La mayoría de nosotros pensamos en el conocido juego, piedra, papel, tijeras como un simple juego de azar. Otros, creen que se trata de un juego de habilidad física y psicológica.
Pero esto poco les importa a los científicos de la Universidad de Ishikawa, inventores del robot Janken, nombre que recibe éste juego en japonés. Sus creadores muestran como es imposible ganarle a su robot.
Los investigadores explican que el robot hace su movimiento una milésima de segundo después de que su oponente humano ha hecho su jugada.
«El ángulo de articulación de la muñeca de la mano del robot se controla en función de la posición de la mano humana», explican los investigadores en la página web del laboratorio. «La visión reconoce uno de piedra, papel y tijeras sobre la base de la forma de la mano humana. Después de eso, la mano del robot interpreta a uno de piedra, papel y tijeras con el fin de vencer al ser humano en 1 ms.»
Un robot que va a ganar piedra, papel, tijeras 100 por ciento de las veces suena un poco molesto, pero los investigadores dijeron que la tecnología presenta la posibilidad de la cooperación entre humanos y máquinas en tan sólo unos pocos milisegundos.
«Esta tecnología se puede aplicar a la ayuda de movimiento de los seres humanos y de cooperación entre los seres humanos y robots, etc, sin retardo de tiempo», escribieron los investigadores.
El pasado 15 de junio, un grupo de buzos descendió, tomó fotos y filmó varias horas de video. En el lugar, los cazadores de naufragios y tesoros hallaron una roca semiesférica «con forma de hongo» que, dejó a los buzos asombrados. «Primero creímos que sólo era una piedra, pero es algo más que eso», aseguró Lindberg. La ambiguedad de sus palabras nos hacen creer que en realidad el misterio no es tal y que ellos ya conocen la verdadera naturaleza del descubrimiento, solo que no dirán nada hasta el estreno de un documental dedicado al suceso. Continuar leyendo «El objeto del Mar Báltico : Hallazgo legítimo o negocio mediático?»
No es una utopía ni tampoco el relato extraído de una novela de ciencia ficción. Hace cien años Nicola Tesla hablaba de energías renovables, aplicables a todo tipo de vehículos, automóviles, dirigibles, rayos X, incluso a armas.
Sin embargo sus ideas y sus patentes fueron escondidas en quien sabe que cajones de personas sin escrúpulos, que estaban a favor de los motores tradicionales a combustión en lugar de los motores eléctricos. Indudablemente por cuestiones exclusivamente económicas!
Tesla murió a la edad de 97 años en la soledad de una escuálida habitación de hotel, pero sus teorías fueron desarrolladas y aplicadas con fines militares ultrasecretos.
El mejor invento del siglo XX
Mucho años más tarde, un señor llamado Stan Meyer, anuncia en la televisión haber construído un motor que funciona con agua. En efecto, el motor diseñado por éste autodidacta funcionaba con agua corriente, de lluvia, de nieve o de mar, reduciendo de ésta manera a «cero» los gastos y la contaminación ambiental.
El funcionamiento es muy simple, el agua contiene hidrógeno que se libera con electrólisis. Puede funcionar con cualquier motor a gasolina y sin contaminar y permite viajar grandes distancias con un mínimo consumo.
Las Empresas de todo el mundo le ofrecieron a Meyer la compra de su patente por un millon de dólares, pero éste no aceptó, declarando que cualquier Empresa podría fabricar vehículos con motores de agua muy fácilmente. Al poco tiempo Meyer murió en circunstancias misteriosas y nunca más se habló del motor propulsado por agua.
Energías renovables alternativas
Desde el advenimiento de internet como el primer medio masivo de comunicación e intercambio de información, las teorías de Tesla sobre la energía wireless, son reproducidas en los hogares de todo el mundo, por aficionados a la ciencia o simplemente por autodidáctas curiosos, ávidos de llevar a la práctica éstos conocimientos compartidos. Gracias a la red de redes, cualquiera pruede compartir sus experimentos caseros; Desde los más simples hasta los más complicados.
Tal es el caso del sistema diseñado por el científico argentino Walter Torbay, denominado «transgenerador magnético», que necesita un mínimo mantenimiento y no contamina. Se trata de un «Motor de Imanes», que podría funcionar hasta «cincomil años» sin ningún tipo de consumo, y propulsado únicamente por las fuerzas de atracción y repulsión de unos imanes artificiales llamados «neodimios», cuyo magnetismo es de 24 mil gauss (unidad de inducción magnética), y podría generar una fuerza eléctrica de 2.500 watts.
El invento, que patentó en el país en agosto de 2004 y con licencia internacional «en trámite» funciona aprovechando la propiedad magnética de rechazo de polos iguales y la desviación de líneas de fuerza magnética. Tendría un costo de 150 dólares, y «permitiría que una vivienda sea abastecida de electricidad indefinidamente».