Descubren fósil marino con alas y tentáculos

Un grupo de investigadores ingleses de la Universidad de Leicester han descubierto un fósil de 525 millones de años de antiguedad que arroja nueva luz sobre un importante grupo de criaturas marinas primitivas.

El descubrimiento se publica en la revista ‘Current Biology’ – Foto: DEREK SIVETER, OXFORD UNIVERSITY

El fósil pertenece a un grupo de criaturas con tentáculos que vivían dentro de tubos duros. Hasta el momento sólo los tubos habían sido observados en detalle pero el nuevo espécimen muestra con claridad las partes blandas del organismo que incluyen tentáculos para alimentarse.

La especie pertenece a un grupo denominado pterobranquios hemicordados que están emparentados con las estrellas y los erizos de mar y la importancia del hallazgo radica en que aporta pistas sobre la evolución de los primeros vertebrados. Se conocen en la actualidad alrededor de 30 especies de pterobranquios aunque hace entre 380 y 490 millones de años un grupo de estos animales llamados graptolitos eran comunes en los océanos prehistóricos.

Los pterobranquios son criaturas que segregan una sustancia que se acumula en un tubo duro alrededor de su cuerpo blando. Los tentáculos se extienden desde la parte superior del tubo para capturas plancton. Aunque tiene una longitud de menos de 4 centímetros de largo, el nuevo fósil está muy bien conservado y se pueden observar detalles minúsculos incluyendo 36 tentáculos diminutos a lo largo de un brazo cubierto de plumas.

La Universidad de Yunnan en China colaboró con el aquipo de investigación de Leicester y Oxford del Reino Unido para identificar y describir el hallazgo que se realizó en la provincia china de Yunnan.

La especie, desconocida hasta ese momento pasó a llamarse «Galeaplumosus abilus», que significa «casco alado de más allá de las nubes», por el lugar en donde fue encontrado.

El único fracaso de Tesla

Este genio de la electricidad, que sentó las bases de varias ciencias, desde la Física eléctrica y electrónica, la Física nuclear, las comunicaciones, etc., se encontró al final de sus días azorado por un problema que le resultó ya imposible de resolver.

Sus mentores extraterrestres-como él los llamaba- habían dejado de ayudarlo en su más grande interrogante científico.

Todos sus descubrimientos habían abierto una peligrosa «caja de Pandora», un variable poder ionizante que enseguida notó en extremo peligroso.

Es así como leemos en la enciclopedia Wikipedia que:

En abril de 1887, Tesla empezó a investigar lo que después se llamó rayos X, usando su propio tubo de vacío (similar a su patente Patente USPTO n.º 514170). Este dispositivo difería de otros tubos de rayos X por el hecho de no tener electrodo receptor. El término moderno para el fenómeno producido por este artefacto es Bremsstrahlung (o radiación de frenado). Ahora se sabe que este dispositivo operaba emitiendo electrones desde el único electrodo (carecía de electrodo receptor) mediante la combinación de emisión de electrones por efecto de campo y emisión termoiónica. Una vez liberados los electrones son fuertemente repelidos por un campo eléctrico elevado cerca del electrodo durante los picos de voltaje negativo de la salida oscilante de alto voltaje de la bobina de Tesla, generando rayos X al chocar con la envoltura de vidrio. Tesla también usó tubos de Geissler. Para 1892, se percató del daño en la piel que Wilhelm Röntgen más tarde identificó que era causada por los rayos X.

En sus primeras investigaciones Tesla diseñó algunos experimentos para producir rayos X. Él afirmó que con estos circuitos, «el instrumento podrá generar rayos de Roentgen de mayor potencia que la obtenida con aparatos ordinarios».

También mencionó los peligros de trabajar con sus circuitos y con los rayos X producidos por sus dispositivos de un solo nodo. De muchas de sus notas en las investigaciones preliminares de este fenómeno, atribuyó el daño de la piel a varias causas. Él creyó que inicialmente el daño no podría ser causado por los rayos de Roentgen, sino por el ozono generado al contacto con la piel y en parte también al ácido nitroso. Él pensaba que estas eran ondas longitudinales, como las producidas por las ondas en plasmas.

Un «sistema mundial para la trasmisión de energía eléctrica sin cables» basado en la conductividad eléctrica de la tierra, fue propuesto por Tesla, el cual funcionaría mediante la trasmisión de energía por varios medios naturales y el uso subsiguiente de la corriente trasmitida entre los dos puntos para alimentar dispositivos eléctricos. En la práctica este principio de trasmisión de energía, es posible mediante el uso de un rayo ultravioleta de alta potencia que produjera un canal ionizado en el aire, entre las estaciones de emisión y recepción. El mismo principio es usado en pararrayos, en electrolaser, Arma de electrochoque, y también se ha propuesto para inhabilitar vehículos.

Tesla demostró «la transmisión inalámbrica de energía» a principios de 1891. El efecto Tesla (nombrado en honor a Tesla) es un término para una aplicación de este tipo de conducción eléctrica.

Gastó toda su fortuna tratando de solucionar el dañino poder ionizante del que pensaba que sería la distribuidora de energía mundial sin cables y otros servicios.

La comunicación cesó, sus amigos extraterrestres eventualmente lo abandonaron o por su edad y el uso desmedido de su cerebro, ya no pudo mantener la conexión.

Otros sistemas se implementaron, al menos para las comunicaciones sin hilos, pero el poder ionizante, sigue siendo un problema actual, pese a que se lo disfrace por particulares comodidades.

