La directora de la escuela básica de Puerto Cabarete, Paulina Pérez, confirmó que la mañana del viernes 1 de octubre ocurrió en el lugar un hecho inexplicable al cual le atribuye causas sobrenaturales.
Segun las palabras de la máxima autoridad del establecimiento, en el lugar deambulaban «espíritus mundanos» que se apoderaron de al menso doce alumnos. Los chicos del colegio aseguran haber visto caminando a un hombre sin cabeza.
Aparentemente todo habría comenzado a eso de las 9:00 hs. cuando una estudiante del séptimo A dijo que algo la estaba perturbando en el aula. Esa misma estudiante, el año pasado, se «había puesto mala en la escuela», como se le dice popularmente a las personas que alegadamente son apoderadas por los demonios, detalló la directora.
Pérez expresó que tras conocer la situación se dirigió al curso e inició una oración a Dios pidiendo que cualquier espíritu maligno se alejara del lugar. La educadora también confesó que mientras oraba con los ojos cerrados escuchó risas persistentes y burlonas por lo que reprochó a los alumnos, pero éstos les aseguraron que nadie se había reído. Dijo que esas risas eran del mismo diablo.
Mientras oraban, otro niño lanzó un grito, puso los ojos en blanco y cayó al suelo retorciéndose y haciendo sonidos extraños, como de animales. El hecho desencadenó una serie de episodios extraños ya que cuando lograban hacer que un niño volviera en sí, otro del mismo curso, en otra aula o en el patio, caía convulsionando. La directora dijo que los espíritus se apoderaron de 11 niños en la escuela, tres de una casa contigua al plantel y de una niña en el barrio El Play.
Pérez dijo que sólo Dios sabe cual fue el propósito de ese hecho, pero que ella está segura de que esos espíritus querían hacerles daño a los niños. El hecho causó una gran conmoción en Cabarete, por lo que acudieron diferentes medios de comunicación.
Creyentes de la comunidad se sumaron a la labor exorcista en el patio de la escuela, oraban y le echaban agua a los que estaban «montados». El episodio se extendió hasta el mediodía por lo que las clases se suspendieron esa tarde y fueron reabiertas hoy.
La directora dijo que el caso está en las manos de Dios y que espera que los niños que continúan asustados retornen con normalidad a clases.
Un Sacerdote opina
El sacerdote Bernardo Vásquez, de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, afirmó que la situación de la escuela es fruto de la misma tensión y problemas que viven las familias y las prácticas de grupos que dañan la mentalidad de los niños.
Manifestó que los niños ven mucha sangre y actos raros que no son propios para su edad. Resaltó que de esa manera se llega a una esquizofrenia generalizada que se va pasando de uno a otro y esas fuerzas y pensamientos ocultos van a llevar a esas reacciones que de manera colectiva la gente cree, sin ser verdad.
Dijo que gracias a Dios estaban orando por este caso y pidió a los padres de familia que manifiesten su cariño a sus hijos porque hay menores que se sienten desprotegidos y expresan esas fuerzas negativas que les hace daños.
«Y que los hagan sentir importantes y los bendigan cada día al salir de sus casas y le digan lo mucho que le estiman», expresó.
La explicación de la Ciencia
Para el psiquiatra Héctor Guerrero Heredia, el remedio fue peor que la enfermedad, tras considerar que en vez de orar, la directora del colegio lo que debió fue orientar a los estudiantes, diciéndoles que los monstruos no existen y que los muertos no salen.
Explicó que de lo que se trata es de un estado de sugestión en los niños, provocado por las oraciones de la directora, que en vez de orar lo que debió hacer fue tomar una posición neutral y dejarle el ese caso a la ciencia y orientarlos desde el punto de vista profesional.
«Los mitos siempre sobre monstruos y personas sin cabeza y la famosa ciguapa, son cíclicos de la vida social de cualquier cultura, y lo importante de este caso es cómo en el año 2010 todavía se toman las cosas en los mismos colegios, que en vez de tomar actitud neutrales o científicas, toman actitudes como esa», declaró Guerrero.