Codex Gigas: La biblia del diablo

Según una vieja leyenda de origen checo un monje copista, perteneciente a la órden de un monasterio benedictino ubicado en Podlazice, habría sido condenado a morir emparedado vivo por cometer un crimen grave. Este monje, reconociendo su error y con motivo de redimir su culpa, propone a su juzgado elaborar una biblia en tan solo una noche. Sin embargo, para poder cumplir con semejante tarea tuvo que acudir a la ayuda del mismísimo demonio.

Como resultado de su labor, supuestamente, nació el Codex Gigas: Un manuscrito en pergamino creado a principios del Siglo XIII y escrito totalmente en latín. Durante un tiempo, fue considerado la «octava maravilla del mundo», probablemente por sus dimensiones: (92 x 50,5 x 22 cm), 624 páginas y 75 kg. de peso.

Fue tal su importancia que a inicios del 2008, el gobierno checo pagó a Suecia cerca de 10 millones de dólares para poder trasladar el códice hasta Praga para ser expuesto de manera temporal en el Clementinum, un antiguo colegio jesuita situado en el corazón de Praga, para el deleite de turistas, estudiosos e investigadores.

Historias de Fantasmas en alta mar

En general, los escenarios naturales de la mayoría de las historias de terror son viejas mansiones embrujadas o castillos medievales. Pareciera ser que por regla general, los fantasmas tienden a aparecerce en la seguridad de la tierra firme. Sin embargo, muchas son las historias que giran en torno a espectros que aparecen en embarcaciones a cientos de millas de un asentamiento costero. Su base se encuentra la mayor parte de las veces en la vieja creencia de que los marinos muertos a bordo de su barco pueden regresar a él desde el otro mundo.

No hace falta remitirse a los tiempos míticos del Holandes Errante para encontrar historias de esta naturaleza. Basta con leer algunas de las que trascendieron a principios del XX:

El fantasma cortéz

Cuentan que corría el año 1914, cuando uno de los suboficiales de la corbeta estadounidense Monongahela, un dicharachero irlandés pelirrojo y tuerto a quien sus compañeros conocían como “el viejo Pay”, reunió a sus amigos y les dijo:

Me temo, muchachos, que se acerca mi hora. Pero no os sintáis tristes ni me echéis de menos cuando haya partido, pues tan bien se me ha tratado en este barco que creo que volveré a él al menos una vez. Oh, sí. Buscadme entonces en mi viejo camarote, el número dos.

Como el viejo Pay siempre había sido muy aficionado a narrar historias truculentas de naufragios, aparecidos y monstruos marinos, sus compañeros no se tomaron demasiado en serio sus palabras. Además, aunque era ya mayor, parecía estar todavía en buena forma. Por eso sobrecogió a todos sobremanera encontrarlo a la mañana siguiente inerte y pálido sobre su camastro.

Durante los siguientes viajes, el camarote del viejo Pay permaneció vacío, hasta que al fin fue ocupado por un nuevo suboficial. Una noche sus gritos alarmaron al resto de la tripulación, que al acudir a ver qué ocurría se lo encontraron sentado en el pasillo que conducía a su cuarto, balbuceando algo acerca de un cadáver tuerto y pelirrojo que yacía encima de su cama.

Al entrar en el camarote, los marineros no vieron a nadie sobre el camastro, pero pudieron comprobar que este se encontraba empapado y lleno de algas. Nadie dudo de que el viejo Pay acababa de cumplir su promesa.

Un Accidente fatal

Si, según se dice a veces, el espíritu de quien fallece de forma violenta queda ligado al lugar de su muerte, atrapado en una eterna repetición del momento fatal, en el mar no podía suceder menos.

Eso dicen que sucedió, por ejemplo, a los tripulantes del Mohawk, velero que se hundió en State Island por un lamentable error humano: tras fondear, nadie se acordó de dar la orden de arriar el foque ni el palo mayor. El mar estaba en calma, pero, al poco de bajar los marinos a descansar, se originó un fuerte vendaval que escoró el barco hasta mandarlo a pique, ahogándose toda la tripulación.

