En la historia del diagnóstico a través de imágenes, tenemos los rayos X, que se han utilizado odontología desde 1885, pasando por los ultrasonidos, los TAC o Tomografía Computarizada, la resonancia magnética, hasta llegar a los TEP o Tomografía por Emisión de Positrones, y la actual y más novedosa, además de menos invasiva, técnica de Tomografía de Coherencia Óptica (OCT, por sus siglas en inglés).
La Tomografía de Coherencia Optica (OCT) ha sido usada en oftalmología durante algún tiempo, pero ahora existen aplicaciones en evolución para el área odontológica que pueden parecer increíbles.
La empresa norteamericana Lantis Laser Inc. ha anunciado la Tomografía de Coherencia Óptica, como una tecnología parecida a los procedimientos de ultrasonido (ecografía) ya conocidos, pero mientras que éstos recurren a ondas de sonido para construir una imagen del tejido examinado a través de reflexiones, para el nuevo método se usan unos rayos láser que son reflejados por las estructuras celulares más finas. De un modo sencillo podría considerarse la OCT como «una ecografía con luz».
Este genio de la electricidad, que sentó las bases de varias ciencias, desde la Física eléctrica y electrónica, la Física nuclear, las comunicaciones, etc., se encontró al final de sus días azorado por un problema que le resultó ya imposible de resolver.
Sus mentores extraterrestres-como él los llamaba- habían dejado de ayudarlo en su más grande interrogante científico.
Todos sus descubrimientos habían abierto una peligrosa «caja de Pandora», un variable poder ionizante que enseguida notó en extremo peligroso.
Es así como leemos en la enciclopedia Wikipedia que:
En abril de 1887, Tesla empezó a investigar lo que después se llamó rayos X, usando su propio tubo de vacío (similar a su patente Patente USPTO n.º 514170). Este dispositivo difería de otros tubos de rayos X por el hecho de no tener electrodo receptor. El término moderno para el fenómeno producido por este artefacto es Bremsstrahlung (o radiación de frenado). Ahora se sabe que este dispositivo operaba emitiendo electrones desde el único electrodo (carecía de electrodo receptor) mediante la combinación de emisión de electrones por efecto de campo y emisión termoiónica. Una vez liberados los electrones son fuertemente repelidos por un campo eléctrico elevado cerca del electrodo durante los picos de voltaje negativo de la salida oscilante de alto voltaje de la bobina de Tesla, generando rayos X al chocar con la envoltura de vidrio. Tesla también usó tubos de Geissler. Para 1892, se percató del daño en la piel que Wilhelm Röntgen más tarde identificó que era causada por los rayos X.
En sus primeras investigaciones Tesla diseñó algunos experimentos para producir rayos X. Él afirmó que con estos circuitos, «el instrumento podrá generar rayos de Roentgen de mayor potencia que la obtenida con aparatos ordinarios».
También mencionó los peligros de trabajar con sus circuitos y con los rayos X producidos por sus dispositivos de un solo nodo. De muchas de sus notas en las investigaciones preliminares de este fenómeno, atribuyó el daño de la piel a varias causas. Él creyó que inicialmente el daño no podría ser causado por los rayos de Roentgen, sino por el ozono generado al contacto con la piel y en parte también al ácido nitroso. Él pensaba que estas eran ondas longitudinales, como las producidas por las ondas en plasmas.
Un «sistema mundial para la trasmisión de energía eléctrica sin cables» basado en la conductividad eléctrica de la tierra, fue propuesto por Tesla, el cual funcionaría mediante la trasmisión de energía por varios medios naturales y el uso subsiguiente de la corriente trasmitida entre los dos puntos para alimentar dispositivos eléctricos. En la práctica este principio de trasmisión de energía, es posible mediante el uso de un rayo ultravioleta de alta potencia que produjera un canal ionizado en el aire, entre las estaciones de emisión y recepción. El mismo principio es usado en pararrayos, en electrolaser, Arma de electrochoque, y también se ha propuesto para inhabilitar vehículos.
Tesla demostró «la transmisión inalámbrica de energía» a principios de 1891. El efecto Tesla (nombrado en honor a Tesla) es un término para una aplicación de este tipo de conducción eléctrica.
Gastó toda su fortuna tratando de solucionar el dañino poder ionizante del que pensaba que sería la distribuidora de energía mundial sin cables y otros servicios.
La comunicación cesó, sus amigos extraterrestres eventualmente lo abandonaron o por su edad y el uso desmedido de su cerebro, ya no pudo mantener la conexión.
Otros sistemas se implementaron, al menos para las comunicaciones sin hilos, pero el poder ionizante, sigue siendo un problema actual, pese a que se lo disfrace por particulares comodidades.