El espectacular caso de Pam Reynolds
El cardiólogo Michael Sabom, autor del libro, «Luz y Muerte», incluye un análisis detallado, médico y científico, de una asombrosa experiencia cercana a la muerte de una de sus pacientes: Pam Reynolds.
La joven se sometió a una rara operación para quitarle un gigantesco aneurisma de una arteria basilar del cerebro que amenazaba su vida. El tamaño y la posición del aneurisma, sin embargo, impidieron una extracción sin riesgos usando la técnica neuro-quirúrgica estándar. Ella se remitió a un doctor que había promovido un procedimiento quirúrgico novedoso y audaz conocido como «paro cardíaco hipotérmico» (parada cardíaca a baja temperatura). Esto permitió que el aneurisma de Pam fuera removido con una posibilidad razonable de éxito. Esta operación, apodada «pausa» por los doctores que la realizan, requirió que la temperatura del cuerpo de Pam se redujese hasta los 15 ºC (60 grados farenheit), el latido del corazón y su respiración se parasen, su encefalograma fuese plano (sin actividad neuronal), y la sangre de su cabeza se drenara (temporalmente).
Pam participaba en un estudio sobre experiencias cercanas a la muerte de la Universidad de Atlanta (USA) realizado por el doctor Sabom en el momento de su operación de «pausa.» Cuando su operación estaba siendo realizada, ella experimentó una NDE (Near Death Experience) – O «experiencia cercana a la muerte». Sus observaciones notablemente detalladas desde fuera de su cuerpo, durante su cirugía, fueron más tarde verificadas como muy exactas.
Lo que viene a continuación es un extracto de su relato:
«Lo siguiente que recuerdo es el sonido: era como el tono de la nota «D» natural. Cuando escuché el sonido, sentí que eso me estaba sacando por la parte alta de mi cabeza. Mientras más salía de mi cuerpo, más claramente podía escuchar el tono. Yo tenía la impresión de que era como una carretera, una frecuencia por la que caminas… Me acuerdo de ver varias cosas en la sala de operaciones cuando miré hacia abajo. Yo estaba más consciente de lo que pienso que nunca he estado en toda mi vida… Yo estaba, metafóricamente, sentaba sobre el hombro [del doctor]. No era como la visión normal. Era más brillante y más enfocada y más clara que la visión normal. Había tantas cosas en la sala de operaciones que no reconocí, y tantas personas.
«Pensé que el modo en que ellos afeitaban mi cabeza era muy peculiar. Esperaba que ellos me quitasen todo el pelo, pero no lo hicieron…
«Esa especie de sierra, de la que odiaba el sonido, era parecida a un cepillo de dientes eléctrico y tenía una abolladura, un surco en lo alto donde parecía entrar en el mango, pero no entraba… Y la sierra tenía cuchillas intercambiables también, pero estas cuchillas estaban en lo que parecía la caja de un enchufe (“socket wrench case”)… Escuché como la sierra se ponía en marcha. No les vi usarla sobre mi cabeza, pero pienso que la escuché siendo usada sobre algo. ¡Estaba haciendo un ruido con un tono relativamente alto y luego de repente se puso a hacer: Brrrrrrrrr!, Así.
«Alguien dijo algo sobre que mis venas y arterias eran muy pequeñas. Creo era una voz femenina y que era la doctora Murray, pero no estoy segura. Ella era la cardiólogo. Recuerdo pensar que yo debería haberle dicho algo sobre eso… Recuerdo la máquina de corazón pulmonar. No me gustó el respirador… Recuerdo muchas herramientas e instrumentos que no reconocí fácilmente.
«Tenía una sensación como de ser arrastrada, pero no contra tu voluntad. Yo estaba yendo por propia iniciativa, porque quería ir. Tengo distintas metáforas para tratar de explicar esto. Parecía como el Mago de Oz., subiendo en el vértice del tornado, sólo que no estás girando como si tuvieses vértigo. Tú estás muy concentrado y tienes un sitio al que ir. El sentimiento era parecido a subir en un ascensor muy rápido. Y había una sensación, pero no era una sensación corporal, física. Era como un túnel pero no era un túnel.
«En algún punto muy cercano al vértice del túnel me di cuenta de mi abuela que me llamaba. Pero no la oí llamarme con mis oídos… Era una manera de escuchar más clara que con mis oídos. Yo confío en ese sentido más que confío en mis propios oídos.
«El sentimiento consistía en que ella quería que yo fuese hacia ella, así que continué sin miedo a través del eje (“shaft”). Era un eje oscuro por el cual pasé, y al final había un muy pequeño puntito de luz que siguió haciéndose más, y más, y más grande.
«La luz era increíblemente brillante, como si estuvieses sentado en medio de una bombilla. Era tan brillante que puse mis manos delante de mi cara totalmente confiada de verlas, pero no podía [verlas]. Pero yo sabía que estaban allí. No por el sentido del tacto. Otra vez, es terriblemente difícil de explicar, pero yo sabía que estaban allí…
«Noté que cuando comencé a discernir diferentes figuras en la luz (y todas ellas estaban cubiertas de luz, ellas “eran” luz, y tenían luz que las impregnaba por todo su alrededor), ellas comenzaron a formar formas que yo podía reconocer y entender. Pude ver que una de ellas era mi abuela. No sé si esto era la realidad o una proyección, pero yo reconocería a mi abuela, su sonido, en cualquier momento, en cualquier parte.
