Ya van varias veces que nombro al más famoso de mis antepasados, el célebre botánico suizo Heinrich Wydler. Explorador, clasificador de nuevas especies botánicas en el Caribe, Director del Botánico en San Petersburgo, Curador del herbario De La Candolle, etc.
Fue amigo de Darwin, en fin, un hombre notable.
Decían los memoriosos abuelos que dos años antes de morir, de la fábrica Movado, le regalaron un reloj de bolsillo, aunque no supieron precisar el motivo de esa distinción.
Esta fábrica suiza empezó a funcionar-precisamente en 1881- en la localidad La Chaux-de-Fonds, creada por el técnico Achille Ditesheim. Solo hacían relojes de bolsillo masculinos.
Este reloj, a su muerte, acaecida en 1883, en la ciudad de Colonia, donde era profesor, pasó a un sobrino, cuyo hijo fue el primer Wydler en llegar a suelo argentino: Emilio Wydler, de profesión imprentero.
El reloj pasó a su vez a su hijo, luego a mi padre y ahora lo poseo yo.
Para que tenga un lugar más importante y que muchos se enteren de este gran pariente, lo donaré a la brevedad al Museo Criollo de los Corrales de Buenos Aires, donde nuestra Fundación, ya tiene donaciones expuestas.
La elección de este museo es casi obvia, mi abuelo Wydler, era técnico agrícola en Córdoba, hay tres ingenieros agrónomos Wydler, otro del mismo apellido es Presidente de la cámara de Curtidores, algunos tienen sus campitos, yo una hija veterinaria. Las plantas y el campo, siempre están presentes en las generaciones siguientes de un Gran Botánico.
El expreso correo 421 salió de Madrid el 2 de enero de 1944 con destino a la Coruña. Iba lleno de gente que regresaba a sus casas ya que se encontraban en fechas navideñas.
Era una locomotora americana a vapor en la que viajaban entre 600 y 1000 personas, entre ellos militares y jugadores del equipo de fútbol Betanzos que regresaban de un partido.
Al pasar por León, concretamente el puerto del Manzanal, los operarios descubrieron que el tren arrastraba un problema de frenado pero fueron obligados a continuar el trayecto ya que era imprescindible que llegara el correo a su destino. A medida que bajaba el puerto comenzó a coger gran velocidad convirtiéndose en un caballo desbocado.
Mientras, 2 operarios trabajaban en la estación de Torre del Bierzo con una locomotora de maniobras ajenos a la desgracia que se les venía encima. Fueron envestidos por el tren y salieron despedidos. El impacto fue aparentemente fuerte pero sólo había algunos heridos. Algunos vagones quedaron encajados dentro del túnel nº 20.
Como es lógico la gente fue a auxiliar a los heridos sin saber que lo peor estaba aún por llegar. Un tren Santa fe se aproximaba a toda máquina en sentido contrario. De nuevo los 2 operarios fueron envestidos, muriendo uno de ellos en el acto y quedando el otro herido.
La mayor tragedia se dio en el interior del túnel, que se convirtió en un horno para los que se encontraban en su interior. Se oyeron disparos, probablemente de las armas de los militares que se encontraban dentro de los vagones atrapados, unos dicen que al no soportar morir de una forma tan terrible decidieron quitarse la vida de una forma rápida y sin sufrimiento, pero existe la posibilidad de que, aunque quizás alguno lo hiciera, el causante de los disparos fuera el propio fuego en contacto con la pólvora.
Se dijo que murieron entre 250 y 500 personas, pero lo cierto es que nunca se sabrá la cifra real.
De hecho, parece ser que durante muchos años apareció en el libro guiness de los records como el accidente ferroviario con mayor número de muertos de la historia.
Unos días antes del accidente sucedió un hecho misterioso para el que aún no se ha encontrado respuesta.
Pablo Herrero, un ciudadano de la localidad de Astorga, fue a la guardia civil y declaró que el 31 de diciembre, 3 días antes de la tragedia, se montó en ese mismo tren y en la estación de Valladolid se subió un extraño revisor con su capote ferroviario y dijo a las personas que ocupaban el vagón en el que se encontraba que se había producido un accidente en los túneles de Torre del Bierzo.
Tras la extraña denuncia el juez especial de accidentes ferroviarios ordenó abrir una investigación a varios jefes de estación, con la intención de identificar al revisor fantasma. Lo primero que se planteó es que hubiera tenido algo que ver con el accidente. Pero lo cierto es que la investigación demostró que no hubo sabotaje alguno que causara aquella tragedia.
