años atrás, en un artículo del New York Times, Tesla afirmó:

El tercer párrafo del citado periódico dice así: «Pronto será posible, por ejemplo, que un hombre de negocios en Nueva York dicte instrucciones y que éstas aparezcan instantáneamente escritas en Londres o cualquier otro lugar. Este hombre podrá hacer llamadas desde su escritorio y hablar con cualquier persona en el mundo suscrita al teléfono. Solamente será necesario llevar un instrumento no muy caro, no más grande que un reloj, el cual permitirá a su portador escuchar en cualquier sitio, ya sea en tierra o agua, a distancias de miles de millas. […] La canción de un cantante, el discurso de un líder político, el sermón de una importante personalidad religiosa, la conferencia de un hombre de ciencia, todos podrán tendrán una audiencia repartida por todo el mundo.»

La plaga de la Danza (1518)

En julio del año 1518, una mujer llamada Frau Troffea caminaba por las calles de Estrasburgo, cuando de pronto, comenzó a bailar de una manera inexplicable. Seis días más tarde, continuaba contorneándose, y se le habían unido otras 34 personas.

Pasado un mes, las personas que habían entrado en éste misterioso trance eran aproccimadamente 400, y aunque contarlo parece divertido, la famosa plaga de la Danza se cobró numerosas víctimas, afectadas por paros cardíacos y otras dolencias derivadas del incansable baile.

Durante mucho tiempo, nadie pudo explicar éste extraño acontecimiento ocurrido, que está ampliamente documentada. La explicación más factible es que se trataba de una época de extrema hambruna, que pudo dar altas fiebres e impulsar momentos de desenfreno sin control.

Una posible explicacion es que se podria tratar de la tarantela, o tarentula, que hace referencia a la ciudad de Taranto, al sur de Italia, en cuyas cercanias fue descrita la araña. Los habitantes de esa localidad hacian bailar a los atarantados una danza frenetica, llamada tanatela, para que asi, al sudar, se librasen del mal. La musica de este baile era muy rapida, y los envenenados danzaban agitados como manojos de nervios, hasta caer exhaustos con las ropas empapadas en sudor. En 1787, el doctor Javier Cid en su obra Tarantismo observado en España, recogio numerosos testimonios de mordeduras y curaciones en todo el territorio español. En todos los casos, la tarantela se manifiesta involuntariamente. Incluso la Junta Gubernamental de Medicina, en 1875, reconocio los poderes curativos de la tarantela, y animaba a los musicos para que la hicieran sonar.

EL historiador John Waller, autor del próximo libro, «La Historia Extraordinaria de la Plaga del Baile de 1518», estudió la enfermedad en detalles cree haber solucionado el misterio. La explicación que da es sobre una posible época de extrema hambruna, que pudo dar altas fiebres e impulsar momentos de desenfreno sin control.

Los secretos de la humanidad destruidos por el hombre

La historia de la humanidad es mucho más vieja de lo que se conoce actualmente. La Mesopotamia y el Egipto antiguo fueron, para la ciencia actual, la cuna de la civilización de nuestro planeta, sin embargo, existieron otras fuentes escritas provenientes de civilizaciones ancestrales que se remontan a más de 10 mil años de antiguedad. La historia contemporanea nos demuestra que en varias oportunidades, y por diferentes motivos, el hombre se encargó de ocultar gran parte de éste legado, imposibilitando su estudio y comprensión por parte de quienes desean fervientemente conocer la verdad. Aunque ésta necesidad de algunos hombres por ocultar verdades no es propia de los tiemos modernos, ya desde tiempos remotos fue la práctica utilizada para ocultar la verdad, detrás de muchas mentiras eternas.

Así, Julio César fue responsable del primer incendio de la Biblioteca de Alejandría, en donde el letrado Ptolomeo Sóter había juntado 700 mil volúmenes, que constituían entonces la totalidad de la tradición transmitida y del saber humano. Cuatro siglos después ocurrió el segundo incendio, y quedó definitivamente quemada en el año 641 por orden del califa Omar, un jefe musulmán. El emperador chino Tsin Che Hoang, en el año 240 A.C. hizo destruir todos los libros con la sabiduría antigua. En el siglo III en Roma, fueron destruidos los libros con formulas para hacer oro. En el Nuevo Testamento (Hechos de los Apóstoles) se cuenta que San Pablo conoció en Éfeso todos los libros que trataban de «cosas serias» y los quemó públicamente. El escritor Jacques Weiss en su libro «La Synarchie» cuenta que una monjas de Irlanda hicieron quemar 10 mil manuscritos rúnicos en cortezas de abedul, que contenían todas las tradiciones y anales de la raza céltica. Tras la conquista de América, los obispos españoles del siglo XVI quemaron cientos de textos de los pueblos aborígenes, aunque gracias a la intervención de un franciscano francés llamado Jacques de Testera se detuvo la destrucción, se perdió igualmente un caudal cultural enorme de los indígenas americanos, entre ellos, seguramente el de la cutura Maya, cuyas características se ignoran precisamente por falta de elementos que la describan. El virrey del Perú Francisco de Toledo, en 1566 tomó todos los géneros incas y tablillas pintadas con gran riqueza narrativa: ciencias, profecías, etc., e hizo arrojarlo todo a la hoguera. Buda quiso revelar a todos los misterios sagrados, pero los Sacerdotes y Brahmanes se opusieron a esa divulgación, que fue juzgada sacrílega. Los Brahmanes mutilaron voluntariamente sus frases escritas para limitar la extensión de la fechoría, guardando para ellos lo esencial y dejando el esoterismo a los profanos.

Estos son algunos ejemplos de que la historia fue creada convenientemente en función de la necesidad de algunos grupos selectos, cercionando la historia para la posteridad.