«Cada una de las personas que vi, pensándolo en retrospectiva, encajaba perfectamente con mi entendimiento de cuál era el aspecto de esa persona en el mejor momento de su vida.
«Reconocí a mucha gente. Mi tío Gene estaba allí. También estaba mi tatara tía Maggie, que era realmente mi prima. De la familia de mi Papá, mi abuelo estaba allí… Ellos estaban expresamente cuidándome, ocupándose de cuidarme.
«Ellos no me permitieron avanzar más… Me fue comunicado (ese es el mejor modo que sé decirlo, porque ellos no hablaron como yo estoy hablando), que si yo entrase del todo en la luz, algo me pasaría físicamente. Ellos serían incapaces de ponerme a “esa mí” de vuelta en “mi cuerpo”, como si yo hubiese ido demasiado lejos y ellos no pudieran reconectarme. Así que ellos no me dejaron ir a ningún sitio ni hacer nada.
«Yo quería entrar en la luz, pero también quería volver. Yo tenía niños que criar. Pareció como mirar una película en “fast forward” (rebobinado rápido) en tu reproductor de vídeo (VCR): obtienes la idea general, pero los fotogramas individuales no van lo suficientemente lentos como para captar los detalles.
«Entonces ellos [los parientes fallecidos] me alimentaban. No lo hacían por mi boca, como con el alimento, pero me alimentaban con algo. La única manera que se me ocurre de explicarlo, es con algo como que echaba chispas. Chispas es la imagen que se me ocurre. Definitivamente recuerdo la sensación de ser nutrida y ser alimentada y que me fortalecían. Sé que suena gracioso, porque obviamente esto no era una cosa física, pero dentro de la experiencia me sentí físicamente fuerte, lista para lo que sea.
«Mi abuela no me llevó de vuelta por el túnel, ni siquiera me envió de vuelta ni me pidió que me fuese. Ella solamente alzó la vista hacia mí. Yo esperaba ir con ella, pero me fue comunicado que ella simplemente no pensaba hacerlo. Mi tío dijo que él lo haría. Él es el que me llevó de vuelta a través del final del túnel. Todo marchaba bien. Yo quería ir.
«Pero entonces llegué al final del túnel y vi aquella cosa, mi cuerpo. No quería entrar allí… Tenía un aspecto terrible, como la ruina de un tren accidentado. Tenía el aspecto de como estaba: muerto. Creo que estaba cubierto. Me asustó y no quise verlo.
«Me fue comunicado que sería como cuando saltas a una piscina. No hay problema, simplemente salta directamente en la piscina. Yo no quería, pero supongo que debía estar haciéndose tarde o algo así, porque él [mi tío] me empujó. Definitivamente sentí un rechazo y al mismo tiempo un tirón desde el cuerpo. El cuerpo tiraba y el túnel empujaba… Parecía como si saltases a una piscina de agua helada… ¡Eso dolió!
«Cuando volví, estaban poniendo la canción «Hotel California» y la frase era «Usted puede pedir irse en cualquier momento que quiera, pero nunca podrá marcharse.» Le mencioné [más tarde] al doctor Brown que eso era increíblemente insensible y él me dijo que yo debía dormir más. [Pam se ríe] Cuando recobré el conocimiento, todavía estaba conectada al respirador.»
Comentarios de Kevin Williams
Desde un punto de vista práctico, y al margen del mundo del debate académico, existen tres pruebas clínicas comúnmente utilizadas para determinar la muerte clínica. Primero, un electroencefalograma estándar, o EEG, mide la actividad de las ondas cerebrales. Un EEG «plano» denota que la corteza cerebral no está funcionando (la capa externa del cerebro). En segundo lugar, los potenciales auditivos evocados, similares a aquellos [chasquidos] sacados por los altavoces del oído en la cirugía de Pam, miden la viabilidad del tallo cerebral. La ausencia de estos potenciales indica que el tallo cerebral no está funcionando. Y el tercero, la comprobación de que no hay ningún flujo de sangre al cerebro es un indicador de una ausencia generalizada de función cerebral.
Pero durante la operación de «pausa», el cerebro de Pam fue detectado «muerto» por las tres pruebas clínicas: su electroencefalograma era plano, no había respuesta de tallo cerebral, y no tenía sangre fluyendo al cerebro. Es interesante observar que, mientras estuvo en este estado, ella experimentó la ECM «más profunda» de entre todas las de los participantes del Estudio de la Universidad de Atlanta.
Algunos científicos teorizan que las NDEs son producidas por la química cerebral. Pero el doctor Peter Fenwick, un neuropsyquiatra y la primera autoridad en Gran Bretaña en el terreno de las NDEs, cree que estas teorías están muy alejadas de los hechos. En el documental, «Explorando lo desconocido: Extraño pero cierto», el doctor Fenwick describe el estado del cerebro durante una ECM
«El cerebro no funciona. No está ahí. Está destruido. Es anormal. Pero, sin embargo, puede producir estas experiencias muy claras… un estado inconsciente es cuando el cerebro deja de funcionar. Por ejemplo, si usted se desmaya, se cae al suelo, no sabe lo que pasa y el cerebro no está funcionando. Los sistemas de memoria son particularmente sensibles a la inconsciencia. De este modo, usted no recordará nada. Pero, sin embargo, después de una de estas experiencias [una ECM], usted sale de ellas con memorias claras, lúcidas… Este es un verdadero rompecabezas para la ciencia. No he visto aún ninguna buena explicación científica que pueda explicar este hecho.»