Un grupo de astrónomos, nucleados en el gran observatorio Kerk, de Hawai, están por publicar una Teoría sobre el calentamiento universal, entre dos períodos de la expansión.
Esto se induce por las mediciones de las sombras que poseen las luces de los quasares, que se ven el gran telescopio.
Aseguran que es debido a gas muy viejo intergaláctico (Helio), primigenio que se cruza en el largo viaje de estas luces emitidas.
Permitiría estas diferencias lumínicas establecer que ese gas, marcaría una diferencia térmica notable, de su tiempo y la temperatura del tiempo de la proliferación de los quasares. Todos los cálculos se han hecho con simulaciones en grandes computadoras.
«En los primeros momentos, la mayor parte de la materia del universo no estaba en las estrellas o en las galaxias», explica el astrónomo George Becker de la Universidad de Cambridge, «sino que se extendía como una finísima capa de gas por todo el espacio». El equipo, liderado por Becker, ha conseguido medir la temperatura de este gas utilizando la luz de unos objetos muy distantes, los quásares.
«El gas que hay entre nosotros y los quásares imprime sombras en la luz extraordinariamente intensa que liberan estos objetos», apunta Becker, «y al estudiar la manera en que estas sombras bloquean parcialmente la luz de los quásares, hemos logrado deducir muchas de las propiedades de este gas absorbente, como dónde está, de qué está compuesto y qué temperatura tiene».
Lo que no queda claro es como se midió la temperatura promedio universal del tiempo de los quasares involucrados y por ende como desde este dato faltante se han realizado los cálculos pertinentes.
Al expandirse hasta un cuarto del volumen actual-dicen-comenzó nuevamente a enfriarse.
La teoría última al respecto, mostraba una lógica disminución de la temperatura promedio desde el Big-Bang, a medida que avanza aceleradamente la expansión.
El universo tiende al cero absoluto.
Esperemos que con la publicación de esta hipótesis, se puedan estudiar las deducciones acotadas; por ahora, parece todo demasiado fantasioso.
Es evidente que esta teorìa se maneja dentro de una nube de supuestos.
Realmente es una nube de gas. Coincido con el autor, Manlio
Espero ser la primera en comentar un artículo del Presidente de FAPLEV.
Muy interesante la teoría , pero más interesante comprobar, con cuantas pocas certezas y cuántas suposiciones, hoy se realizan las investigaciones.
Después se quejan de la lectura del Libro Akáshico, cuando se basa en el funcionamiento cuántico de nuestro cerebro y los conocimientos que se encuentran en el contínuo profundo.
El Alfa y el Omega están inscritos ahí, solo es cuestión de buscarlo e interpretarlo.
Las grandes superficies heladas y nevadas en el Hemisferio norte, provocan la mayor reflección de los rayos solares al espacio, con lo que la caída de la temperatura se acelera aún más.
Las consecuencias no se hacen esperar.