Es asombroso la poca importancia que los medios en general hacen por difundir y estimular lo técnico y científico.
Parecería que solo interesaría publicar solo temas electrónicos vinculados al mercadeo, reduciéndose el espacio dedicado a todos los otros temas, de antaño loables secciones en algunos importantes diarios a noticias muy leves dispersas en lugares cada vez menos fáciles de encontrar bajo el nombre de información general
He encontrado un muy esclarecedor estudio de divulgación científica y tecnológica en diarios argentinos de cobertura nacional., que firman Amalia Beatriz Dellamea, Julio Bernal y María Cristina Ratto (1999).
En sus conclusiones podemos leer:
Los espacios que atribuyen a temas de ciencia y tecnología los medios gráficos matutinos de aparición diaria en la Argentina resulta considerablemente bajo. La tendencia al descenso, que comenzó a registrarse ya a mediados de la década de 1980, al parecer continúa con persistencia.
Asimismo, aún en suplementos y secciones especializadas, que en teoría debieran ofrecer mayor superficie redaccional a temas de ciencia y tecnología, como es el caso de los suplementos de asuntos agropecuarios y de informática de los dos diarios de mayor relevancia en circulación y capacidad de influir en la generación de estados de opinión, se registra una tendencia al marketing de productos y de servicios, con baja actitud de divulgación y finalidad educativa.
Las temáticas asociadas con la ciencia y la tecnología que se imponen son mayoritariamente aquellas que están relacionadas con las enfermedades (excluyendo las adicciones y las enfermedades de carácter psicológico), con avances y logros en el campo de los trasplantes de órganos y los implantes de órganos y dispositivos artificiales, y la problemática ecológica, con especial interés en el área de la conservación de especies o la advertencia sobre riesgos de extinción. Respecto del rubro temático denominado “Política científica”, los acontecimientos que merecen mayor destaque son aquellos referidos a problemas de tipo político en la comunidad académica (por ejemplo, críticas al accionar del CONICET, o perfiles de investigadores que obtuvieron alguna distinción pero que enfrentan dificultades graves para continuar sus investigaciones). Aunque la inclusión de estos temas podría ser interpretada como síntoma de un ejercicio maduro y crítico por parte de la comunidad periodística sobre las políticas de ciencia y tecnología; sin embargo, los datos que están en procesamiento actualmente muestran que constituye un ejercicio periodístico de superficie, enmarcado en posturas “chauvinistas”, pero que no están aportando elementos para un debate social profundo y reflexivo.
Otra cuestión de interés para los desarrollos futuros de la línea que llevamos adelante es la baja representación que han tenido en los tres corpus analizados, las disciplinas sociales y humanísticas. Los datos disponibles indican que las ciencias sociales siguen conservando el papel que los medios les asignaron tradicionalmente: no se las representa en su capacidad de generar conocimiento original, ni como productoras de datos de investigación, ni en el marco de propuestas académicas, sino como aportaderas de explicaciones para problemas, principalmente destinadas a interpretar/explicar lo que se reconoce como “cuestión social” en los medios de comunicación.
Finalmente, han comenzado a surgir un conjunto de observaciones consistentes que, con un nivel significativo de redundancia, marcan unas modalidades de representación de temas de ciencia y tecnología fuertemente apegadas a los “mitos” clásicos que se asocian a la figura del investigador, como el “investigador distraído/desconectado con la realidad/ des-comprometido con los usos de las tecnologías o productos que genera”; a la “generación mágica/repentina/azarosa” de resultados científicos; al apareamiento entre ciencia=experimento=laboratorio, que impide el reconocimiento apropiado del campo real de la ciencia; a la identificación de la “tecnología” con “los artefactos” y “los dispositivos” y en particular con la creencia de que cuando se piensa en tecnología, se alude a “tecnología informática” y a “tecnología de la información”, con escasa posibilidad de pensar las demás tecnologías y, primordialmente, las tecnologías “sociales”.
Los programas de divulgación científica y tecnológica que se generen en universidades y centros de investigación deberán estar debidamente advertidos de estas modalidades de representación de la ciencia y la tecnología a fin de evitar el recurso a la reproducción acrítica de mitos, estereotipos y “cliches” y generar alternativas de representación más apropiadas de la ciencia y la tecnología, y pensadas para promover unos índices crecientes de alfabetización científica y tecnológicas para nuestras comunidades
Realmente, está esto también en la falta de trabajos de importancia en los ámbitos académicos-con notables excepciones y en la continua baja en la instrucción del país en general.
Podemos decir que esta tendencia destructora del bien más preciado de la Humanidad -La Cultura y la Ciencia-sigue en continuo deterioro ya a finales del 2011.
Me alegro por la publicación de este resumen. Habla bien de Manlio y del sitio.
Lo que se expone es, por lo menos, preocupante.
El artículo describe otro hecho lamentable del país
Me parece Juana, que todo el mundo-con honrosas excepciones ha vuelto a la Edad Media. El papel solo se usa para higienizarse ciertas partes.