En octubre de 1900, Elias Stadiatos, un recolector de esponjas, buceaba en la isla Anticitera, al norte de Creta (Grecia), cuando bajo el agua encontró lo que describió como un montón de cadáveres y caballos. Regresó a la superficie pensando que el exceso de dióxido de carbono lo estaba haciendo alucinar. Lo que Stadiatos no sabía era que en rigor se topó con el naufragio de un barco romano que transportaba cientos de piezas griegas del siglo III a.C. Una posterior expedición científica dio con el más importante tesoro hundido: un enigmático artilugio cuya complejidad parecía escapar al entendimiento de la mentes más brillantes de la época.
Conocido como el mecanismo de Anticitera, las décadas de estudio sobre el objeto llevaron a los científicos a descifrar su funcionalidad y concluir que se trataba de una calculadora mecánica antigua de bronce diseñada para prever la posición del Sol, la Luna, y algunos planetas, permitiendo predecir eclipses. Continuar leyendo «Investigación en el naufragio de Anticitera para buscar nuevos artefactos misteriosos»