Como venimos diciendo, la ionización de antenas, celulares, motores eléctricos y un sinfín de aparatejos, son los responsables de tumores, cánceres y malformaciones. Efectos Colaterales – MicroondasLos Campos Magnéticos son muy dañinos

por Manlio E. Wydler

La teoría del campo unificado

A mediados del siglo XIX, se conocían cuatro fenómenos visibles a través del vacío. A saber:

  1. gravitación
  2. luz
  3. atracción y repulsión eléctrica y
  4. la atracción y repulsión magnéticas.

Estos fenómenos podían ser estudiados y observados de manera independiente, ya que no poseían ninguna conexión entre sí. Sin embargo, entre 1864 y 1873 el físico teórico escocés J. Clerk Maxwell analizó matemáticamente los fenómenos eléctricos y magnéticos. En ciertas relaciones básicas las «ecuaciones de Maxwell» describían tanto los fenómenos eléctricos como los magnéticos y demostraban una dependencia entre ellos.

De hecho, no existía ningún efecto eléctrico que no fuese acompañado de un determinado efecto magnético, y recíprocamente no existían sucesos magnéticos sin mediar de alguna manera los eléctricos. Se comenzó a hablar entonces de un «campo electromagnético», que se extendía a través del vacío y que, por contacto, influía sobre los cuerpos de acuerdo con la intensidad del campo en ese punto del espacio.

Maxwell demostró también que haciendo oscilar de manera regular a este campo se originaba una radiación que se alejaba de la fuente de oscilación a la velocidad de la luz en todas direcciones. La luz propiamente dicha era una de esas «radiaciones electromagnéticas» y Maxwell predijo la existencia de formas de luz con longitudes de onda mucho más pequeñas y mucho más grandes que la de la luz ordinaria. Esas otras formas de luz fueron descubiertas a lo largo de los veinte años siguientes, y hoy día se habla de todo un «espectro electromagnético».

De éste modo, de los cuatro fenómenos obserbables mencionados al principio de éste artículo, tres de ellos se podían fundir en un único campo – (electricidad, magnetismo y luz) – Sin embargo, las explicaciones teóricas existentes aún dejaban afuera el efecto de la gravedad.

Los descubrimientos de Maxwell redujeron los axiomas a solo dos campos independientes, El campo electromagnético y el campo gravitatorio.

Es un sentimiento maravilloso el descubrir las características unificadoras de un complejo de fenómenos diversos que parecen totalmente desconectados en la expreciencia directa de los sentidos.

Albert Einstein, 1901

Los físicos, sin embargo, soñaban con la unificación de éstos fenómenos ya que sería mucho mejor que hubiese un solo campo y fue así como surgió la idea de una «teoría del campo unificado». Uno de los impulsores de ésta nueva gran teoría sería nada menos que Albert Einstein, quien por ese momento era asesor científico de la Marina.

Partiendo de su teoría de la relatividad general, para describir la gravedad, y de la teoría de Maxwell para el electromagnetismo, Einstein buscó una teoría unificada más amplia, que integrase ambas fuerzas. Cuando Einstein hacía esto, aún se sabía muy poco de las fuerzas débil y fuerte, fuerzas consideradas hoy tan fundamentales como la gravedad y el electromagnetismo.

A partir de allí, una serie de descubrimientos lograrían relacionar algunas de las fuerzas electromagnéticas y gravitatorias, aunque las ecuaciones obtenidas no permitieron la generalización para todas las fuerzas fundamentales.

Después de 1935 se descubrieron dos nuevos tipos de campo que sólo afectan a las partículas subatómicas y, además, sólo a distancias inferiores a un diámetro de un núcleo atómico. Son la «interacción nuclear fuerte» y la «interacción nuclear débil».

Se cree que uno de los experimentos relacionados con interacción de éstas fuerzas, en la búsqueda por la Teoría de un campo unificado, fueron las pruebas realizadas al buque D. E. 173, en el llamado Experimento Filadelfia.

Las Fuerzas Fundamentales en la actualidad

En la actualidad, los científicos intentan demostrar que todas estas fuerzas fundamentales, aparentemente diferentes, son manifestaciones, en circunstancias distintas, de un modo único de interacción. El término «teoría del campo unificado» engloba a las nuevas teorías en las que dos o más fuerzas fundamentales aparecen como si fueran básicamente idénticas.

La teoría de la gran unificación intenta unir en un único marco teórico las interacciones nuclear fuerte y nuclear débil, y la fuerza electromagnética. Esta teoría de campo unificado se halla todavía en proceso de ser comprobada. La teoría del todo es otra teoría de campo unificado que pretende proporcionar una descripción unificada de todas las fuerzas fundamentales.

La contribución del LHC

El trabajo de Higgs se entrelazaba con uno de los conceptos más importantes de la física: la simetría. El problema en la década de los 60 era que las teorías básicas de las partículas eran demasiado simétricas. Los físicos tenían que encontrar algo que pudiera romper esta simetría y permitir que las partículas adquirieran peso.

La supersimetría se refiere a la «gran danza» de partículas en el universo. Conocemos una docena de partículas subatómicas, con nombres exóticos como quark, leptón y neutrino. Cada partícula tiene una pareja supersimétrica; el problema es que sólo podemos ver a una de cada par: las «otras significantes» se mantienen invisibles. Si el LHC confirma la supersimetría, contribuirá a que los científicos avancen hacia el objetivo final de formular una teoría unificada de las fuerzas fundamentales de la naturaleza, en particular la gravedad, que actualmente queda fuera del ámbito de las fuerzas conocidas al nivel cuántico de las partículas subatómicas