El poder del pensamiento positivo

Cuatas veces hemos escuchado que alguien se recuperó milagrosamente de una enfermedad o que por desear verdaderamente algo, éste suceso terminó por ocurrir finalmente. Algunos de ellos afirman que el «Pensamiento Positivo» fue el único protagonista del desenlace. Sin embargo, los expertos no estan totalmente deacuerdo con ésta postura, ya que carecen de pruebas empíricas o fácticas que demuestren semejante hipótesis.

Herzlich Marcos, del equipo de fútbol Los Gigantes de Nueva York se encontraba en la cima del mundo en el presente, pero dos años atrás, se enfrentó a un desafío mucho más grande que ganar un partido de fútbol – Por entonces se le diagnosticó un cáncer de hueso.

«Mi médico, me dijo que no volvería a jugar al Fútbol», dijo Herzlich. Pero «Hice un gol en mi mente». «Yo sabía en mi cabeza que iba a vencer al cáncer y volver a jugar al fútbol.»

Al igual que Herlizich, Lance Armstrong, acredita no sólo la atención médica de alta calidad, sino también el pensamiento positivo como los dos elementos indispensables para ganarle a su cáncer: «No se puede negar el hecho de que una persona con una actitud positiva y optimista se cura mejor», dijo.

En 2006, Leigh Fortson, una escritora independiente de Colorado, fue diagnosticada con cáncer de colon. Algunos años más tarde fue diagnosticada con dos cánceres más graves. Sin embargo, ella ha sobrevivido y todavía lucha contra la enfermedad. «No tengo absolutamente ninguna duda» de que mi actitud hizo la diferencia, dijo Fortson.

El Pensamiento positivo : Una actitud de poder hacer. Esa es la clave, de acuerdo con todas estas personas y otras personas que enfrentan enfermedades que amenazan sus vidas.

Otras campanas, sostienen que un pensamiento positivo no basta para luchar contra una enfermedad. «Eso es una tontería peligrosa, pensar que usted puede aliviarse o curarse de un cáncer, o creer que pensar en positivo es la manera de salir de una enfermedad cardiaca», dijo el psicólogo Richard Sloan.

Un profesor de medicina conductual en Columbia University Medical Center, que ha realizado extensas pruebas complementarias de los estudios de supervivencia, sostiene: «¿Qué le dirías a alguien que piensa que la razón por la que aún están vivos ahora es a causa de su actitud?»

«Yo diría que, estoy muy feliz por ti, me alegro de que hayas sobrevivido. Pero por cada uno de ustedes que dijeron que iban a luchar para salir de ella, hay probablemente decenas de personas que dijeron exáctamente lo mismo y no sobrevivió», dijo Sloan. Sin embargo, Sloan no aportó datos estadísticos a sus afirmaciones.

Uno de los principales estudios orientados a descubrir si en efecto, la forma de pensar afecta la recuperación, se llevó a cabo por la Universidad de Pennsylvania, y el psicólogo James Coyne estuvo a cargo.

Entre tros resultados menos trascendentes, Coyne descubrió que no existe ninguna relación entre la actitud y la recuperación de numerosas enfermedades, entre ellas el cancer.

Sin embargo, este y otros estudios no son capaces de verificar con certeza cuan positivo es el pensamiento de los casos estudiados. En otras palabras, la Actitud o la Fe, no se pueden medir y mucho menos comprobar si son legítimas.

El increible poder de las creencias para transformar la realidad

Estudios científicos muestran que nuestras creencias afectan nuestra realidad y nuestra capacidad de percibir y decodificar el mundo. Como si todo fuera placebo y como si Hamlet fuera el más cuerdo.