¿Quién sería aquel misterioso personaje? ¿Y cómo podía saber lo que iba a ocurrir 3 días antes de que ocurriera? … Pudo ser una premonición o un posible viajero en el tiempo, quién sabe… sea como fuere es todo un misterio aún hoy en día sin resolver…
Existe un misterio que gira en torno a la Antártida, y se remonta al año 1947, el mismo en el que la fuerza aérea norteamericana realizó la llamada «campaña a la Antártida». La misma, segun se informó era con propósitos científicos y estaba principalmente destinada a cartografiar la Antártida; Sin embargo Estados Unidos llevó 4000 hombres, 13 buques, submarinos y portaviones al mando del almirante Richard Byrd. Si bien es cierto que las condiciones climáticas de dicho continente son especialmente hostiles, la cantidad de soldados enviados sugiere una excesiva cantidad para el fin propuesto.
Algunos años atrás, precisamente en los años 1938 y 1939, los alemanes habrían realizado similares exploraciones del Continente Antértico. Después de hundir algunos barcos que circundaban el lugar se apoderan de un sector que pertenecía a Noruega, no muy lejano al sector de la Argentina, que se llamaba Queen Maud land y lo rebautizan con el nombre de su barco que se llamaba «Neusch Wabenland» (Nueva Suabia), haciendo unos de los relevamientos aéreos más importantes que se hicieron sobre la Antártida.
En esa ocación descubrieron oasis de aguas calidas, con líquenes o pequeños arbustos. Se sospecha que durante la guerra, fueron llevando material técnico y humano, y que habrían construido una base secreta. En algunos artículos periodísticos recientes, se habla de ésta «supuesta Base» como la Base 211. Se supone que allí montaron una factoría con personal militar y científico, continuando el desarrollo de las armas secretas y también se sospecha, que tenían otras bases en el continente americano, sobre todo en la Patagonia Argentina.
Según la creencia popular, no aceptada por la mayoría de los historiadores, en la expedición de Byrd, realizada en el 47 y que se llamó «High jump» – (Gran Salto), perdieron varios hombres y varios aviones. También se cree que una de las flotas norteamericanas se encontraron con un Ovni y el mismo los habría atacado.
En aquel momento, ésta información jamás fue publicada y se mantuvo bajo el mayor de los secretos, tal vez porque se le dió mayor importancia a los casos de Kenneth Arnold y el mismísimo Caso Roswell, los cuales ocuparon durante meses los medios de comunicación y las primeras planas de los periódicos.
Luego de la expedición del del año 47, tuvieron que pasar diez años para que los americanos realizaran un nuevo viaje a la Antartida con una nueva expedición, al mando del almirante Byrd, nuevamente. Esta vez, la operación se llamó :»Deep freeze» o en español algo así como: Frío Profundo. (Y no solo porque habían pasado mucho frío la vez anterior)
Al año siguiente, precisamente en el 1958, se propone el «año geofísico internacional» y se declara a la Antártida como patrimonio de la humanidad. Permitiendo a algunos Países establecer Bases militares con objetivos de investigación.
Al regreso de ésta última expedición, Byrd debe ser internado en un hospital, por causas desconocidas. La prensa habló de que estaba recluido en un manicomio y de que se le prohibía hacer declaraciones y tener contacto con la prensa. Hace pocos años atrás, alguien encontró por casualidad, en una biblioteca de una universidad en EEUU un «supuesto» diario secreto del almirante Byrd. Su contenido es por demás llamativo ya que en él se realizan declaraciones muy interesantes. Por ejemplo, el libro «La tierra hueca» de Raymond Bernard, se basa en una supuesta nota periodística en la cual Byrd comentaba que se había topado con una civilización más avanzada que poseía platos voladores.
Un investigador llamado Peter Kolosimo, quien se dedicó a la investigación de numerosos enigmas de la humanidad, al igual que el conocido Von Daniken, pero con una actitud más crítica que éste, escribió en su libro «Flores de luna», que no creía en el «invento» de Bernard, sobre «la tierra hueca«.
En el diario Secreto de Byrd se mencionan además de los OVNIS, que él llama platos voladores, unos ríos y bosques completamente inusuales en aquel gélido lugar, que por naturalidad no deberían existir en medio de la Antártida; Una ciudad de cristal tipo futurista y una misteriosa base subterránea.