Los espejos más antiguos tenían características diferentes de los actuales, ya que a diferencia de los que usamos habitualmente, aquellos se construían sobre placas planas de vidrio recubiertas con láminas de plata o estaño, sin embargo, durante más de un milenio, se recogen anécdotas e historias sobre espejos mágicos.
En el Antiguo Egipto se creía que estaban dotados de una fuerte espiritualidad y se colgaban frente a los difuntos junto con el ojo de Horus con la creencia de que le permitiría a quienes dejaban de existir en el plano físico, orientarse por los senderos del más allá.
En muchos pueblos antiguos existía la creencia de que los espejos podían mostrar el alma humana, la cual podría existir separada del cuerpo e incluso que a través de éstos era posible atrapar el reflejo de una persona, dejando su espíritu atrapado por el resto de la eternidad. Actualmente, todavía se acostumbra quitar los espejos de las habitaciones de los moribundos para evitar que esto ocurra.
Durante la edad media, los espejos se utilizaron en las Iglesias para atrapar demonios e interrogarlos. En el testamento denominado «La Clavícula de Salomón» se explica como construir espejos mágicos y utilizarlos bajo la intervención del ángel Azrael. Otro registro escrito de la utilización de espejos en las artes mágicas data del año 1458, y es el famoso libro «La magia sagrada de Abramelín el Mago» escrita por Abraham el judío; En ésta obra se explica con detalle como obtener visiones en un espejo.
Existen leyendas urbanas en las que recitando palabras mágicas es posible conjurar o abjurar espíritus frente a un espejo, y así un fantasma se mostrará dentro del espejo. Un ejemplo es la leyenda de Bloddy Mary, la cual puede ser invocada diciendo su nombre 13 veces frente a un espejo. Luego de realizado el ritual ella aparecerá para desfigurar el rostro de la persona que la invoque.