Cada vez crece más el “cuerpo” de evidencia de que lo que pensamos y creemos –nuestra mente– afecta de manera significativa lo que vivimos –nuestra salud, nuestra capacidad cognitiva y nuestra realidad. Esto ha llegado al punto de que respetadas revistas de divulgación científica, que cuentan con el aval del mentado mainstream, en tiempos recientes han comenzado a publicar numerosos artículos en los que se explora este tema –de alguna manera tabú para la ciencia clásica que trazaba una tajante e inexorable división entre aquello que pertence al mundo subjetivo de la mente y aquello que pertenece al mundo objetivo de la naturaleza (o realidad física)… Y, dentro de esta perspectiva racionalista, ambos mundos, como si tuvieran una especie de calzón de castidad antiplasma, difícilmente se podrían afectar (y menos aún rasgar del todo para llegar a la cópula efusiva del artista, que expresara Wallace Stevens, donde “la imaginación es la voluntad de las cosas”).

William James, el famoso psicólogo de Harvard, sin embargo, había atisbado hace más de un siglo que el mundo material y el mundo mental no son tan fáciles de dividir. “Aunque parte de lo que percibimos viene de los objetos alrededor de nosotros hacia nuestros sentidos, otra parte (y podría ser la mayor) viene de nuestra propia cabeza”. Continuar leyendo «El increible poder de las creencias para transformar la realidad»

Leyendas Mexicanas : El pozo de las cadenas

Cuentan en Tecate, un pueblo ubicado al final de la Rumorosa en México, que en tiempos de la revolución, allá por 1910, vivía un matrimonio sin hijos, personas pacíficas y trabajadoras. El señor cultivaba sus tierras, mientras su esposa se hacía cargo de la casa. En ese entonces no había mucha gente en los alrededores y los caminos eran sólo brechas secas que levantaban unas tolvaneras que dejaban ciego a cualquiera.

Cierto día, unos hombres tenían mucha sed porque llevaban horas caminando bajo el sol que, antes como ahora, quemaba durísimo. Al ver al señor que trabajaba en su parcela, se acercaron.

— ¡buenas tardes! —saludaron.

— ¡buenas tardes! —Contestó el señor, dejando su labor y echándose aire con el sombrero—. ¿Qué les trae por acá?

—Las ganas de encontrar buena fortuna —respondió uno de los hombres.

—Vamos para Tijuana, ya atravesamos la rumorosa —dijo el otro.

—pues todavía les queda mucho camino.

—tenemos sed, ¿no tendrá un poco de agua que nos regale? —preguntó uno de los extraños.

— ¡qué caray!, me acabo de tomar el último trago —respondió el campesino— pero si no tienen prisa, mi casa está cerca y tengo un pozo.

—No, no tenemos prisa, vamos —dijeron los hombres.

El señor se apresuró a levantar sus aparejos; estaba contento porque, como era raro que alguien pasara por el lugar, la visita de gente era una novedad y se aprovechaba para saber cosas de lejos. Así que sin desconfiar, llevó a los hombres hasta su casa; al llegar les presentó a su esposa y éstos saludaron quitándose el sombrero.

Los hombres bebieron toda el agua que pudieron, comieron como si llevaran días sin probar alimento y platicaron largo rato. La tarde iba cayendo, los coyotes comenzaban a aullar, mientras la luna dejaba ver sus primeros rayos. Los hombres no dieron muestras de marcharse, se veía que estaban a gusto. Entonces el señor y su esposa, les prepararon un catre con ramas de cachanilla donde dormir. Muy avanzada la noche, un grito se escuchó haciendo eco a lo lejos…

Nadie sabe qué ocurrió, pero cuentan que los extraños se pusieron de acuerdo para robarle al señor lo poco que tenía, y como se resistiera lo amarraron con unas cadenas y lo echaron al pozo. La luna fue la única testigo de aquel suceso; de su esposa, así como de los hombres, no volvió a saberse nada.

Desde entonces, hay noches en que en el pozo se oye mucho ruido. Quien lo ha oído, dice que el muerto logra salir y arrastra sus cadenas mientras llora entristecido; dicen que vaga en busca de su esposa desaparecida y de los desalmados que lo mataron. La gente que pasa por ahí muy de mañana comenta que se pueden ver claramente, alrededor del pozo, las huellas de unos pies encadenados.