Toda teoría sobre la fauna sub-nuclear es cada vez más difícil de encuadrar entre las otras teorías y búsquedas. La teoría de los Takiones bastante definida por Gerard Feimberg, nació hace muchos años y este popularizó hace cuarenta, nos habla de corpúsculos elementales, que constituirían todo lo que existe. No tenemos medios directos aún para poder verificar esta y otras teorías, pese a que van acumulando muchos años de enunciadas; además que como otras no caen simpáticas al común de los «pensantes».
El primero en escribir sobre los takiones fue Eugen Wigner, en la Universidad de Princeton en el año1939. Habló de dos takiones. Su desarrollo teórico lo basó en todas las características físicas de la cristalización en la naturaleza que ya estaban muy bien estudiadas y en particulares «transformaciones» einstenianas en su teoría relativista. Funda así la importantísima herramienta de trabajo de la física cuántica: El sistema de la SIMETRÍA, que es clave en todo lo que se ha hecho desde entonces.
Gracias a el, se comenzó con la clasificación de los «cuánticos», en bosones y fermiones, según su giro (spin), sean de número entero o de medios, respectivamente. Tan importante esto ha sido que el Super Colisionador de Hadrones, está buscando actualmente el boson de Higgins, (Mal nombrada partícula de dios), siguiendo los pasos a esta simetría a casi setenta y un años de descubierta. Continuar leyendo «Takiones misteriosos»
Como vimos en el artículo “Experiencias con la gravedad” y en “Busca del 0 Absoluto”, la humanidad deberá pensar en los movimientos giroscópicos y en las temperaturas más extremas, tratando de lograr los cambios de estados liminales que puedan catapultarnos eficientemente a las estrellas. Explicaré porque asumo esto.
Sabemos que los vectores químicos usados ya por más de cien años (desde el inicio de la cohetería moderna), pese a permitirnos llegar con humanos a la Luna y con sondas robóticas más allá de los confines del Sistema Solar, no nos cabe dudas a todos que son tan onerosos como imprácticos en su operación. Una expedición rápida a Marte insumiría al menos dos años. Ir algo más lejos, casi una vida con todos los problemas y riesgos enormes –amen de otras muchas dificultades – que esto implicaría.
Por lo tanto es perentorio, que a imagen y semejanza de los OVNIS, construyamos naves capaces de los portentos de navegación y velocidad que ellos producen.
En el primer artículo describía las velocidades de rotación necesarias para no tener peso y como tener “peso negativo” respecto a la forma y el diámetro, los cambios de dirección y la posibilidad de elevarse sobre la eclíptica, logrando espacio limpio para desarrollar grandes velocidades de empuje y de frenado evitando choques a enormes velocidades.
Con la búsqueda de inercias térmicas sobre- existenciales para lograr el cero absoluto se operará el cambio de estado que genere un “pozo gravitacional”, que combe el espacio- tiempo y que juntamente con la velocidad lograda con el primer dispositivo nos haga caer al destino que pasa a estar de lejano a cercano por este plegamiento.
Esto sucederá cuando los electrones caigan sobre los núcleos atómicos y la materia se circunscriba a un virtual punto contenido. (Posiblemente, todos neutrones y neutrinos no emitidos).
Confinar este procedimiento dentro de una nave será un gran problema, aun mayor que el que presupone mantener la estructura del conjunto giroscópico en las rapidísimas velocidades angulares necesarias.
Manejar estos viajes dentro del plegamiento presupone tecnologías impensadas para un viaje en un mundo cambiante segundo a segundo. La administración de los diversos tiempos suponen cálculos y variables copiosas. En fin, tecnologías a encontrar y desarrollar en varios siglos de constante superación, donde los habitantes de la Tierra tendrán por necesidad ser extraordinariamente hábiles y constantes. Presupone esto un «milagroso» cambio drástico en la calidad humana poblacional. Pero esto será motivo de varios artículos.
En la práctica, estas operaciones permitirían recorrer distancias de varios años luz en un muy corto tiempo.
Estaríamos dentro de dos burbujas, la primera generada por la “acción giroscópica” y la segunda “espacio- temporal” al plegar el espacio –tiempo alrededor de la nave.
Se produciría en estos momentos un nuevo efecto, atravesaríamos muchos universos «paralelos», en tanto viajáramos en el plegamiento. Sería así también una verdadera máquina del tiempo. (Ver «De vectores y otras yerbas»).
Sobre este tema, doblo la apuesta. Me gustaría que los que creen estar de algún modo conectados, comenten sobre ello.
En este magnífico blog, he leído un artículo sobre criogenización, generalmente sobrantes de fertilizaciones «in vitro» a las que deberían agregarse las criogenizaciones de células madre y cordones, que forman «bancos» cada vez más concurridos.
Voy a agregar un tema que se pasó por alto, debido a que estas cosas involucran a personas harto conocidas y queridas por mucha gente y su desarrollo aún hoy es secreto.
En los años 70′, el Dr. B. Coquet, ex médico de la Marina, muy amigo de mi padre (y cosa muy rara, del ex -presidente J. D. Perón) le refirió que conocidos médicos de su círculo, estaban realizando extraordinarias investigaciones para un organismo extranjero.
Muchas personalidades con grandes problemas en salud, todos los años se estaban asistiendo por «criogenización amable».
Este proceso consistía, que en personas con afecciones genéticas o adquiridas, por el lapso de un mes, más o menos, les hacían que sus cuerpos descendieran sus temperaturas de a poco hasta los cuatro grados centígrados, previa un tipo de anestesia, y de la administración de un anticoagulante que enviaban los rusos, extraídos de ciertos peces previniendo así ciertos trombos generalizados.
Se los mantenía entre 3 a 5 ° C de temperatura, por alrededor de 28 días, monitoreando su balance fisiológico y proveyéndoles las sales y minerales de norma, según los «vademecums» usuales en el mundo. (Estaban además canalizados).
Cuando volvían a la vida normal sus parámetros eran los esperados para personas sanas Su aspecto cambiaba enormemente, parecían hasta veinte años más jóvenes y estaban… sanos.
Dos personajes que todos los años se hacían este tratamiento, hasta que murieron- No en este proceso, como dicen «malas lenguas»-, era uno Aníbal Troilo (uno de los autores y ejecutantes de tango más recordados) y el otro un popularísimo «yockey», del que una bebida espirituosa toma su nombre y que en su juventud, fuera amigo de Carlos Gardel.
En mi biblioteca atesoro dos libros sobre estas experiencias criogénicas que el doctor Coquet regalara a mi padre. Era un deber para mí hacer esta acotación. :)
En otro artículo acercaré mis trabajos sobre las células madre que se relacionan ampliamente en este tema y que presentara en el Plan Estratégico, para su desarrollo