El navío fue reflotado por una empresa y vendido al gobierno. Sus nuevos tripulantes aseguraron que todas las tardes veían aparecer un marinero fantasmal que corría hacia el foque con la desesperación marcada en rostro.

Nuevos casos de mutilaciones en paraje de Quebrachitos

El misterio que tiene inquieta a la población rural, esta vez encontró su paso por el paraje Quebrachitos departamento Victoria. Via: Diario Victoria

El pasado sábado el equipo de Visión Ovni integrado por Néstor Gaioli, Walter Vergara, Georgina Moreyra, Silvia Pérez Simondini y Andrea Pérez Simondini, viajaron hasta la zona de Quebrachitos en el paraje conocido por lo lugareños como “La Capilla”, donde a pocos metros de ella se encontraba un animal con varios días de muerto el cual “presentaba escasas muestras de líquido sanguinolento en la parte inferior de la quijada, donde a través del corte, de características planas, podía apreciarse los dos huesos hioides rotos”.

El lugar donde se encontraba el animal fue descubierto por dos jóvenes lugareños, quienes en una jornada de caza encuentran al vacuno muerto, comunicando a Néstor Gaioli, que en ese paraje yacía una vaca mutilada, con un corte muy pronunciado en la Quijada. Néstor, rápidamente se pone en contacto telefónicamente con el resto del equipo de Visión Ovni quienes viajaron hasta el lugar.

Al partir, el equipo tenía una consigna, encontrar a los dos jóvenes quienes les indicarían el lugar exacto donde inerte animal. “Una vaca, de color negra, de unos tres años, se encontraba muerta a pocos metros del camino rural, a la entrada de un monte donde cercano a él yacía una casa abandonada y frente una iglesia abandonada”.

Para el equipo esto era corroborar la suposición de que estos fenómenos continuarían por la zona, porque según vecinos del lugar, “esta zona es de frecuente avistamiento ovni”, motivo que le dio a la investigación un “contenido extra, dado que en las últimas semanas, se denuncian observación de luces en esos campos”.

Al llegar al lugar, hicieron contacto con los testigos quienes los llevaron hasta el lugar. “Cruzamos el alambrado y pudimos corroborar lo que observábamos de lejos, el cuerpo, denotaba un corte extraño e importante desde la quijada hasta el cuello. La posición del mismo tenia orientación de la cabeza hacia el SE y el cuarto trasero hacia el NO. Una posición típica ya para estos casos. No encontramos rastros de sangre alrededor del animal, ni tampoco, la típica marca del pataleo antes de morir. La quijada se encontraba entera y separada del cuerpo, por otro lado el corte aserrado que diferencia rápidamente la herida de una convencional. No había marcas de pisadas evidentes en el terreno de personas, no pudimos reconocer la de los jóvenes, pero sí había rastros del derrotero del vacuno muerto. Identificamos su caminata desde el interior del monte hacia el lugar de su deceso. Incluyendo una última deposición cerca del cuerpo. Nuestro objetivo era buscar dos cosas, restos del líquido blanquecino y otro azul verdoso, sin mayores resultados”, destacan los integrantes del equipo en su relato publicado en su sitio web.

Agregando que: “En esta oportunidad, podrán apreciarlo en el video, nos causó alegría detectar el corte aserrado, gracias a la pericia de Walter Vergara, identificándolo en la zona del ano. De allí tomamos una muestra, ya que este corte es muy difícil de encontrar, para tenerlo de muestra comparativa. En este punto debemos mucho el trabajo de formación que hizo en cada uno de nosotros, el Dr. Daniel Belot, del SENASA de Salliqueló, que es quien descubrió en los animales argentinos este patrón de corte. Una vez tomada la muestra, nos concentramos en las glándulas mamarias. Presentaban un corte circular perfecto, y cuatro glándulas afectadas de esta forma perfecta de extracción. Extrajimos una muestra de la que consideramos más perfecta para tener un patrón comparativo de ese corte también”, culminaron en el informe enviado a Diario Victoria.