Imágen de Randy Fobister, de la huella de un presunto Bigfoot, circulan por Grassy Narrows, Ontario, como la pólvora. La huella tiene unos 38cm de longitud y presenta seis dedos grandes acordes con el tamaño de la huella. Tras conducir durante una hora a un lugar conocido por ser idónea para la recolección de arándanos que se encuentra en una reserva natural al noreste de Kenora, Helen Pahpasay y su madre vieron algo que nunca habían visto antes. “Era negro… una cosa que no se describir” dijo Pahpasay, “Era alto y delgado y caminaba hacia donde estábamos. De verdad creí que estaba viendo visiones y por eso no avise a mi madre en un primer momento, pero cuando la mire me di cuenta de que ella también lo veía y se estaba frotando los ojos como si no creyese lo que veía”.
“Medía cerca más de dos metros y medio, delgado y negro como la noche. Como si un Bigfoot saliera a dar un paseo por la noche. Lo vimos caminando casualmente, Se que no era un animal, caminaba derecho, erguido como lo hacemos los humanos”. Ambas mujeres regresaron asustadas a su hogar y le contaron lo sucedido a sus familiares. Estos, expertos cazadores, regresaron al lugar de los hechos y solo pudieron encontrar unas huellas que ilustran esta noticia, cerca de una presa de castores.
“Tras seguir las huellas, estas llegaron a la orilla del rio donde el animal parecía que hubiera saltado el dique” explico Fobister. “Fue un gran salto, extremadamente difícil” dijo riendo.
Un misterioso personaje con forma de mujer, se asoma detrás de éste grupo de amigos. La fotografía fue tomada en un campamento y ninguno de los presentes, incluyendo al fotógrafo, se percató de la extraña imágen del fondo. Mayor fue la sorpresa al revisar nuevamente las fotos y encontrarse con éste ente desconocido.
En 1929, entre las localidades de Bremen y Bremerhaven en Alemania, fue inaugurada una nueva carretera. En el transcurso de un año, más de cien automovilistas se habían accidentado de manera misteriosa en ella. Los accidentes se sucedían, unos tras otros, como por casualidad, en el kilómetro 239. Sorpresivamente, éste era un tramo del camino totalmente recto. Al ser interrogados por la policía, los sobrevivientes declaraban que al acercarse a ese lugar una extraña sensación les había invadido y que una fuerza misteriosa se había posesionado de sus vehículos arrojándolos fuera de la carretera, sin poder impedirlo.