Agujero negro se traga decenas de invitados de una boda en Jerusalén

Noche de boda en Jerusalén. Sala Versalles. Barrio industrial de Talpiot. Más de 650 invitados. Caras sonrientes y relajadas, filmadas por un videoaficionado invitado ala fiesta. Música oriental de fondo. Trajes de gala. Novios enamorados. Keren y Assi Dror se besan ante la cámara. Es su noche. Lo deja de ser de repente. La muerte se come la fiesta. Más de 30 muertos. 50 desaparecidos y 370 heridos. La nada engulle a todos.

El momento del hundimiento, en la imagen, fue captado por uno de los invitados al enlace con una cámara de vídeo.

Noche de boda en Jerusalén. Sala Versalles. Baile mortal en el tercer piso de una nave industrial convertida en sala de fiestas, en pasadizo a la muerte. El padre de la novia es levantado sentado en una silla, como manda la tradición judía. Segundos después, la tragedia. La mayor de la historia civil de Israel.
Noche de boda en Jerusalén. Sala Versalles. Un agujero negro se abre a los pies de los invitados que son engullidos literalmente por la nada. Al videoaficionado, pese a todo, no le tiembla demasiado el pulso y graba las reacciones de quienes se han salvado. Gritos, dolor, histeria. La conmoción se ha apoderado una vez más de un país casi siempre conmocionado. Esta vez la culpa no la tiene un hombre-bomba de Hamas.

Voz de alarma inmediata

Noche de boda en Jerusalén. Sala Versalles. Voz de alarma inmediata. Decenas de ambulancias llegan a la calle Belén. Bomberos. Policías. Militares. Médicos. Periodistas. Expertos de todos los cuerpos de seguridad y auxilio a la búsqueda de cuerpos bajo toneladas de escombros. Israel cuenta con profesionales de primer nivel en este campo que ya han participado en el rescate de las víctimas de los terremotos de Turquía, India o Armenia, éste hace más de una década. Ahí radica la esperanza.

Noche de boda en Jerusalén. Sala Versalles. Baile mortal. «De repente el suelo se abrió a nuestros pies», dice Tamara Revivo, de 26 años, con su tobillo derecho fracturado. Algunos invitados son rápidamente rescatados con vida. La noche avanza. Los familiares de los desaparecidos se agolpan a las puertas del derrumbado local. Se necesita sangre. Rápido. Sobra histeria. Terror. Caos. Desesperación. Detrás, aparcado como si tal cosa, un Audi plateado, vestido para la mejor ocasión con cintas de colores y flores, espera aún a los novios. Keren, la novia, tiene rota la cadera y es trasladada a un hospital. Su marido, Assi, sólo ha sufrido algunos rasguños.

Noche de boda en Jerusalén. Sala Versalles. Amanece que no es poco. Sol de justicia. Con la luz del día se intensifican los trabajos de rescate con una enorme grúa ya a pleno rendimiento. Y perros policías. Chaco y Goa huelen aquí, husmean allá. Cuatro personas, las últimas rescatadas con vida. Desde las dos de la madrugada sólo se han hallado cadáveres. Entre ellos, una pareja todavía abrazada ingerida por una bolsa negra.

Noche de boda en Jerusalén. Sala Versalles. Visitas ilustres. Sharón. El presidente Katsav. El alcalde Olmert. El jefe del Estado Mayor, Mofaz. Preguntas atropelladas. ¿Por qué? Respuestas que se atisban. Fallos estructurales en el edificio. Materiales de construcción de pésima calidad. Cuatro columnas y muros maestros retirados para ganar espacio. Siete detenidos, entre ellos los dueños del local, el contratista que realizaba unas obras, el ingeniero.

Noche de boda en Jerusalén. Sala Versalles. Cae la tarde. Comienza el «shabbat». Jornada de descanso, sagrada para los religiosos. Hoy no. El Gran Rabino de Israel, Meir Lau, autoriza a los equipos de socorro a seguir trabajando. El tiempo apremia. Es una carrera contrarreloj. Se buscan supervivientes. Y se buscan y se buscan. Pero sólo se encuentran muertos. Y se encuentran y se encuentran. Los palestinos de solidarizan y ofrecen ayuda.

Noche de boda en Jerusalén. Sala Versalles. Sillas y mesas vacías al borde del agujero negro. Una chaqueta colgada en un respaldo. Un zapato perdido junto a una piedra. La muerte se come la fiesta de Keren y Assia. Por desgracia, nunca la olvidarán.

Una misteriosa criatura de 500 millones de años de antiguedad

Los restos fósiles de una extraña criatura prehistórica con forma de cigarro fueron descubiertos en Marruecos.

Conocido como Helicocystis moroccoensis, la especie era un equinodermo primitivo, el mismo grupo de animales a los que pertenecen los erizos y las estrellas de mar. Se cree que es la primera de ellas en poseer simetría cinco veces, como la observada en los brazos de una estrella de mar o de los patrones de un dólar de arena e incluso fue capaz de cambiar su forma del cuerpo.

Los fósiles de las especies fueron descubiertas en 2012 por el paleontólogo Andrew Smith y sus colegas mientras excavaban en los sedimentos de las montañas del Anti-Atlas marroquí. Data de 520 millones años, por lo que éstas criaturas habrían vivido en el gigante supercontinente prehistórico llamado Gondwana.

H. moroccoensis, tiene un cuerpo cilíndrico que se extiende por 4 centímetros de largo. La boca del equinodermo fue en la parte superior de su cuerpo, y lucía una taza hecha de chapas estriadas con un pequeño tronco en su base. Tenía un esqueleto de retículo hecho de calcita.

La Explosión del Cámbrico

En 2012, Smith y sus colegas estaban excavando en sedimentos que datan de hace unos 520 millones de años en las montañas del Anti-Atlas en Marruecos, cuando se descubrieron varios ejemplares de la extraña fósil.

La criatura vivió en el antiguo supercontinente llamado Gondwana durante la explosión cámbrica, un período en que todas las criaturas habitaron los mares y la vida en el planeta diversificado considerablemente.

Uno de los equinodermos más antiguas conocidas, Helicoplacus – primero descubierto en las Montañas Blancas de California – tenían una espiral pero el plan del cuerpo asimétrico. Y todos los equinodermos modernos comienzan como larvas con simetría bilateral, planteando la cuestión de cómo y cuándo se originó el plan corporal de cinco puntos distintivos de las criaturas.

Descubren un lagarto prehistórico atrapado en ámbar

Científicos mexicanos examinan el fósil completo de un lagarto que ha permanecido enterrado en un trozo de ámbar de unos 23 millones de años. El fósil fue descubierto en el estado de Chiapas, México y la criatura fue identificada preliminarmente como representante de una nueva especie del género Anolis.

Aunque éste no es el primer descubrimiento de éste tipo, es particularmente importante porque a diferencia de otros lagartos prehistóricos, éste está muy bien conservado; Motivo que haría especial el hallazgo. Tiene sus tejidos blandos y toda su piel bien conservada. Un mismo espécimen de la misma especie, también conservado en Ambar, habría sido encontrado en la República Dominicana pero poco se podía determinar con él ya que su estado de conservación dejaba mucho que desear.

Los expertos tiene la espectativa de estudiarlo para comprender más sobre el propio ejemplar y sobre la época en la que vivió.

Las criaturas quedan preservadas en ámbar cuando son atrapadas por la savia de los árboles que luego se solidifica, atrapándolas por millones de años. La mayor parte de los hallazgos de esta naturaleza son de los insectos, la muestra más antigua que se ha encontrado es de una especie de ácaro que vivió hace 230 millones de años.